¡Advertencia: puede contener
spoilers!
Tras
pasar el ecuador de la temporada, parece que en estos tres capítulos la
historia se ha encarrilado hacia lo que parece el tronco principal de la trama.
Básicamente como evitar la aniquilación de toda vida inteligente conocida a
través de los viajes del Ángel Rojo. Y la deriva que está cogiendo me parece seductora,
no tanto por nuestro visitante del futuro, sino por la amenaza que pretende destruir
miles de planetas en la galaxia. Por lo que sabemos esta puede ser la
evolución de aquella sonda lanzada por Pike en Light and shadows (DIS, 2.07),
regresando tras pasar 500 años transformada en una especie de cefalópodo mecánico,
incluyendo algunos metales que no se encuentran en la tabla periódica, para
reenviarla al pasado con siniestros planes. Que empezaban por obtener la información que la Discovery había conseguido de la Esfera
en An Obol for Charon (DIS, 2.04) y transferírsela a Control, la inteligencia
artificial de la Sección 31, que también estaba infectada. Aunque no nos han explicado ni como, ni cuándo fue afectada (por los cadáveres de los almirantes al menos dos semanas antes). Podemos deducir que
controlar el pasado determinará los acontecimientos del futuro. O el viaje de
la sonda puede estar relacionado con neutralizar al Ángel Rojo.
Ángel Rojo
Este
no me parece tan interesante como nos quieren hacer ver. Sus acciones siempre
habían sido benévolas y la insistencia de la Sección 31 en lo contrario no me
intrigaban lo más mínima. Creía que tras la retorcida y desconfiada naturaleza de
la organización se ocultaba la voluntad de apoderarse de su tecnología. Ahora
sabemos que su enfermiza obsesión es porque ellos crearon al Ángel Rojo y querían
recuperarlo. Lo que sí quería conocer eran sus motivaciones, que desconocíamos
hasta que Spock nos ha mostrado en If
memory serves (DIS, 2.08) un futuro apocalíptico. Precisamente provocado
por las sondas cefalópodas mecánicas. Al descubrir su identidad se abren expectativas interesantes.
Talos IV
La
recreación de Talos IV y sus habitantes, incluida Vina, que había sido la
amante de Pike en The cage (ST, 0.01) por ahora me parece una de las mejores
historias de la temporada [junto a An Obol for Charon (DIS, 2.04)]. Su
recreación y las acciones que allí se hacen son muy respetuosas con el primer
episodio piloto de la clásica. Lo cual me sorprende cuando utilizan la Sección
31 de manera diferente a como había sido creada, tal y como comenté en Saints of imperfection (DIS, 2.05).
Los personajes
Y
aunque la trama parece haberse enderezado, tengo la sensación que la serie aun va
dando bandazos, y como ocurría con la primera temporada faltan momentos de
transición. Es como si quisieran tener una historia arco, pero manteniendo el desarrollo del capítulo
autoconclusivo típico de la saga. Eso hace extraños ciertos momento, como la
llegada de la almirante Cornwell como por arte de magia a la Discovery en Project Daedalus (DIS, 2.09). Pero
ya que la tenemos a bordo, me hubiera gustado que su llegada hubiera sido más
fluida, ver como Pike contacta con ella o que este dijera que esta les ayudaría antes de amotinarse o que se viera más claramente su lucha
contra entre la Flota y esta organización tan taimada por el control de las
acciones de la Federación. Y no
simplemente que apareciera como una más del “pequeño motín” sin dar más explicaciones de cómo llega hasta nuestros héroes. No es que no me
guste el personaje, solo que su presencia resta protagonismo a Pike, uno de los
mejores papeles que ha tenido la serie. ¿No podría haber sido este quien
decidiera detener a Control? Al fin y al cabo Tilly había descubierto el destino
de las transmisiones hacia la base de la sección 31. Ese simple acto le hubiera
empujado un poco más al protagonismo y sobre todo al centro de la trama. Parece
como si todos le mangoneasen y al final hacen lo que les da la gana sin tenerle en cuenta. Es como si
supiera que es un invitado que
está de paso y que no estará mucho tiempo, por lo que no impone su autoridad de
capitán.
En
la reseña de Saints of imperfection (DIS, 2.05) un lector del blog me
comentaba que no englobaba Discovery
dentro de la saga, ya que los personajes no encajaban dentro del esquema de la
utopía creada por Roddeberry. No viéndola como “evolución de la humanidad si no una serie de aventuras espaciales como
otras”. Y estoy en parte de acuerdo con él. Esta tiene ciertos defectos en su parte
argumental, ya que hay momentos que va avanzando a golpe de twitter: plantea situaciones
muy interesantes, pero no las desarrolla, como si solo tuviera 280 caracteres
cuando realmente tiene 14 capítulos y un montón de horas para contar bien la
historia. Pero donde más cojea es en sus personajes. Entiendo que la narrativa
actual es diferente a la de los años 60, e incluso entendería que los
tripulantes de esta nueva nave no tuvieran su inocencia. Simplemente es que estos
no están bien construidos. Burnham parece más una milenial que ha de replicar por cuanto se le dice. Han planteado a
alguien muy inteligente y sobre todo racional gracias a su educación vulcana.
Pero al final siempre se le rompe la coraza de la lógica, se deja llevar por
sus sentimientos desbordados que ha intentado contener, como cuando intenta por
todos los medios salvar a Airiam. Y esa humanidad no es mala, pero no encaja
con el perfil hierático que quieren darle.
Tilly
es una histérica que parece haber salido del instituto Bayside de Salvados por la Campana (Saved by the bell, 1989-93) al obligarla
a hacer un chiste sobre su torpeza cada vez que aparece en pantalla “intentando hacer ver” que es graciosa. Y
es terrible, ya que el personaje si no le obligaran a ridiculizarse tanto sería
muy interesante y entrañable, sobre todo en sus interacciones con el resto de
la tripulación o por su empeño en superarse a sí misma. A Stamets no termino de
creérmelo, aunque por ahora ya tiene un problema bastante importante con su pareja resucitada. Saru… ya veremos en que se convierte el kelpiano a partir de ahora, antes estaba dominado por
una personalidad pusilánime, ahora me parece interesante, como en su no-intervención en
la pelea entre Culber y Tyler/Voq. Sobre este humano/klingon simplemente es que no
entiendo que me quieren contar con él.
Curiosamente
Spock me gusta y sí le veo el oficial científico de la Enterprise que será
dentro de nueve años. Incluso me atrevo de decir que Ethan Peck es el actor que, para mí, está interpretando a este personaje. Que recordemos, nunca ha sido uno de mis
favoritos. Sí me parecía pretencioso que durante Project Daedalus (DIS, 2.09) Spock creyera que era el foco de las
intenciones del Ángel Rojo ¿Su lógica no le hacía darse cuenta que la primera
aparición de este fue para salvar a Burhnam? La verdad es que la disputa entre Burnham y Spock
bien puede parecer cosas de críos. ¿Quién no ha discutido con su hermano como
si fiera el fin del mundo y después se ha olvidado? Pero también hemos de
entender que de niños a veces nos tomamos las cosas más gravemente de lo que
realmente son y el no aclararlo puede generar que la herida no cicatrice y la
bola de nieve se convierte en un alud. Por otro Spock siempre ha luchado contra
su humanidad y sobre todo controlar sus sentimientos como parte de su leitmotiv del personaje y con este background de su juventud podemos entenderde un poco más. Lo divertido es
que los dos estaban equivocados. Burnham pensaba que los extremistas de la lógica les persiguieran por ella. Mientras que este pensaba que estos le odiaban por ser el hijo híbrido de Sarek. Sin darse cuenta que era su familia al
completo lo que estos querían erradicar.
Por
ahora los personajes no tienen el espíritu que conocemos bien y que posiblemente nos ilusionó
en su tiempo. Algunos tienen ciertos rasgos, pero falta terminarlos de moldear,
eso en el caso que los guionistas lo consigan. Y lo peor de todo es que creo
que es perfectamente posible desarrollar las historias que nos quieren contar
con el espíritu transgresor y al mismo tiempo optimista de la clásica.
No
voy a dejar pasar algo meramente anecdótico, pero que me hizo mucha ilusión
como fan. Y es que siempre me había preguntado la manera que tenían a bordo de
las naves estelares de limpiar sus estancias. Camarotes, pasillos,
laboratorios y resto de estancias siempre estaban impolutos y ordenados. ¿Era
tarea de los camisas rojas antes de bajar en un equipo de misión y no volver
jamás? ¿Se había llegado a un acuerdo con alguna raza obsesionada con el orden?
¿Había un grupo de elfos domésticos que se encargaban de ello? Y por fin en If memory serves (DIS, 2.08) nos
mostraron que eran pequeños robots flotantes que tras un estropicio, como una
pelea, se encargaban de volver a poner sillas y mesas en su sitio y recoger
todo aquello que se había desparramado por el suelo. ¡Yo quiero un par para mí casa!
Ll. C. H.
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