viernes, 29 de noviembre de 2013

USS White Wolf, 2a parte



Prosigue la historia de la nave estelar USS White Wolf, tras viajar 215 años antes de su era.

2.

            Diack Storekeeper colocó en su sitio la maqueta de la nave generacional Yonada en el estante situado detrás de la mesa de su despacho. Esta no parecía haberse dañado al precipitarse de la repisa, era una reproducción tan sólida como el asteroide que había preservado su civilización durante 10 000 años de viaje y como esta. Colocó a su lado la holofotografía de sus hermanos y sobrinos hecha en el último permiso y dejó el resto de la decoración de su despacho que se había desparramado por el suelo durante la batalla para recogerla más tarde. Luego se acomodó en su silla, frene a él estaba sentado el joven piloto que había manejado magistralmente el timón del White Wolf durante el combate, aunque ahora no estaba allí por ello. El capitán cogió el padd donde estaba el historial del alférez: su nombre era Patrick DeLorian, nacido 24 años antes en Ciudad Armstrong de la Luna, graduado en la Academia y era allí lo que a Storekeeper le interesaba, con recomendaciones en mecánica temporal avanzada. Era más: su primer destino había sido el Departamento de Investigación Temporal de la Federación, algo insólito en un recién graduado de la Academia de la Flota Estelar. Unas semanas antes había pedido el traslado a la zona de combate contra el dominion y aquella era la primera misión “real” del alférez DeLorian.
            – Relájese, esto no es un interrogatorio – le dijo para reducir la tensión que se notaba en el cuerpo del joven.
            – Sí señor – contestó irguiéndose un poco más si era posible.
            – ¿Por qué pidió el traslado a bordo de una nave de combate?
            – Quería defender a la Federación, capitán.
            – La Federación también necesita científicos y usted lo era. Y de los raros – indicó blandiendo el padd y luego puntualizó –. Investigación Temporal es un grupo muy pequeño y tan solo se aceptan a los mejores de una pequeña élite. ¿Por qué pidió el traslado?
            – Mi hermano murió en la masacre de Chin’toka, señor.
            – Yo estuve en Chin’toka, la primera vez con el White Wolf. ¿A bordo de que nave servía su hermano?
            – Del Hubble, señor.
            – No conocía a nadie del Hubble, pero sí de otras muchas – dicho lo cual Storekeeper cambió de tema –. ¿Cómo calculó dónde nos encontramos?
            – El teniente Wenok me ordenó triangular la posición a partir del centro de la galaxia, pero los datos daban un error de varios años luz con respecto a nuestra distancia real al cúmulo Anak. La galaxia tiene un movimiento relativo a medida que avanza junto al resto del universo. Y bueno, señor, uno siempre tiende a derivar hacia lo que uno mejor conoce.
            – ¿Sabe decirme que día exactamente?
            – El 15 de febrero del 2160.
            – ¿Hay algún margen de error en sus cálculos? – le preguntó Storekeeper frunciendo el ceño tras un prolongado silencio.
            – No señor. Los repetí muchas veces. Si quiere algún otro oficial podría...
            – No creo que a bordo haya nadie capacitado para hacerlo mejor que usted – le interrumpió Storekeeper –. Supongo que está familiarizado con los viajes en el tiempo, ¿verdad?
            – Siento tener que decirle esto señor, pero no estoy autorizado a contestar esa pregunta. Pero mi trabajo era más bien teórico, capitán – se apresuró a decir.
            – Lo comprendo; Primera Directriz Temporal. Hasta yo estoy sometida a ella. Pero hoy la teoría ha pasado a ser práctica, alférez DeLorian. Usted es el mayor experto a bordo de esta nave en la materia y será mi experto en este campo. Le ordeno que trabaje en la solución de nuestro problema: quiero volver a nuestro época sin alterar la línea temporal lo más mínimo y lo antes posible. Para ello tendrá todos los recursos disponibles a bordo de esta nave, tanto técnicos, como de su tripulación. Estamos solos en el mundo hostil de su siglo XXII, tan solo contamos con nuestra astucia y nuestros conocimientos. Empiece a pensar en la manera de volver a casa.
            – Sí señor. Así lo haré.
            – Bien, porque desde este momento el White Wolf y toda su tripulación quedan bajo la Primera Directriz Temporal – anunció solemne –. He convocado una reunión para coordinar las reparaciones con los oficiales de puente, usted asistirá a ella en calidad de experto.
            Pocos minutos después estaban en la sala de conferencias, alrededor de cuya mesa estaba su primera oficial la comandante Susana Izaguirre, la oficial de operaciones la teniente Amina Freya, el oficial táctico el teniente Wenok, y el consejero Farax que sustituía al doctor Subrok, que aún estaba atendiendo a los heridos. También se encontraba el comandante romulano Cronak. Lo primero que explicó fue la situación en la que se encontraban: la nave había viajado en el tiempo hasta el siglo XXII terrestre, poco antes de la creación de la Federación, por tanto estaban solos y no podían esperar ayuda de nadie en aquel tiempo. No dio más detalles e indicó que tras la reunión informaría al resto de la tripulación, aunque por el bien de todos lo que daría sería muy restringido. Luego cada uno informó de la situación de cada una de las secciones bajo su cargo.
            Izaguirre dado sus conocimientos de ingeniería estaba al cargo de volver a poner en funcionamiento los sistemas de propulsión. Freya, como oficial de operaciones haría lo propio con los sistemas auxiliares y el sellado del casco, mientras que Wenok se encargaría de los tácticos. La primera estimación de Izaguirre era desalentadora: sin el soporte exterior de un dique seco o una estación espacial las reparaciones podía durar entre cuatro a seis semanas, al tener que reparar la mayor parte de los componentes de los sistemas de la propulsión de curvatura, en muchos casos debían de ser sustituidos. Además había una grieta del casco que abarcaba dos cubiertas y tres secciones, que dejaba la integridad estructural seriamente mermada. También se habían perdido la mitad de las reservas de deuterium de a bordo, aunque había suficiente anti-materia y otros suministros. Los sistemas auxiliares tales como soporte de vida, los replicadores o el ordenador central necesitaban revisiones profundas, aunque no tardarían en estar en funcionamiento. Los sistemas tácticos también habían sufrido seriamente durante la batalla y los escudos tardarían bastante en estar de nuevo plenamente operativos mientras no fueran sustituidos muchos de sus emisores. Aun contaban con la mitad de los lanzatorpedos, aunque la reserva de estos era aun de las tres cuartas partes del total.
            Un capítulo más triste era la lista de bajas que ascendía a cincuenta y un muertos y desaparecidos. Y ciento tres heridos, la mayoría de quemaduras de plasma, intoxicaciones de gases, envenenamiento por radiación y traumatismos que podían tratarse con facilidad y pronto volverían a sus puestos. Aunque también habían heridas más grabes: amputaciones de miembros, quemaduras de plasma de primer grado y traumatismos internos por culpa de la descompresión que requerirían más tiempos de convalecencia.
            Además de Cronak habían sido transportados cincuenta y siete supervivientes romulanos, los cuales fueron ofrecidos para ayudar en las tareas de la nave. Para la reparación contaban con una veintena de ingenieros que habían quedado atrapados a bordo del Goraxus y que sin la intervención de la nave estelar hubieran muerto, entre los que se incluía el segundo ingeniero de a bordo. Aunque de los cincuenta, veinte aun tendrían que permanecer en las dependencias de la enfermería antes de incorporarse a las tareas de reparación. En la reunión se informó a Cronak que según los sensores por lo menos más de cuatrocientos de sus tripulantes habían podido salvarse a bordo de las cápsulas de escape.
            – Desconozco la política romulana con respecto a los viajes en el tiempo – le explicó Storekeeper cuando se quedaron a solas los dos oficiales después de despedir al resto de sus oficiales del puente –, pero esta nave está bajo una de nuestras normas más importantes y ustedes tendrán que acatarla. Si es necesario moriríamos para no interferir en la línea temporal y utilizaré todos los medios a mi alcance para impedir que nadie la altere.
            Aquella última frase iba dirigida hacia él y su tripulación, pensó Cronak. La cual era comprensible, aunque eso no dejó de irritarle: aquella prepotencia humana y de la Federación. Pero Storekeeper y el White Wolf le habían salvado, no solo a él, sino también a una gran parte de su tripulación, que a bordo de las cápsulas de escape hubiera sido aniquiladas sin piedad por el jem’hadar como otras tantas veces habían hecho.
            – En otro tiempo usted y yo estaríamos luchando en bandos enfrentados. En realidad en este  momento, no muy lejos de esas estrellas la Tierra y Romulus luchan en una guerra que cambiará la faz de la galaxia – dijo pensativo tras unos instantes de reflexión –. Que curiosa es la vida, ¿verdad?
            » La Flota Romulana tiene una norma parecida a sus Primera Directriz Temporal. Tras salvarnos la vida, además, somos sus invitados, por lo que acataremos sus órdenes en ese aspecto. ¿Cree que ese chico nos podrá sacar de aquí?
            – No lo dudo lo más mínimo. Yo soy cartógrafo, explorador de las estrellas, y en mi carrera nunca he tenido una experiencia temporal, aunque para otros oficiales de la Flota eso sea algo “normal”. Pero sé que en el Departamento de Investigación Temporal de la Federación solo están los mejores de esa materia. Si hay alguien que pueda hacerlo, es el alférez DeLorian.
            – No cree que es coincidencia tenerlo a bordo – comentó entonces Cronak dibujando una enigmática sonrisa en sus labios –. O tal vez era así como tenía que ocurrir.
            – Mi intención es que trabajemos juntos, como iguales en este asunto – retomó Storekeeper la conversación, sabía que tenía que estar atento a cualquier movimiento que pudieran hacer los romulanos, pero todos estaban metidos en el mismo barco y cualquier cosa que pudieran hacer también iba a afectarles a ellos. Por eso esperaba que en aquellas circunstancias dejaran a un lado sus maquinaciones de costumbre y trabajaran como un sólido equipo –. Los dos tenemos mucho que perder si alteramos la línea temporal: nuestra propia existencia y de la nuestros pueblos tal y como la conocemos. Y los dos queremos devolver a nuestras tripulaciones sanas y salvas a casa.
            – Así es – contestó el romulano sinceramente.
            – También tenemos otro problema. Los breen – indicó entonces Storekeeper –. He intentado ponerme en contacto con ellos, pero no responden. Los sensores indican que su nave está tan dañada como el White Wolf: no tienen energía principal y sus barquillas de curvatura sufren el mismo efecto de sobrecarga que las nuestras.
            – Así que también están varados en el espacio... e indefensos. ¿Qué le parecería una incursión sobre su nave?
            – Yo había pensado más bien en colaborar todos juntos – aclaró Storekeeper.
            – Disculpe pero... hacía diez años que era el comandante del Goraxus – se corrió el romulano –. Y hoy han muerto muchos buenos amigos por culpa de ellos. Además, desconocemos cual es la política temporal de los breen. En realidad desconocemos todo sobre lo breen. Aunque nosotros tenemos un lema: nunca des la espalda a un breen.
            – Igualmente quisiera intentar hablar con ellos.
            – El capitán del White Wolf es usted y acataré sus órdenes. Pero le aconsejo que les monitorice, aun nos superan tácticamente.
            – Es razonable, pero intentaré llegar a un acuerdo.
            Humo una pausa y entonces Cronak miró fijamente a Storekeeper. Su expresión era la de alguien que sabe que está a punto de traspasar un punto sin retorno.
            – Mi oficial táctico, el mayor Talvin es lo más cercano a un experto en temas breen. Le ofrezco toda la colaboración en ese campo. Usted quiere negociar: perfecto, pero hasta entonces esa nave breen es el enemigo.
            – Se lo agradezco – respondió Storekeeper –. Y acepto de buen grado la experiencia de su oficial táctico. Además mi propio oficial está demasiado ocupado reparando la nave para motorizar a los breen. Y de esa manera trabajaremos todos con un fin común.



            Empujada lentamente por los impulsores de maniobra el White Wolf empezó a virar y a encaramarse frente a frente con la nave breen. Mientras en su interior, ajeno a aquellos cambios, el capitán Storekeeper entró en el pequeño departamento de cartografía estelar. Como su nave había estado asignada en zona de guerra desde hacía casi dos años los departamentos científicos habían sido reducidos al mínimo, lo que incluía al propio oficial científico, cuando Storekeeper le encargó a DeLorian su misión le dio un lugar de trabajo adecuado: la sala de cartografía. Allí tenía acceso directo a todas las bases de datos de la nave, al ordenador principal y sobre todo podía trabajar alejado de la tripulación. Estaba situada en el centro del plato y era una bóveda holográfica que ocupaba tres cubiertas de alto donde podían mostrarse cualquier parte de la galaxia conocida.
            – Veo que ya se ha instalado – replicó Storekeeper al cerrarse las puertas detrás de él y avanzó por la pasarela hacia los controles de la sala. A este siempre le había gustado aquella sala en particular y aquel departamento, en el que había sido asignado a bordo del USS Adelphi, su primer destino tras salir de la Academia, donde se había especializado en astrofísica.
            – ¡Sí señor! – replicó DeLorian alzando la cabeza de la consola donde estaba trabajando, algo exaltado al no haber oído entrar a su capitán.

            – Me gustaría saber si necesita alguna cosa y por supuesto que me informe.
            – Claro, por supuesto señor. Pero no necesito nada, gracias – replicó DeLorian que se acercó a la consola y tras presionar los controles apareció en la gigantesca pantalla holográfica que les rodeaba la posición donde el White Wolf había atacado a las naves del dominion.
            » Lo primero que he hecho es averiguar porque estamos aquí. Tras un análisis he detectado que toda la nave está cargada de chronitones, es un elemento quántico que se encuentra en todo cuerpo trasladado en el tiempo. He deducido que lo que sucedió fue que al mismo tiempo que detonaban los torpedos de photones contra los jem’hadar, el White Wolf activaba el campo de distorsión espacial de curvatura. Estábamos muy cerca de la onda expansiva de la anti-materia y la inmensa energía desatada hizo que al curvar el espacio tiempo con nuestros motores, estos nos impulsaron hacia delante en el espacio. Nuestra trayectoria es rectilínea desde nuestra última posición a la actual, aunque centenares de años luz – dicho lo cual el sector 87437 del cuadrante Alfa donde estaban patrullando se encogió rápidamente, ampliando la porción de la galaxia hasta abarcar también el cuadrante Beta y marcar la posición donde se encontraban en aquel momento en el sector Kessik –. Y al mismo tiempo nos lanzaba hacia atrás en el tiempo. Lo que no he logrado encontrar es el catalizador...
            – Su trabajo me parece fascinante alférez – le interrumpió Storekeeper –. Pero creo prioritario la manera de salir de aquí. De este tiempo.
            – Bueno sí señor, claro. Pero es importante para...
            – Alférez. ¿Cómo podemos regresar a nuestro tiempo?
            – Claro capitán. Hay varias maneras de viajar: fenómenos o anomalías naturales y la más sencilla de todas: con un aparato... tecnología para viajar en el tiempo. Pero no lo tenemos así que queda descartado y las anomalías temporales mejor alejarse de ellas, son normalmente muy inestables y peligrosas. La otra es muy sencilla: la utilizó el capitán Kirk en varias ocasiones para viajar y regresar del siglo XX. Tan solo hemos de alcanzar un factor de curvatura muy cercano al diez y ayudarnos con la masa gravitacional de una estrella. Es como girar una esquina en el tiempo.
            – Kirk, no podía ser otro – mencionó Storekeeper sin ocultar su admiración –. No sabía que fuera tan... sencillo.
            – Por supuesto es información reservada. El capitán Kirk es una auténtica leyenda y una pesadilla en el Departamento de Investigación Temporal. Estudiamos sus 17 violaciones temporales en el primer capítulo de la Biblia del departamento. He de hacer los cálculos, tan solo espero estar a la altura del capitán Spock en esto.
            – Si he entendido bien, hemos de lograr que nuestros motores alcancen el máximo rendimiento para salir de esta. Y el problema es que están muy dañados e Izaguirre cree que solo se pueden reparar con ayuda de una estación espacial – indicó Storekeeper, casi pensando para sí mismo en voz alta.
            – Bueno, ese problema ya lo he resuelto, señor – lanzó DeLorian con una sonrisa de satisfacción ante la expresión de sorpresa de su capitán se la explicó. Presionó el tablero de control y en la pantalla holográfica aparecieron los sistemas cercanos a su posición y DeLorian señaló uno muy próximo –. No nos encontramos lejos del sistema Tecran, con su estación comercial administrada por tellarites. La suelen utilizar muchas razas: vulcanos, humans, kreetasans, incluso klingons. Allí podríamos pasar desapercibidos, el complejo tiene más de doscientos puertos de atraque...
            – Conozco la estación Tecran, alférez – le interrumpió Storekeeper pensativo, había temido aquel momento y ahora lo tenía delante. Por un instante la tensión le traicionó y las marcas de su piel se activaron mostrándose más tensas y oscuras –. Y no me gusta.
            – Se perfectamente lo que teme, capitán. Pero es nuestra mejor baza. Una oportunidad que no podemos desaprovechar para poder reparar el sistema de curvatura de la nave y así regresar a casa con seguridad. Si me lo permite le explicaré lo que había pensado: camuflar el White Wolf en una nave de origen ka'bu. Seguramente recordará el incidente de hace unos meses con el capitán Picard en el planeta Ba’ku y los son’a. Estos son los descendientes de los ka'bu (1) cuya civilización se aniquiló en una larga guerra civil. Pero en esta parte de la galaxia se les conocía como comerciantes y en este momento los supervivientes aún no se han refugiaron en la Parcela Espinosa. En estos años son casi una leyenda, pero los tellarites les acogerán, sobre todo si decimos que fuimos atacados por piratas naussicanos que asolan estos sectores. No sería difícil camuflar el White Wolf, señor, no hay registros de cómo eran las naves ka'bu y también hay la ventaja de...
            Capitán Storekeeper por favor, suba al puente – les interrumpió la voz del mayor Talvin por el comunicador, el oficial romulano que en aquel momento era responsable de vigilar a los breen.
            – Ahora voy – respondió este y se dirigió hacia DeLorian –. Por ahora me parece bien su razonamiento alférez. Haga los preparativos para camuflar la nave como si fuera del siglo XXII, coordine lo que necesite con la teniente Freya.
            Dicho lo cual Storekeeper salió en dirección al puente. Al entrar se encontró al oficial romulano de pie frente la silla el capitán, que era obvio que hasta ese momento había ocupado, como si del comandante de la nave se tratara. Extraña escena, pensó. En la pantalla la nave breen mostraba claramente que se movía lentamente.
            – Ordenó que le informara de cualquier cambio – indicó Talvin, en ese momento el comandante Cronak también entraba en el puente –. Se están alejando del alcance de nuestras armas.
            – ¿Qué más ha detectado con los sensores? – le preguntó Cronak.
            – Que se están centrando en reparar su sistema de propulsión – respondió Talvin tras mirar de soslayo a Storekeeper, sintiéndose incómodo al hablar abiertamente frente a los oficiales de la Federación –. Normalmente los breen pueden reparar sus naves con mucha más facilidad al usar tecnología orgánica que tiene sus cascos. Pero parece que en este momento no pueden usar esa ventaja, tal vez por culpa del viaje en el tiempo. No lo sé. Pero sí puedo asegurarles que con sus daños no podrán superar el factor cuatro, como mucho cinco de curvatura. Le pedí a uno de sus expertos, un tal alférez Tabor, que examinaran las lecturas y ha confirmado mis sospechas. Mientras que el arma disipadora parece inactiva, como si estuviera muerta.
            – ¿Cuánto tiempo calcula que tardarán en tener listos sus motores? – volvió a preguntar Cronak.
            – Doce horas – respondió Talvin con seguridad.
            – Comandante Izaguirre, ¿cuánto tiempo tardará en tener los motores operativos? – preguntó Storekeeper presionando el comunicador que llevaba al pecho.
            No menos de veinte horas y como mucho podremos alcanzar factor de curvatura cuatro – respondió de inmediato.
            – Izaguirre céntrese sobre todo en la propulsión de curvatura. Y reduzca ese tiempo.
            Haré lo que pueda – indicó la antigua jefe de ingeniería.
            – Sé lo que piensa al respecto, capitán – indicó Cronak a solas en el despacho de Storekeeper –. Pero he de indicarle que ahora estamos en una posición ventajosa. Podríamos enviar un grupo de asalto a la nave breen y tomarla. A bordo del White Wolf hay por lo menos 150 hombres y más de uno estará dispuesto a alistarse en esta misión. De los romulanos le aseguro que todos pedirán ir.
            – Eso no lo dudo comandante – replicó Storekeeper –. Pero la respuesta sigue siendo no. Así no actúa la Flota Estelar, ni en el siglo XXIV, ni en el XXII. Ahora quisiera discutir una cosa con usted, en privado.
            El romulano asintió con desgana y se sentó frente a Storekeeper, mientas este le explicaba la posibilidad de ir a la estación Tecran.
            Desde ese momento a bordo de las naves se inició una carrera para concluir las reparaciones antes que el adversario. Izaguirre se centró en re-equilibrar el reactor principal; los inyectores de deuterio y de anti-materia; así como re-alinear las barquillas de curvatura. A una de las cuales tenían que sustituirle la mitad de las bobinas dañadas por disparos durante la batalla, como tenían una altura equivalente a cuatro cubiertas, aquella maniobra solo se podía hacer con soporte externo. Aun así Izaguirre prometió tener velocidad de curvatura, aunque fuera limitada. Wenok por otro lado trabajaba incansable en la puesta a punto de la trinchera phaser del casco superior del plato. Así como configuraba de nuevo el control de tiro del White Wolf para no utilizar los torpedos a ciegas. Mientras que Freya se centraba en sellar el casco, al tiempo que un pequeño grupo de ingenieros había salido al exterior del casco para borrar todo símbolo de la Flota Estelar del casco y el nombre de la nave que delataría su origen terrestre.
            En cambio quien había bajado su ritmo de trabajo había sido el doctor Subrok. Que aunque su estirpe de vulcano hacía todo lo posible por ocultarlo, cuando Storekeeper pasó por su despacho le encontró agotado física y mentalmente. El vulcano le informó de la situación de los heridos: cinco de los cuales estaban muy graves. Especialmente el teniente Adislo que había salvado a la mayoría de su equipo al activar el escudo de fuerza manualmente, aunque a causa de aquella acción habría sufrido graves daños internos por la descompresión antes de que el campo de fuerza se activara.
            – Bueno doctor, se merece un descanso y una felicitación – le indicó Storekeeper, lo que provocó que Subrok alzara la ceja de forma interrogativo.
            – Solo he hecho mi trabajo, capitán. Salvar vidas – replicó impasible –. Además he tenido la ayuda de mi equipo y sobre todo de la doctora T’Shara. Un médico excelente.
            – Un cumplido si viene de usted, le aseguro que me lo tomaré en serio.
            – Está en su derecho.
            – Así lo haré. Y usted descanse, está agotado y es una orden de su comandante en jefe, así que cúmplala.
            – Después de la cena de esta noche. La doctora T’Shara me ha pedido que cene con ella y su esposo.
            – ¿Su esposo?
            – Así es, el comandante Cronak es su marido desde hace siete años. Creo que usted también está invitado.

Continuará…
Ll. C. H.


Nota de producción:
(1) Según la novelización de ST: Insurrection los habitantes de Ba'ku (y por tarto los son'a) descienden de una raza llamada ka'bu. Parece ser que los pacifistas que llegaron a la Parcela Espinosa invirtieron el nombre de su raza en un juego lingüístico.

            Este relato transcurre al final de la guerra contra el Dominion, aproximadamente entre los capítulos: The Changing Face of Evil (DS9, 7.20) & Tacking Into the Wind (DS9, 7.22) y por tanto contiene spoilers de la fase final de la serie.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

USS Cheyenne operations manual



Don W. Shanks editó en 1995 su ‘USS Cheyenne operations manual’, una auténtica joya en su género (y una inspiración especialmente para mí). Este libro nos detalla el desarrollo, las características y los sistemas internos de la clase Cheyenne, nave aparecida únicamente entre los restos de la batalla de Lobo 359 en The best of both worlds II (TNG, 4.01). Su estructura interna está claramente influenciada por el ST:TNG TM de Rich Sternback y Michael Okuda. De esa manera su distribución interna es muy similar, con la descripción general, seguida de la descripción de los sistemas de mando (el puente), ingeniería con su reactor, defensas, sistemas auxiliares, comunicaciones, transporte, vehículos externos, sensores y laboratorios, soporte para la tripulación como enfermería, la biblioteca y las operaciones de vuelo. Consiguiendo hacer un repaso al interior de la nave, mostrado una visión global de la clase y no solo el de una nave en concreto, como ST:TNG TM o el ST:DS9 TM de publicación posterior.


Cuenta con varias imágenes en 3D, que aunque oscuras y poco definidas, para el año de su publicación están muy logradas. También tiene los alzados de la nave, así como un corte transversal con las cubiertas y su distribución. Gráficos de navegación y la burbuja de curvatura, así como planos de algunas estancias de la nave: cabinas, el hangar, la biblioteca, ingeniería o el puente (el cual es el mismo diseño que el visto en la USS Enterprise-D). Además de varias placas conmemorativas de las naves de la clase. Ha destacar está la sala de cartografía estelar, muy similar a la vista en ST: Generations o los planos de la cubierta médica. Los planos de las cabinas tienen un aire a otro manual técnico, el Star Trek Mr. Scott’s guide to the Enterprise, mientras que otros dibujos (como el del puente o la enfermería) se asemejan más a lo visto en ST: TNG, lo que hace que esta nave tenga una visión de transición entre las dos eras.

También contiene las características de las lanzaderas y las cápsulas de escape más habituales, incluyendo la que se vio en el capítulo Emisary (DS9, 1.01) y que usaba Sisko para escapar del USS Saratoga, aquí llamada Azanti. Y entre otras de las interesantes aportaciones el libre tiene una lista con el nombre de las naves de la clase, año de construcción y destrucción, en el caso de algunas de ellas:

· USS Cheyenne NCC-50000; comisionado en el 2341
· USS Navajo NCC-50001; comisionado en el 2342
· USS Comanche NCC-50003; comisionado en el 2342
· USS Arapaho NCC-50011; comisionado en el 2342
· USS Kiowa NCC-50012; comisionado en el 2343
· USS Seminole NCC-50036; comisionado en el 2343
· USS Crow NCC-50101; comisionado en el 2343
· USS Pocahontas NCC-50200; comisionado en el 2343
· USS Crazy Horse NCC-50446; comisionado en el 2343 y destruida en el 3256
· USS Black Hawk NCC-50495; comisionado en el 2343
· USS Nathan Littlejohn NCC-50533; comisionado en el 2343
· USS Apache NCC-51821; comisionado en el 2344
· USS Shawnee NCC-51822; comisionado en el 2344
· USS Chickasaw NCC-52555; comisionado en el 2344
· USS Mohawk NCC-52696; comisionado en el 2344
· USS Iroquois NCC-52707; comisionado en el 2344
· USS Sioux NCC-52882; comisionado en el 2344
· USS Cayuse NCC-52996; comisionado en el 2345
· USS Choctaw NCC-53201; comisionado en el 2345 y destruida en el 2358
· USS Tarhe NCC-53236; comisionado en el 2345
· USS Delaware NCC-53941; comisionado en el 2345
· USS Tonkawa NCC-54083; comisionado en el 2345
· USS Mescalero NCC-54239; comisionado en el 2346
· USS Pawnee NCC-55366; comisionado en el 2346
· USS Cochise NCC-56520; comisionado en el 2346
· USS Genonimo NCC-56972; comisionado en el 2346
· USS Dakota NCC-58104; comisionado en el 2346
· USS Seneca NCC-59269; comisionado en el 2346
· USS Tomahawk NCC-60013; comisionado en el 2347
· USS Wounded Knee NCC-60014; comisionado en el 2347
· USS Cherokee NCC-62292; comisionado en el 2347
· USS Zuni NCC-64457; comisionado en el 2347
· USS William Bearclaw NCC-; comisionado en el 2348
· USS Mohican NCC-66679; comisionado en el 2348
· USS Red Cloud NCC-67703; comisionado en el 2348
· USS Quanah Parker NCC-71811; comisionado en el 2348
· USS Ahawahnne NCC-73620; comisionado en el 2348
· USS True Bear NCC-73753; comisionado en el 2348
· USS Lakota NCC73897-; comisionado en el 2349
· USS Chinook NCC-73922; comisionado en el 2349
· USS White Wolf NCC-74004; comisionado en el 2349


Esta lista contiene diversas inconsistencias con respecto a la información oficial de la serie, las más claras son la USS Lakota, que en el capítulo doble Homefront (DS9, 4.11) & Paradise lost (DS9, 4.12) como una nave de la clase Excelsior y el número de serie NCC-42768. La USS Crazy Horse se mencionaba en el capítulo Descent (TNG, 6.26) con el número de serie NCC-50446 y la ST: Encyclopedia esta nave, con ese número de serie, se mencionaba como de la clase Cheyenne. Pero al principio de The Pegasus (TNG, 7.12) aparece como de la clase Excelsior, cambio que se introdujo en la segunda edición de la enciclopedia, aunque se mantuvo el número de matrícula. Por otro lado esta lista de 41 nombre me parece algo exigua para una clase en servicio en la Flota Estelar cuyo número de naves que sirven en ella es de varios miles (claro que también puede ser que no esté completa). Y finalmente algunos números de serie, como el de la USS Quanah Parker con el NCC-71811, tendría que estar su alistamiento en la Flota más cerca del 2357, teniendo en cuenta que la USS Galaxy fue lanzada ese año y tiene el número de serie NX-70637, según se menciona en la página 17 el ST:TNG TM.


Es un libro interesante y muy cuidado que nos muestra una nave poco conocida, pero sí apreciada por los fans. A nivel personal es fue el segundo libro técnico que compré (después del ST:TNG TM) y al que tengo mucho aprecio. Su estructura y la información que tiene son en gran medida una inspiración para las fichas y manuales técnicos que he escrito, sobre todo en lo que se refiere a la manera de ilustrar gráficamente.

Además la clase Cheyenne tiene una configuración que me gusta mucho: el de las cuatro barquillas de curvatura, al igual que la clase Constellation. Y al contrario que otro modelos de “kitbash” aparecidos en The best of both worlds II (TNG, 4.01), su aspecto, aunque basado en piezas de la clase Galaxy, sí parece más original y no una nave que como Frankenstein está hecha a base de piezas de otras maquetas.

Ll. C. H.