Cerrando el
círculo
Si
habéis llegado hasta aquí, fieles lectores, os agradezco vuestra paciencia y os
pido disculpas por los errores y fallos en los que haya incurrido. Y sobre todo
espero que os haya gustado esta historia que he compartido con vosotros. Mi
intención era unir dos de los universos de ficción que más me apasionan y bueno
empecé a escribir esta historia hace mucho… mucho tiempo, así que ha ido
cambiando algunos elementos y sobre todo añadiendo otros, completando escenas y
conceptos. En ocasiones las ideas originales las escribí y fueron descartadas
por diversos motivos. Y quería compartirlas con vosotros en este post, así que
las incluyo más abajo, como si fuera un extra en la edición especial de una de
esas sagas preferidas. También pensé algunas tramas que no se incluyeron, la
que siempre he tenido ganas de escribir era un carrera, como en el episodio Drive (VOY, 7.03), en el que participara
la tripulación de la Voyager, la Enterprise-E, la Defiant, rebeldes, romulanos, klingons y otras razas. Al final la
idea hubiera roto el ritmo de los últimos capítulos y por eso no fue
desarrollada. Quién sabe si algún día me animo.
Como
alguna lectora ya me ha comentado, el relato está lleno de referencias y
pequeños homenajes. Estas referencias cruzadas las he escrito porque creo que es una
manera de profundizar más en los universos que tanto apreciamos y me permite
rescatar algunos elementos. Planetas o personajes que me gustaron o simplemente
por no inventarme algo que al recuperarlo puede enriquecer mi historia con una
referencia más. Su identificación es fácil, ya que los marqué con un link a su
página en Memory Alpha o Memory Beta, en el caso que estos
fueran originarios de los libros y cómics editados con licencia. Menos menciones
al universo de Star Wars en lo que se refiere a personajes, muy posiblemente
porque no suelen gustarme los desarrollos que tienen, quería que no fueran tan
planos como me parecen. Aun así la presencia del Emperador Palpatine, Darth Vader o el gran moff Tarkin creo
que se siente en toda la historia. También hay una referencia cruzada a otro relato anterior, publicado en el mismo blog, de manera que los personajes de Patrick DeLorean
y Tabor Laan, aparecidos en el capítulo 9 (tercera parte), eran los protagonistas de la historia del USS White Wolf.
Una
historia en la que he querido cerrar el círculo de lo que había transcurrido en
el universo de Star Trek una vez iniciado el relato. Este empieza entre el
episodio Extreme measures (DS9, 7.23)
y The dogs of war (DS9, 7.24) de Deep Space Nine, de manera que su
desenlace, así como las dos temporadas de Voyager
y la película de Nemesis transcurren
durante los hechos aquí narrados. He intentado que la mayoría de estos sucesos
en la línea temporal, conocida por todos, también ocurrieran aquí. De manera
que no es una mera coincidencia que el primer y último capítulos del relato: Los perros de la guerra y Lo que dejamos atrás tengan los
mismos nombres que el penúltimo y último episodio de DS9: The dogs of war (DS9, 7.24) y What
you leave behind (DS9, 7.25/26), respectivamente. Así Sisko recibe la
visita de los Profetas que le advierten
de la intención de Dukat de liberar
a los pah-wraith. De manera que toda la trama de Lepira y la
influencia de las criaturas del agujero de gusano hacia Vantorel, estaba ideada
para que el Emisario empezara su tarea, tal y como le dice Sarah a su hijo en la serie.
El
resto de personajes de DS9 tienen el mismo destino: Garak regresa por fin de su exilio a Cardassia Prime, Damar
muere en el ataque a la comandancia central y Odo regresa a la Gran Unión para curarla, entendiendo
que al ser más poderosos todos juntos, han logrado sobrevivir más tiempo
enfermos de lo que lo hacen en la serie. Desgraciadamente la invasión del Imperio impide que la líder del Dominion sea curada por Odo y
muere por culpa de la enfermedad
inoculada por la Sección 31. Mientras que Weyoun,
uno de mis villanos preferidos, logra sobrevivir al unirse a la Federación y
someterse a las órdenes de Odo, el único Fundador
conocido en los cuadrantes Alfa y Beta, haciendo realidad la visión del clon
que había tenido un fallo: Weyoun 6 que conocimos en Treachery, faith and the Great River (DS9, 7.06).
Los
sucesos de Star Trek Nemesis me
llevaron a construir toda la trama romulana del capítulo titulado El juego romulano. Shinzon,
como líder de los remanos se alía
con el Imperio contra sus antiguos amos y obviamente necesita a Picard para
sobrevivir. Tal vez la vicefalia del Imperio Romulano entre el Senado y el Comité Continuo queda algo extraña, en su momento me pareció la
manera de crear bandos entre los líderes romulanos.
Mientras que la inclusión a los unificadores además lograba hilvanar un puente
con Spock, que lo último que
sabíamos de él era que estaba con sus primos. Según el guión de Nemesis la doctora Crusher era destinada
al departamento médico, así que en esta historia recogemos ese pequeño detalle.
Y claro está, Data no muere heroicamente, pero como su conciencia era
transferida a B-4 y realmente no
moría, tampoco importa. La incorporación de su hermano fue una de las últimas
modificaciones a la historia durante el proceso de publicación del relato, pero
me pareció interesante mencionarle y que esté en poder de un genio que puede
educarlo como si hubiera sido el propio Data.
Finalmente
con la tecnología de hiperespacio
permite a nuestro Reginald Barclay
poder ir en busca de la Voyager, sirviéndome como base la
trama del episodio Pathfinder (VOY,
6.10) y su obsesión de la nave perdida. De esa manera el regreso de Janeway y
su tripulación se adelanta un año a la serie, justo este los episodios de Unimatrix Zero II (VOY, 7.01) e Imperfection (VOY, 7.02). Mientras que
en su subsiguiente viaje y tras el acuerdo descrito con los hirogen podemos confirmar que los
sucesos narrados en Flesh and blood (VOY,
7.09/10). Sí quise ascender a Kim, porque tras 6 años siendo oficial de puente
y haber muerto varias veces, se lo merecía. Y todos los chavales borg aún
permanecen a bordo de la nave. Como Seven vive, es de suponer que lo ocurrido
en Imperfection (VOY, 7.02) también
ha sucedió al mismo tiempo que este relato.
Si
he de nombrar a algún personaje cuya evolución estoy más satisfecho sería Lwaxana Troi, con el que he disfrutado
mostrándola como alguien duro y pragmático y creo que no desvirtúa lo visto en
la serie, sino que hace al personaje con matices más interesante. También he
disfrutado con la historia de Nueva Fabrina, con la que quería mostrar lo que habría sucedido en un planeta de
la Federación invadido. Para desarrollar a los fabrini, que vimos en Fort he
world is hollow and I have touched the sky (ST, 3.10), uno de los capítulos
que más me gustan de la clásica, he usado información de la novela Ex Machina, de Christopher L. Bennett. Además les he dotado de unas marcas
en la piel, al estilo trill, para
diferenciarles un poco del resto de razas humanoides de la clásica y las
imágenes del planeta son reutilizaciones de un mundo visto en la película Jupiter ascending (2015), para el que se
habían basado en Bilbao.
Las
imágenes que han acompañado el relato están para amenizar la dureza del texto y
ubicar al lector en la escena que desarrollaba. Espero que os hayan gustado. Las
utilicé como apoyo, y en ocasiones usando otros universos. Solo pido vuestra
indulgencia.
Pendiente
queda relatar la historia de una nave estelar que inicie la resistencia contra
el Imperio sin estar en contacto con el Operativo Omega. La idea está sembrada
en el relato y algún día me gustaría completar los sucesos a bordo del USS Zhukov,
que ha sido mencionada en varias veces. Pero por ahora lo próximo que publicaré
es el relato del USS Spirit, la nave
que la princesa Leia menciona en el capítulo 9 (segunda parte) y que fue
escrita con la idea de mostrar lo que pasaría (bajo mi punto de vista) si una
nave de la Federación hubiera llegado a la galaxia del universo de Star Wars.
Después publicaré una serie de por lo menos cuatro relatos bajo el título del
“Jedi perdido”, donde encontraremos algunos personajes del Crossover Star Trek – Star Wars,
como Zahn, el almirante Vantorel y el capitán Valorum, entre otros.
Espero
que os haya gustado. Y sobre todo, no dudéis en hacerme llegar vuestros
comentarios.
Escenas extras.
· El Imperio Galáctico conoce a la Federación y al resto de potencias,
hace años que el ubictorado la
estudia, que les observa y prepara una invasión. ¿Pero cómo la conocieron?
Corre el año 2366 (la tercera temporada de The Next Generation) y una vieja
nave de la Armada Imperial, el
transporte Aclat ha sufrido un accedente en su hiperpropulsor, que le
lanza a una velocidad vertiginosa a millones de años luz de distancia. A una
galaxia lejana. En el capítulo 3 (primera parte) se menciona que el USS Coventry envió una imagen de una nave no identificada durante el proceso de
primer contacto.
Sector
73621
Diario de a bordo. (USS Coventry NCC-21160/18644)
Fecha Estelar: 43832.3 (2366; 3ª tem. TNG)
Ha llegado la etapa final de la
última misión de la Coventry, en la que junto al USS Yamaguchi hemos participado en la instalación de una
colonia en Beta Yioin III. Ahora solo queda el viaje hacia al depósito naval Z-15 de Qualor II, donde mi
nave será decomisionada, permaneciendo allí hasta que se decida su desguace. No
teníamos prisa, así que alargamos nuestra estancia una semana antes de partir,
la verdad es que me entristece cambiar.
He sido su capitán durante los
últimos ocho años y esta veterana Miranda me ha dado muchos gratos
recuerdos. Sé que la USS Bellerophon es una buena nave y más
grande, pero creo que no será como en la Coventry, aunque por suerte conservaré a casi toda
mi oficialidad. El ascenso a capitán de mi número uno me alegra, y aunque el USS Buran sea pequeña, yo también
empecé por una nave modesta y ahora me cuesta dejarla atrás. Por otro lado el
comandante Mayer es muy capaz de ser mi primer oficial a bordo de la Bellerophon.
Los alféreces Uota, Damian Tell y
Laura Domínguez han sido ascendidos a teniente por méritos.
Final de anotación.
La
capitana Gwynyth Woronicz se acomodó en su sillón y miró a su alrededor. Hacía
ocho años que se sentaba en aquel despacho, donde había pasado muchos buenos
ratos, como las largas conversaciones con Sarah después de cenar. Claro que su
cabina había sido testigo de otros mejores momentos. Para su última misión se
había retirado la mayoría de los equipos de la Coventry, así como la tripulación no esencial, para su misión de
colonización. Lo que había dado más espacio para colonos y sobre todo para la
cantidad de suministros que un asentamiento de cinco mil grazerites necesitaba. Aquellas semanas se le habían hecho más
cortas y menos tristes al trabajar codo con codo con aquella pacífica y
educada, sencillos granjeros que con canciones animaban la construcción de sus
casas y de las zonas comunes de su nuevo hogar.
–
Capitán, le necesitamos en el puente
– le interrumpió la voz de su primer oficial.
–
Ahora voy – replicó levantándose, salió al pasillo y desde allí entró en el
puente.
»
¿Qué sucede, número uno? – preguntó Woronicz al cruzar la puerta.
–
Hemos detectado una nave en nuestra ruta – explicó este.
–
¿Algún problema? – preguntó sentándose en la silla de mando.
–
No responde a nuestras llamadas, capitán.
–
¿Estamos en alcance visual?
–
Acabamos de entrar – respondió este pasando la imagen a la pantalla. Su aspecto era extraño y Woronicz no recordaba haberlo visto nunca. Era triangular, con un
casco macizo y en la popa se alzaba una de torre de mando. Ciertamente
imponente –. No aparece en ningún archivo. No está catalogada.
–
Parece que esta misión se ha puesto interesante por momentos – dijo la capitana
con una media sonrisa –. Envíe un mensaje a la Flota. Hemos encontrado una nave
desconocida y procedemos a realizar un primer contacto. Adjunte la lectura de los sensores. ¿Está armada?
–
Sí. Detectamos por lo menos una treintena de puntos de fuego – informó
Mayer desde la consola científica.
–
Será mejor no ponerles nerviosos – dijo la capitana –. Pero estén preparados.
»
Abra todas las frecuencias – ordenó con seguridad –. Aquí la capitana Gwynyth
Woronicz, de la nave estelar Coventry
de la Federación Unida de Planetas,
a nave de origen desconocido. Nuestras intenciones sin pacíficas. Somos
exploradores en busca de nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones.
Contesten por favor.
–
Nada capitán – dijo su primer oficial tras unos segundos de espera.
–
Continuemos acercándonos y repita el mensaje – ordenó Woronicz sin apartar la
vista de la pantalla central. Según sus cálculos esa nave medía unos 754 metros
de largo, por 460 de ancho en su parte más alargada. Intentaba buscar algo que
la hiciera recordar alguna otra, pero no había nada. Por su configuración debía
de ser poderosa: tenía unos grandes motores que a su juicio ocupaban gran parte
del interior del casco. No detectaba barquillas,
ni una tecnología equivalente a la curvatura,
por lo menos no en la configuración que ella conocía. Tampoco tenía el aspecto
de las naves cúbicas del borg, detectadas un año antes por la Enterprise-D
cerca del sistema J-25 y que tanta
alarma habían causado.
–
Nos estamos acercando – informó el teniente Domínguez desde la posición del piloto.
–
Velocidad de impulso. Pónganos a treinta mil kilómetros – ordenó Woronicz
pensando en el radio de acción de transportador.
La
pequeña nave de la clase Miranda
desaceleró de más allá de la velocidad de la luz y despacio se acercó frontalmente
hacia aquella extraña nave.
–
Recibimos contestación… – indicó Mayer –. El traductor universal está
procesando. No está en sus bancos de memoria. Tardará un poco, señora.
–
Bien. Ya es algo.
–
¡Están activando las armas y alzando escudos! – gritó entonces el número uno.
–
¡Alerta roja, estaciones de batalla! – reaccionó Woronicz viendo como desde
aquella nave empezaban a disparar contra la Coventry.
En
aquel momento el ordenador acababa de traducir el mensaje: Destructor del Imperio Galáctico
Aclat a nave desconocida. Prepárense
para ser abordados en nombre del Emperador Palpatine y el Nuevo Orden.
· La Lokonor y su capitán son presentados en el capítulo 6 (tercera parte), con su nave
recién reparada tras los daños sufridos durante la invasión. Escribí una escena
para explicar las circunstancias del ataque sufrido, aunque ya con la idea es
este apartado de Extras. Como la escena está situada en el primer capítulo, que
estaba escrito específicamente desde el punto de vista del universo de Star
Trek, era imposible mostrar lo sucedido a la Lokonor.
Romulus
La
pequeña flota salió del hiperespacio al borde del sistema. Estaba formada por
dos cruceros Strike, cuatro fragatas de asalto y otra nave de forma redonda
de mil novecientos metros de diámetro. Inmediatamente después las naves se
desplegaron alrededor de la esfera que se detuvo.
–
Comunique al Conqueror que estamos en
posición – indicó el almirante Griff desde el puente de la Armored, la única de las seis esferas de torpedos que tenía el Imperio
desplegada en aquella operación en los Nuevos Territorios.
–
El Gran Almirante Gorden le saluda e indica que permanezca en la posición
actual a la espera de órdenes, señor – le respondió poco después el oficial de
guardia.
Griff
asintió y se quedó observando en silencio la pantalla de situación donde se
mostraba el desarrollo de la batalla por el corazón del Imperio Romulano y por lo que parecía habían llegado demasiado
pronto. Aun así la batalla ya parecía estar decidida: las fuerzas romulanas
habían sido apartadas de la órbita de Romulus
y estaban siendo arrinconándolas entre Remus
y la mole del superdestructor. Pero
no solo allí se combatía, todo el grupo de batalla de Gorden estaba desplegado
por el sistema y daba caza a todas las naves que intentaban salir de él.
Cargueros, lanzaderas o naves de la armada romulana eran perseguidas por
pequeños grupos de caza, formados por una nave armada con cañones de iones y otras más pequeñas, que acababan, ya indefensas,
con ellas. Mientras que fuerzas autóctonas remanas se habían unido también a la batalla en contra de sus antiguos amos.
–
Una nave camuflada se aproxima a nuestro sector a toda velocidad – informó el
oficial de guardia –. Es un pájaro de guerra, clase D'deridex.
–
Que la Lokonor, lo intercepte –
ordenó Griff.
Segundos
después una de las fragatas rompía la formación en el flanco de la esfera de
torpedos. El D'deridex aceleró al
salir del pozo gravitacional y entró en la velocidad de curvatura justo cuando los cañones iónicos del Lokonor abrían fuego sobre la posición de la nave oculta
atravesando el vacío del espacio.
Aun
así el oficial al mando de la fragata no se desesperó, informó a la Armored que iniciaba la persecución de
la nave romulana. Cuando Griff lo autorizó, el capitán Banzar ordenó a su
navegante que trazara un rumbo de interceptación, mientras el responsable de astrogración iniciaba los cálculos para
un salto para colocarse en medio de la trayectoria del pájaro de guerra.
Aquel
día la misión de su nave estaba clasificada como nave de escolta y piquete, lo
que significaba que tenía que impedir que cualquier nave pudiera escapar del
bloqueo. Si esta lograba alcanzar la velocidad de curvatura, la Lokonor saltaría al hiperespacio dentro del rumbo en que los sensores subespaciales, más un mayor alcance y resolución, marcaban la ruta de la
nave perseguida. Volverían al espacio normal y obligarían a esta a desacelerar
para cazarla. Los cálculos del salto fueron repasados tanto por el ordenador de
a bordo, como por una unidad astrométrica R1 modificada especialmente para aquella operación.
–
Todo está preparado – informó el oficial ejecutivo y Banzar asintió. Segundos
después el espacio normal que veía a través de los ventanales se convirtió en
un remolino de colores. Apenas unos instantes después las estrellas volvían a
aparecer frente a los ojos de Banzar.
–
¿Hay señales de la nave que perseguimos?
–
Acaba de entrar en nuestros sensores – indicó el oficial artillero.
–
Disparen cuando estén listos.
En
las pantallas tácticas la nave romulana se acercaba con gran rapidez y cuando
se encontraba en el radio de medio año luz, desde la Lokonor dispararon una andanada de pequeños proyectiles isolíticos que se dispersaron en abanico. Segundos
después detonaban distorsionando el subespacio en una gran área. Cualquier nave
que en aquel momento estuviera viajando a velocidad de curvatura saldría
irremediablemente al espacio real. Como así sucedió.
El
T’met
estaba al mando del subcomandante Almak
y su tripulación pertenecía al Tal Shiar,
veterana de peligrosas misiones, como el intento de captura del prototipo de la
clase Prometheus de la Flota Estelar y de otros combates contra el jem’hadar y los klingons. Cuando fue obligado a salir del subespacio este se acomodó
en su sillón de mando y observó con detenimiento la nave que tenía delante. Era
más pequeña que su D'deridex, aun así
tenía una impresionante poder de fuego con sus cincuenta puestos de artillería
que sus sensores detectaban.
Almak
ordenó acelerar y envestir a su enemigo mientras abría fuego con sus cañones disruptores y disparaba los torpedos de plasma a discreción. Los
primeros impactos alcanzaron a la Lokonor,
aunque esta no dudó en devolver aquel fuego desesperado con todas las baterías turbolásers y los cañones de
iones de que disponía mientras realizaba maniobras de evasión para escapar de
la envestida. Alcanzado de lleno por las descargas de iones, los escudos de la
nave de Almak se desplomaron y su reactor y la mayoría de los sistemas se
fundieron. Aun así el impulso que había tomado el pájaro de guerra no cesó y el
Lokonor no pudo evitar la colisión.
El ala curva que abrazaba la barquilla de curvatura alcanzó de lleno toda la superestructura inferior de proa de
la fragata imperial, mientras que la parte inferior del casco de mando se llevó
por delante el alerón dorsal inferior y con él uno de sus motores. El tremendo
impacto lanzó por los aires a la tripulación de ambas naves, mientras que las
consolas estallaban, los mamparos cedían y las alarmas de colisión resonaban
por pasillos y salas.
Impulsados
por la inercia las dos naves heridas se alejaron. Los disparos anteriores al
choque también habían dañado a los dos adversarios, aun así la suerte había
sido echada.
–
¡Informe de daños! – gritó Banzar al incorporarse del suelo.
–
Múltiples daños en todos los sistemas, hemos perdido la aleta dorsal inferior y
sus motores. El reactor principal ha activado la parada automática y estamos
tan solo con la energía auxiliar – informó su primer oficial –. Tenemos una
grieta en el casco en las cubiertas ocho a diez en babor. No tenemos escudos ni
potencia de ninguna clase en babor.
–
¿Y los romulanos?
–
Recibieron impactos directos de iones y turboláser, están varados en el
espacio, sin energía – contestó su oficial de armamento.
–
¿Funcionan los turbolásers de estribor?
–
Solo con la energía de reserva. Cuatro disparos por batería.
–
¿Podemos maniobrar?
–
Solo con los impulsores de posición.
–
¡Hágalo! Que todas las armas apunten a ese bastardo.
Lentamente
la Lokonor viró en un lento giro de
ciento ochenta grados para colocarse en posición de disparo con sus baterías
turboláser de estribor, aun intactas. A bordo del D'deridex, en el que apenas quedaba energía para el soporte vital
Almak observaba en el puente como su enemigo giraba para darle el tiro de
gracia a través de una pantalla teñida por las interferencia. Uno de los
disparos de iones había alcanzado de lleno al reactor principal y habían estado
a un segundo de que se produjera una reacción incontrolada. Pero eso ya no
importaba. Todo había transcurrido como el oficial del tal’shiar tenía
previsto. A bordo solo había una tripulación mínima y voluntaria.
Aquella
maniobra de persecución y caza utilizando proyectiles que distorsionaban del
subespacio ya había sido observada en otros lugares y Almak contaba con que
ahora se repitiera. Como así había sido. Viajando junto al T’met se encontraba el Soterus bajo el mando del comandante Suran, las dos naves habían
atravesado el bloqueo imperial muy juntas, por lo que estos habrían detectado
su firma de taquiones, enviado una nave para interceptarles. Pero la Soterus se había desviado justo después
de sobrepasar el piquete enemigo, mientras que la T’met habían seguido la misma trayectoria. Poco después las armas
isolyticas les habían hecho salir del subespacio para caer frente a la Lokonor. Ahora el Comité Continuo estaba a salvo. Y lo que era más importante y en lo
que pensaba Almak mientras miraba a sus burlados enemigos: sus hijos habían
sido evacuados de Romulus el día anterior con su madre. Estaban a salvo y eso
era lo único que le importaba. Aun pensaba en ellos cuando por fin la nave de
Banzar se colocó en la posición idónea para disparar, aunque este no podía oír
como el comandante romulano reía a carcajadas, pensando en quien reía el
último, reía mejor. Banzar observaba como el D'deridex romulano se desintegraba y pensaba en los valerosa y
estúpida que había sido su tripulación, que había estado a punto de enviar al
infierno con su desesperada envestida. Aunque en el fondo, Banzar seguramente
hubiera hecho lo mismo.
En
el mismo instante en que Almak moría, la Armored
se acercaba a Romulus y se colocaba en órbita. Poco después abría fuego con sus
quinientos tubos de torpedos de protones
contra el escudo que protegía el planeta. Cuando este hubo cedido y acompañado
por un buen número de naves imperiales, empezó un devastador bombardeo sobre
las ciudades y los pueblos de Romulus.
El
día en que Almak había hecho su jugada maestra, millones de seres perdieron la
vida. Muchos otros la perderían en los siguientes meses.
Al
final del relato Banzar se rendiría
y desertaría a las fuerzas de la Alianza para Restaurar la República. Aun así
el texto original indicaba que el capitán de la Flota Estelar que hablaba en su
nombre en el juicio, claramente amañado, era nuestro andoriano Deilog del USS Lagranje. Pero para la liberación
de Bolarus en el capítulo 11 (primera parte) pensé en
usar un personaje que ya hubiera aparecido antes, así que finalmente el
defensor de Banzar fue el capitán Grumby,
del USS Minnow. Esta nave y su comandante
aparece en los okudagramas de Conspiracy (TNG,
1.25). En la escena final original Deilog hablaban del futuro y se insinuaba
que el andoriano había empezado una relación con T’Mira. Recordemos que Banzar ya había degustado la gastronomía española.
–
Aunque he pedido el traslado a un puesto permanente en Vulcano.
–
Vulcano, no le veo en un mundo tan cálido – respondió Banzar, que conocía bien
aquella galaxia y su historia.
–
Todo planeta tiene sus encantos. ¿Y usted que hará al regresar a su galaxia?
–
He sabido que Bakura, mi planeta natal, ya no forma parte del Imperio y ha
firmado un acuerdo con la Alianza. Enviaré a mi familia un mensaje
informándoles que ahora soy también soy oficial de la Nueva República y en
cuanto mis nuevas obligaciones me dejen, iré a visitarles.
–
¿Se arrepiente de haber desertado?
–
No – respondió rotundo Banzar –. Tal vez de no haberlo hecho antes. Pero en la
vida todo tiene su momento.
–
¿Le gustaría cenar esta noche conmigo? – le preguntó Deilog.
–
Será un placer capitán. En mi anterior estancia conocí un restaurante Segovia.
Era excelente. ¿Le gusta la comida terrestre?
–
La comida de los pieles rosas siempre me pareció muy peculiar.
· Wesley
Crusher tiene un pequeño, pero significativo papel en la historia y pretendía
escribir más sobre él. Finalmente no fue posible, aunque quería poner una
escena que explicara quién era Sarah Albert. Esta era prima de Joshua Albert, amigo de Wesley en el escuadrón Nova de la Academia, en cuyo accidente murió y que
sus compañeros intentaron ocultar, encabezados por Locarno, sucesos acaecidos en The first duty (TNG, 5.19). Pretendía ser parte de un romance entre los dos, pero no
hubo espacio para incluirlo, ya que rompería la dinámica de los últimos capítulos.
USS
Pretorian
–
¡Pero yo dije la verdad! – replicó Wes.
–
¿Y crees que eso te hace mejor? – replicó Sarah Albert –. Joshua confiaba en ti. En sus cartas siempre hablaba de ti, Wesley.
Decía lo fantástico que eras, lo que sabías, te envidiaba por lo que habían
vivido a bordo de la Enterprise.
Deseaba ser como tú. Eras su ídolo. Pero no le ayudaste. Mentiste. Sabes que si
hubieras dicho que no, el nunca habría participado en ese vuelo y ahora
seguiría vivo. Era tú deber ayudarle, como amigo y no… Te hubiera seguido hasta
el infierno y sabías que Joshua se ponía nervioso durante esos vuelos. Deberías
haberlo protegido.
–
Lo siento – dijo Wes bajando la mirada avergonzado.
–
Eso no me devolverá a mi primo. Decía que si nos conociéramos nos llevaríamos
bien. Pero ahora no puedo ni siquiera mirarte.
· Tras
la visión con los Profetas, Vantorel viaja a Bajor, pero no lo incorporé
finalmente a la historia porque no encajaba en el carácter del almirante.
Bajor
Dos
seres se transportaron frente la entrada del monasterio de Tozhat al anochecer. El más alto llamó a la puerta,
la cual enseguida fue abierta por un joven monje.
–
Casi es la hora del toque de queda, pasen, pasen – dijo este casi sin prestar
atención a los viajeros, que suponían se habían perdido y buscaban refugio. Era
invierno en aquellas latitudes y los dos individuos llevaban capas con capuchas
que impedía verle la cara, pero en monasterio estaba abierto a todos los
viajeros, era la costumbre de Tozhat y siempre había sido así y siempre lo
sería.
Pasaron
al interior y tras cerrar la puerta el monje, ahora ya con luz se giró hacia
estos. Lo primero que vio fue el rostro de un ser al que jamás había visto:
tenía la piel rojiza, y una máscara que le tapaba la boca y los ojos.
–
Quisiera ver a la vedek Alhana – dijo el segundo individuo: un humano con orejas puntiagudas, como
pudo ver al quitarse la capucha. El joven monje le reconoció y todo su cuerpo
se estremeció.
Sin
poder decir nada se alejó corriendo. Al poco apareció la vedek Alhana, mucho
más serena que su sobrino que solo había podido decir: “¡Está aquí, está aquí!”. Los dos se saludaron con una reverencia y
la vedek le indicó que pasara a una pequeña habitación, donde meses atrás había
esperado Kira. Fan Dok se quedó en
la puerta.
–
¿A que debo esta visita? – le preguntó Alhana con tranquilidad.
–
Es complicado de explicar – empezó a decir su invitado quitándose la capa y
mostrando su uniforme imperial, con un blaster
al cinto –. Quisiera consejo.
–
Pensaba que kai Winn...
–
No es sobre Bajor, bueno sí.
Necesito preguntarle una cosa.
–
Prosiga almirante.
–
Usted es una de las personas más respetadas, por su conocimiento sobre los Profetas.
–
Exagera.
–
Necesito saber... – Vantorel se puso en pie, estaba nervioso, ¿había hecho bien
al venir? Había sido un impulso, no... Él no solía cometer impulsos –. Los
Profetas... suelen hablar a...
–
Los Profetas hablan a otras criaturas no bajoranas. No olvide que el propio Emisario es de la Tierra, humano. Sabemos que un ferengi visitó el Templo Celestial y
sus habitantes cambiaron su naturaleza.
–
¿Qué relación tienen los Profetas con Bajor?
–
Los Profetas son de Bajor, almirante. Ellos han creado esta sociedad a través
de sus enseñanzas, son nuestros dioses, les rezamos y esperamos que un día nos
dejen entrar en el Templo Celestial.
–
Los Orbes, ¿qué son?
–
Algunos dicen que son las lágrimas de los Profetas. Yo pienso que son sus
mensajeros, a través de los cuales nos comunicamos con ellos y ellos con
nosotros. Cada uno tiene cualidades diferentes. A través de ellos podemos
hablar con los Profetas.
· Escena
alternativa del primer encuentro entre Picard y Zahn. La lógica de no llevar
inmediatamente a Zahn a Laredo hizo cambiar esta escena, otros muchos detalles
han cambiado: el momento del retorno de la Voyager, o las razas congregadas. Sí se mantuvo la
similitud entre Yavin 4 (el planeta azul alrededor del gigante gaseoso
anaranjado) con la base de Laredo. Una de las cosas que me hubiera gustado inlcuir
en el relato y desarrollar está aquí: Pulaski como capitán de la Inhotep.
USS
Enterprise-E
El
observatorio estaba en silencio, tan solo se oía de fondo el rumor constante de
los motores. Picard dejó el padd que había estado leyendo sobre la mesa y se
levantó dirigiéndose pensativo hacia los ventanales.
Observó
el espacio que se extendía frente a su vista. Aquel era un lugar hermoso,
pensó. La superficie verdosa de aquella luna de clase M destacaba de la gigante
gaseosa rojiza que se alzaba encima suyo. No lejos de la Enterprise se encontraban numerosas naves. La más cercana era la Defiant que acababa de llegar de una
misión. Algo más lejos estaba la Europe
y a su lado el Jupiter y más allá la Pretorian. A la derecha estaba la
estructura del dique seco y en su interior se encontraba la recién llegada de
los confines del espacio, la Voyager.
Otras naves de la Flota que habían podido escapar y reunirse eran el Wounded Knee, la Pathfinder, el Hood o la Inhotep, y la nave hospital de la clase Intrepid capitaneada por su vieja jefe
médico la ahora capitana Katherine Pulaski se encontraba en la superficie del planeta.
Allí se había alzado una ciudad repleta de refugiados, construida a base de
tiendas y casas prefabricadas. Cerca de veinte mil almas llegadas de todos los
rincones de la galaxia se habían ocultado allí, a salvo de la represión y la
muerte. Pero no estaban solos allí, también había naves klingons, romulanas,
cardassianas, ferengi, incluso alguna breen. Y aquel tan solo era uno de muchos
otros lugares donde habían podido huir otros miles de seres, refugios
distantes, escondidos entre las estrellas, esperando. Y con ellos otras naves,
no muchas, pero sí suficientes para…
La
pregunta era para qué. Aunque tal vez el hombre que había llegado con la Defiant podía traer la respuesta a esa
cuestión.
La
puerta del observatorio se abrió y tras esta entró su número uno. Riker se
detuvo junto a la puerta e indicó al hombre que venía detrás que pasara. Era un
hombre alto, de unos treinta años. Tenía las facciones juveniles, si no fuera
por la cicatriz que le atravesaba toda la mejilla derecha, la cual le daba un
aire de agresividad. Vestía una chaqueta negra, con el cuello alto, muy
parecida a la que llevaban los oficiales del Imperio. Y la mano derecha la
llevaba tapada con un guante también negro.
–
Capitán Picard. Es un placer – le dijo alargándole la mano enguatada para
estrechársela. Picard la miró un instante y le devolvió el saludo –. Una nave
magnífica.
–
Gracias, comandante…
–
Zahn, capitán.
–
Siéntese – le indicó Picard señalándole una de las sillas. Este asintió y se
sentó. Tras lo cual Riker abandonó la sala, dejándoles solos.
–
El capitán Sisko me ha informado que usted pertenece a una facción opositora al
Imperio – empezó Picard a la defensiva.
–
Comprendo los recelos que puedo suscitarle, capitán. En realidad procedo de la
misma galaxia que sus actuales enemigos y no sabe a ciencia cierta si es verdad
lo que digo o es una trampa – explicó Zahn –. Pero intentaré aclararle a quien
represento.
»
Soy un oficial, al igual que usted, de la Alianza Rebelde.
Ll. C. H.
Dedicado
a vosotros, lectores…