El
pasado 13 de mayo se cumplió el décimo aniversario de la emisión de These are the voyages… (ENT, 4.22), el
capítulo final de lo que es hasta ahora la última serie de tv de Star Trek.
Desde entonces atravesamos un largo desierto, solo aliviado por las dos
películas de la reimaginación de J.J. Abrams. Enterprise representaba un giro en la
exposición del universo retomado en 1987 con The Next Generation, que se desarrollada un siglo después que las aventuras de la serie clásica de los años 60, y que derivó en los spin-off
de Deep Space Nine y Voyager, junto a cuatro películas
propias. Es posible que el siglo XXIV ya hubiera dado todo de sí o que los
guionistas no supieran continuar con su desarrollo, así que en busca de un
planteamiento diferente, esta vez basaron la nueva serie en una precuela,
situado la acción un siglo antes de la era de la clásica, 10 años antes de la
creación de la Federación. Lo cual planteaba varios retos.
A nivel visual la nueva serie
tenía que ser menos sofisticada y más arcaica que sus predecesoras, por motivos
obvios: se desarrollaba en una era menos avanzada tecnológicamente. Y en ese
sentido el resultado, para mí, me parece adecuado. La presentación de la Enterprise, los uniformes, el equipo
personal, sobre todo el del doctor Phlox usando animales y técnicas que podrían
clasificarse como de alquimia, ofrecen un aspecto retro y creíble. Gracias a
que los efectos visuales ya eran todos generados por ordenador y por tanto más
baratos, se pudo hacer realidad la idea original de Roddenberry de la
utilización de lanzaderas para el descenso a los planetas (y que su elevado
coste llevan a la creación del transportador). También se recuperan algunos
conceptos no usados, como los anillos de curvatura utilizados por los vulcanos
y que derivaban de uno de los bocetos originales de Matt Jefferies de la serie
clásica. Tampoco se reusaron pocas modelos de naves creadas para las series
anteriores y se crearon muchas naves originales para la serie. Cabe destacar el
zángano romulado en Babel One (ENT,
4.12), original del capítulo The fight
(VOY, 5.19) o la reutilización de la misma naves para xindis y tallarites.
Así el resultado final es adecuado al crear una estética propia de esta época.
A nivel
argumental,
las cosas son algo diferentes. El pretexto de la serie es describirnos los
viajes de la primera nave en alcanzar el factor de curvatura 5, (1) como desencadenante de la creación
de la Federación gracias al buen hacer del capitán Archer. De esta manera el
inicio de la misma se sitúa en el 2151, unos 5 años antes de la guerra entre Romulus y la Tierra que se había descrito en Balance of terror (ST, 1.08), el cual
estuvo a punto de llevar a ambas potencias a la aniquilación mutua. Aun así nos
presentan una Tierra que está en los primeros pasos de la exploración del espacio
profundo y la colonización de manos de los vulcanos, con los que contactaron
por primera vez en 88 años antes.
Pero
el resultado cojea al mostrarnos una Flota Estelar demasiado primitiva e
inmadura. Apenas se mencionan asentamientos y planetas colonizados: Alfa
Centauri en Fortunate Son (ENT,
1.10), Vega en Broken Bow (ENT,
01.01/02) y Terra Nova, que no había sido visitada desde que llegaron los
primeros colonos en el 2078 como se indica en Terra Nova (ENT, 1.06). Lo que significa que ninguna nave estelar
se ha internado 20 años luz en los últimos 73 años. Y aunque sea un viaje largo
a baja velocidad ¿no se ha organizado ninguna expedición de rescate o para
descubrir que había ocurrido? Para mí es inexplicable. En Two days and two nights (ENT, 1.25) se dice claramente que la Enterprise es la nave más alejada de la
Tierra al llegar a Risa, situada a 90 años luz de la Tierra. A penar se mencionan
o aparecen otras naves estelares, e incluso tripulantes experimentados. Se
supone que el alférez Mayweather es quien más lejos ha viajado de la
tripulación y eso fue a bordo del carguero de su familia. Dando a entender que
los transportes civiles viajan por la galaxia apenas sin protección por parte
de las autoridades terrestres, a merced de piratas y otras potencias hostiles. Siendo
por tanto estos los que más se han internado en la Vía Láctea, cuando lo normal
es que la exploración sea soportado por los gobiernos civiles. Y aunque la
premisa que las ansias de explorar e internarse en la galaxia de la Tierra
están frenadas por los vulcanos me parece muy interesante, me resulta poco
creíble.
Realmente
el problema es cómo nos presentan la Tierra: que parece que pocas naves hayan
salido del sistema solar y con tecnología arcaica, casi pusilánime, teniéndose
en cuenta que han de convertirse en el futuro motor de la Federación. No
olvidemos que en apenas 5 años desde el inicio de la serie plantará cara a lo
que se supone es una gran superpotencia de la galaxia como es el Imperio
Romulano (tienen sistemas de ocultación, generadores holográficos y son capaces
de controlar una nave a distancia a muchos años luz), que lleva años
expandiéndose. A medida que avanza la serie la situación mejora algo, aun así
resulta extraño que la NX-02 aún se esté construyendo en The Expance (ENT, 2.26) al principio de la tercera temporada. La posible
explicación es mostrada en la trilogía de la crisis de Babel en Babel One (ENT, 4.12), United (ENT, 4.13) y The aenar (ENT, 4.14), donde vemos que
tanto vulcanos, andorianos como tellaritas se unen a la Tierra para luchar
contra una seríe de incursiones romulanas. ¿Preludio de lo que sucederá durante
la guerra? Sí queda claro que como los humanos no tienen ningún conflicto con
estas razas, estos son los que hacen de aglutinador ante una amenaza externa
como son los romulanos para crear a la Federación.
Lo
que sí es muy interesante la recuperación de algunas de las razas de la
clásica, casi un tabú en las anteriores series, donde apenas tenían referencias
a estas. Especialmente los vulcanos, que en esta serie crean su propia
iconografía: son arrogantes hasta ser irritantes, tanto por tener una avanzada tecnología
y experiencia, como por sus superiores capacidades físicas de sus cuerpos que
la de los humanos (reflejo por otro lado de personalidad del Spock de la clásica). Otra raza recuperada y que merecía haberse
explorada más es la especie guerrera de los andorianos, sobre todo gracias a la
presencia de Jeffrey Combs como Shran (el inolvidable Brunt y Weyound en DS9). Otras
apariciones interesantes son a de los tholianos, los gorn o los orion, sobre
todo en la cuarta temporada, mientras que los klingons, aunque no se prodigan
en la serie, mayoría de sus apariciones son interesantes.
A nivel
narrativo,
la serie sufrió diversas fases: la primera y segunda temporada sigue la
dinámica de capítulo autoconclusivo que habían tenido sus predecesoras. Contaba
con algunas líneas argumentales como la línea temporal o la tensión entre
vulcanos y andorianos, que se abordaban como episodios individuales con cierta
continuidad. El resultado es una colección de capítulos en general flojos,
donde se nota que los productores no sabían muy bien por donde querían ir o a
donde querían llegar. Seguían la dinámica que les había ido bien 14 años antes
con The Next Generation y que se
había copiado en Voyager, pero que en
el 2002 ya empezaba a quedar desfasada en una serie de ciencia ficción, sobre
todo con un universo tan extenso y complejo. Para animar las historias incluso
en el capítulo Regeneration (ENT,
2.23) resucitaron a los borg y en Acquisition
(ENT, 1.19) aparecieron los ferengis. Eso no impide que haya buenos
capítulos e historias interesantes, o anecdóticas como el origen de la Aleta
Roja que nos muestran en Singularity (ENT,
2.09).
Pero
era evidente que algo tenía que cambiar y en la tercera temporada crearon una
trama que se alargara a lo largo de la misma: la Tierra era amenazada por los
xindi, que querían aniquilar a la humanidad y la Enterprise de Archer tenía que impedirlo. Y aunque empezó algo
floja con varios capítulos antoconclusivos, poco a poco fue incrementándose el
interés y la tensión, permitiendo desarrollar bien la historia de los xindi y a
sus personajes, incluyendo a los tripulantes de la Enterprise que estaban sometidos a una tensión más que
considerable: en sus manos estaba depositado el futuro como raza. Convirtiéndose,
posiblemente, en la temporada más redonda de todas las series de Star Trek. Tal
vez el final fuera algo abrupto y extraño, que además coincidió con un cliffhanger con la cuarta temporada que
pretendía terminar el arco argumental de la Guerra Temporal. Siempre me dio la
sensación que los productores no sabían muy bien qué hacer con él y al final se
decidieron por concluirlo en una historia que no tiene mucho que ver con lo
visto hasta entonces con él.
Para
la cuarta temporada al timón ya no se encontraban Rick Berman y Branon Braga y
se nota. Manny Coto, que había escrito diversos capítulos de la tercera, se
convirtió en productor ejecutivo. A lo largo de esta, la última carga de Enterprise, las historias se desarrollan
con capítulos dobles y triples, lo que permite, como había ocurrido el año anterior,
desarrollar mejor a los personajes y las tramas. Además se nota por fin que
quien manda se ha visto la serie clásica, y las referencias a esta son
constantes y tan bien conseguidas que uno se pregunta: ¿por qué no se había
hecho antes? No digo que fueran constantes, pero su resultado es tan magnífico
que me hace sentir su falta en el resto de series. Como ejemplo solo mencionaré
dos de estas referencias: los organianos en Observer
effect (ENT, 4.11) y la sublime interrelación de los sucesos del capítulo The tholian web (ST, 3.09) con el
capítulo doble de In a mirror, darkly
(ENT, 4.18/19). Simplemente faltaba voluntad de hacerlo o que Berman se
hubiera visto la clásica.
Los personajes en su
desarrollo se acercan mucho a la serie de la clásica, The Next Generation y Voyager:
centrados sobre todo en tres: Archer, T’pol y Tucker (como había ocurrido con
Kirk, Spock y McCoy, Picard, Data y Worf y Seven, el Doctor y Janeway,
respectivamente). El resto al final solo son apenas comparsas, alejándose de la
coralidad de protagonistas (tanto principales, como secundarios) que había sido
Deep Space Nine. Esto representa que
al final se cuenten historias muy similares o que se desperdicien personajes
que podrían haber sido interesantes. Incluyendo los rumores que dicen que Reed
podría haber sido el primer personaje gay de Star Trek. Pero al final los
sucesores de la transgresora serie creada por Gene Roddenberry en los años
sesenta, con un ruso en el puente en plena Guerra Fría y sobre todo una mujer
negra en un puesto de responsabilidad y que protagonizó el primer beso
interracial de la televisión, se quedó en solo un rumor.
Su
abrupto final sobrevino al dividirse el canal UPN donde se emitía la serie, y
la CBS que tiene los derechos de emisión de Star Trek para televisión y no
tanto por las audiencias. De esa manera se anunció la anulación de la serie muy
poco antes del inicio del rodaje de These
are the voyages… (ENT, 4.22), lo que explica que este sea un capítulo tan
nefasto (esa es mi opinión) e incoherente, mezclando además el episodio de The Pegasus (TNG, 7.12) que no tiene
mucho que ver con lo acaecido en el siglo XXII. Como conclusión Star Trek:
Enterprise es una serie irregular, pero que se merecía una quinta temporada
(posiblemente más), gracias sobre todo a las dos últimas que solo se pueden
clasificar de excelentes. Y sobre todo tener un final más digno del que tuvo.
Ll. C. H.
Notas de
producción:
(1) En cuestión de
velocidades la clásica tendría un límite de 7/8 como se indica en In a mirror, darkly II (ENT, 4.19) y la
era de TNG en velocidades cercanas al factor 10.
Puede que tengas razon en el motivo por el que el ultimo episodio es tan malo, la division entre UPN y CBS fue cruda, pero no creo sinceranmente que fuera el motivo principal. En mi opinion, Bergman, que jamas entendio TOS quiso pagarse a si mismo y a su ego, de hay que metiese TNG en el capitulo final, no solo no venia a cuento, el simple hecho de que todo fuera una historia en la "Holocubierta" del ENT-D es un sintoma de como sentian ST Bergman y la gente que habia estado al mando de la franquicia durante muchos años ( salvando a Many Cotto )... para ellos ST siempre fue TNG, no entendian ni aceptaban TOS y por eso siempre cojearon de un pie ( la denostacion de DS9 y la linealidad de VOY lo demuestran ) y pretendieron crear una serie pre-TOS sin contar con TOS, les daba igual simplemente, por eso metieron Borgs en la trama sin necesidad, metieron la pata con la continuidad en cosas muy basicas ( se puede entender que no todo encaje, pero es que eran cosas de perogruyo) y los personajes del puente eran comparsas quitando a 3, es una pena, pero fue una buena idea dilapidada por el ego de unos pocos.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo contigo. Y la verdad es una lástima. Ahora que se ha anunciado una nueva serie se Star Trek para la televisión. A ver que pasa.
EliminarUn fuerte saludo.