martes, 17 de septiembre de 2024

Enterprise 2a temporada (2)

· Future tense (ENT, 2.16)
Es el mejor capítulo de la trama de la Guerra Fría Temporal, y el menor presuntuoso de todos. Con la acción bien dosificada, y con la tensión creciendo a medida que la historia avanza. En realidad, es independiente por sí mismo. La Enterprise se encuentra con una cápsula en el espacio, que parece haber sufrido un accidente. Desde ese momento empezarán a ser perseguidos por los suliban y los tholianos (con su primera aparición cronológica), mientras descubren que el piloto tiene el ADN de una docena de especies diferentes, incluido el humano y el vulcano, por lo que este y su nave solo pueden proceder del futuro. En una de las primeras versiones, la nave iba a ser la USS Defiant, procedente de The tholian web (ST, 3.09), pero se consideró poco práctico por razones de la historia (al saber demasiado del futuro), y de producción. La idea se rescataría en In a mirror, darkly (ENT, 4.18/19), también escrito por Mike Sussman. El final también era diferente, con el piloto de la nave apareciendo en el puente, y reclamando esta, y su propio cadáver. Quien, además, informaría a Archer de varios detalles de la Guerra Fría Temporal y del papel de los tholianos en esta. Aunque considero que el más misterioso final del episodio es una mejor resolución. Ya que ¿por qué anunciar cosas sobre el futuro si normalmente se evita hablar de él para no comprometerlo? Admitido por el propio Sussman, que la cápsula fuera más grande por dentro, que, por fuera, es un homenaje a la TARDIS del Doctor Who. Por desgracia, esta tecnología no ha tenido continuidad tras el viaje al siglo XXXII de la USS Discovery.
«Me pregunto si ellos [La Dirección Científica Vulcana] creerán que humanos y vulcanos estarán... ¿intercambiando cromosomas algún día?»
«Es más probable que crean en los viajes en el tiempo»
Archer & T’Pol
 
· Judgment (ENT, 2.19)
El tratamiento de los klingons en la serie me parece algo errático: al principio Archer les ayuda, para luego liarla parda, terminando por ser sometido a un juicio por estos. Imagino que era necesario para aumentar la tensión entre potencias, tal y como la vimos en la presentación de estos enemigos en Errand of mercy (ST, 1.27). Pero lo interesante de este episodio, no solo se encuentra en la gran cantidad de referencias a las entregas anteriores de la saga (la trama no es muy original: al ser prácticamente igual que ST VI: The undiscovered country), si no en cómo se describe la sociedad klingon y la síntesis de la historia se encuentra en la descripción del guion del personaje de Kolos: “Es un veterano del sistema judicial, y descubriremos que durante las últimas décadas ha sido testigo de la degeneración gradual de la sociedad en una cultura guerrera brutal”. Explicando así, de alguna manera, la decadencia que podía intuirse a lo largo del desarrollo del Imperio Klingon desde The Next Generation (incluyendo la sexta película), con la dinámica de acentuar la “casta guerrera” sobre cualquier otra ocupación, “descuidando las enseñanzas de Kahless y fabricando victorias sangrientas en aras de la gloria personal”, como explica el propio Kolos, el gran J.G. Hertzler, que ya interpretó a otro gran guerrero: el general Martok en Deep Space Nine. Siendo realmente interesante que se explique esto después de mostrarnos a los klingons a través de los dos siglos posteriores.
«Mi padre era maestro. Mi madre, bióloga de la universidad. Ellos me alentaron a estudiar leyes. Ahora lo único que los jóvenes quieren hacer es tomar las armas tan pronto como pueden sostenerlas. Se les dice que hay honor en la victoria, sea la que sea. ¿Qué honor hay en una victoria sobre un oponente más débil? (…) Éramos una gran sociedad, no hace tanto de eso. Cuando se ganaba el honor con la integridad y el coraje, no en derramamientos de sangre sin sentido»
Kolos
 
· Horizon (ENT, 2.20)
Podríamos decir que es un capítulo de familiares, como Family (TNG, 4.02), Family business (DS9, 3.23) o Life fine (VOY, 6.24), en este caso de nuestro piloto, en un personaje que me parece bastante interesante y muy desaprovechado. Sobre todo, porque le hicieron demasiado lánguido, y al final no supieron qué hacer con él. Aquí tenemos una tormentosa relación con su hermano, el cual le reprocha que dejara la nave para unirse a la Flota Estelar. Y aunque esta rivalidad me parece muy forzada, aquí se podría atribuir más a una desaprobación por dejar el negocio familiar, que a una desconfianza natural hacia la Flota. Por lo demás, la historia es básicamente muy similar a Fortunate son (ENT, 1.10) en que la nave de carga Horizon es perseguida por unos corsarios, aun así, es un episodio entretenido. Demostrando la peligrosa vida de los cargueros espaciales.
«Si quieres ser un capitán efectivo, tienes que dejar tus sentimientos personales aparte. Escucha lo que otras personas tienen que decir»
«¿Más palabras sabias de la Flota Estelar?»
«No… de tu padre»
Travis & Paul Mayweather
 
· The breach (ENT, 2.21)
Enfrentarse a los prejuicios, los odios y la desconfianza no es fácil. Aquí nos presentan la situación de un herido que no quiere ser atendido por Phlox, ya que los denobulanos son enemigos jurados de su pueblo. Pero el doctor es uno de los personajes más bondadosos de la saga, con la mente más abierta ante otras culturas, ávido de conocimiento, y sin ningún recelo tan arraigado en muchas especies, por lo que, con su paciencia, y su buen hacer, logrará romper la reticencia de su paciente. Abordando también las difíciles relaciones que a veces pueden tenerse entre padre e hijo. La dirección de Robert Duncan McNeill, nuestro querido Paris de la Voyager, nos permite aproximarnos de una manera objetiva a este enquistado conflicto, del que podemos encontrar decenas, si no más, ejemplos en nuestro tiempo. La trama sigue la estela de Let that be your last battlefield (ST, 3.15), aunque esta vez la razón y el respecto vencen ese odio ancestral que tenían Bele y Lokai. Y es una manera de demostrar el poder que tiene la ciencia-ficción a la hora de plantear situaciones éticas y morales. Es una manera de explorar la historia denobulana, y las interacciones de la familia de nuestro médico. La historia B se centra en el rescate de unos espeleólogos bastante despreocupados.
«He intentado tratarte con respeto, pero me niego a escuchar estos insultos. Tú eres la razón por la que no hemos podido dejar atrás el pasado. Has mantenido vivo este odio. Ningún denobulano querría estar en la misma habitación que tú»
Phlox a Hudak
 
· Regeneration (ENT, 2.23)
Esta es una aproximación interesante al borg, y que, en general, no contradice al canon por sí misma. El principio en el ártico recuerda a The Thing (La Cosa, John Carpenter, 1982), para desarrollarse en una emocionante persecución espacial. Podríamos decir que es el prólogo sobre las futuras historias del Colectivo, y como indica el mismo Archer «Me parece que solo hemos pospuesto la invasión, ¿hasta qué… el siglo XXIV?». La actitud de este me recuerda al de la temporada 3, decidido e implacable, más taciturno y preocupado, y menos inocente como los capítulos anteriores. La historia es bastante coral: con el doctor Phox infectado con las nanosondas, T’Pol siendo la voz de la razón, Reed desarrollando nuevas armas, y Sato preocupándose por sus compañeros. Es el mejor ejemplo de que al final de esta temporada se empezaba a cambiar el noto de la narración hacia unas historias más oscuras. Personalmente, me sobra el comentario de Cochrane borracho explicando los verdaderos acontecimientos detrás de ST: First Contact. Ya que la preocupación de Archer se podría haber justificado de otra manera (solo con la habilidad de modificar el transporte ártico o la asimilación de los tarkaleanos capaces de desarrollar escudos personales, ya es suficiente como para inquietar a cualquiera). Siendo interesante que se cree una paradoja de predestinación, con el envío del mensaje al cuadrante Delta que tardará 200 años en llegar, precisamente el tiempo que transcurre hasta la primera incursión en The Neutral Zone (TNG, 1.26), a la que seguirá, algunos años después, la Batalla del Sector 001, y la destrucción de la esfera donde viajaban los drones encontrados en el ártico. Aunque Braga se había jurado a sí mismo que no haría ningún episodio de borgs en Enterprise, sintió que la idea propuesta por Sussman era demasiado buena para dejarla pasar. Aun así, algunos miembros del equipo de producción no estaban muy entusiasmados. Según John Eaves: “Todos en el departamento de arte… comenzamos a leer el pequeño avance y jadeamos de horror casi al mismo tiempo: ¡¡Los Borg!!”. Y es que, siendo un capítulo entretenido, posiblemente de los mejores de la temporada, ciertamente, creo que es algo innecesario dentro de la cronología borg.
«Hay 29 formas de vida en ese transporte. Es lógico asumir que todas están infectadas. Sería muy peligroso subirlos a bordo. Debería reconsiderarlo»
«¿Insinúa que no vayamos tras esa nave?»
«Estoy diciendo que la destruyamos»
T’Pol & Archer
 
· The Expanse (ENT, 2.26)
Desde Broken Bow (ENT, 1.01/02) las audiencias de la serie habían ido decayendo cada vez más, y era necesario un revulsivo para remontar el interés del espectador. Pero más que eso, este sería el inicio de la posiblemente sea la mejor temporada de todas las series de Star Trek. Por lo menos en mi opinión. El argumento era extremadamente simple, pero efectivo: la Tierra es atacada y la tripulación de la Enterprise ha de evitar la destrucción de la humanidad. Cuya información de quién y porque había enviado el arma (los xindi, ya que han sido advertidos que la humanidad será la causante de su aniquilación en el futuro) la proporciona la misteriosa figura del futuro que controlaba a los sulibanes. Siendo además su última aparición. Cuando le crearon, ni Berman, ni Braga tenían idea de quién podía ser, y circulan docenas de teorías de su origen. Braga también comentó que tenían la idea de que fuera el propio Jonathan Archer procedente de un futuro terrible, que habría sido conservado, de alguna manera, por los sulibans. Algo bastante descabellado, la verdad. Hasta la que mencionó Manny Coto en el 2009: “probablemente iba a ser un romulano” y que habría estado vinculado a la Guerra Romulana, tratando de “instigar cosas” en el pasado. Nunca lo sabremos. Lo que está claro es que es la primera vez que la Guerra Fría Temporal se concreta en un peligro verdadero para la trama. Y que hasta ahora se había utilizado como un mero MacGuffin dentro de otras aventuras, y que aquí se convierte en algo tangible: alguien ha manipulado a los xindi y estos quieren destruir la Tierra. “Había algo genial acerca de las posibilidades de una especie de situación bélica estancada que existió en el tiempo” explicó Berman sobre la Guerra Fría Temporal. Desde ese momento la historia se vuelve más adulta, ya no solo es explorar, sino que hay un objetivo concreto: evitar la amenaza que se cierne sobre la humanidad. Y eso lo representa la muerte de la hermana de Tucker, dándole a este personaje una dimensión más profunda, y que se irá desarrollando a lo largo de los siguientes capítulos. La historia no deja de ser un preámbulo, que simplemente nos presentan los peligros de la expansión Delphica, el escenario de la venidera temporada. Y para dar algo de acción, ponen punto y final al, para mí, innecesario y contradictorio, arco argumental de Duras. Y es que, además de presentarnos un personaje bastante patético, que el Imperio Klingon quisiera apresar a Archer no llegaba a ningún lugar. Además, se contradecía con el buen resultado de su primera misión diplomática al devolver a Klaang a Qo’noS. Da la sensación que querían iniciar las hostilidades entre la futura Federación y los klingon, pero que el ataque xindi, por suerte, se interpuso en su camino.
«Estoy impaciente por entre allí. Por encontrar a los que hicieron esto. Dígame que no vamos a ir de puntillas, nada de esas tonterías de interferencias con que T’Pol nos atenaza. Tal vez sea bueno que se vaya»
«Haremos lo que tengamos que hacer. Cueste lo que cueste»
Tucker & Archer
  
Otros capítulos interesantes
· The Seventh (ENT, 2.07)
Indagamos en el pasado de T’Pol, quien es la miembro de la tripulación más mayor. Recordando cuando fue agente de seguridad antes de entrar en el departamento científico, y debía de apresar a varios antiguos agentes encubiertos vulcanos, que se habían rebelado contra sus órdenes. Algo realmente inaudito en su forma de pensar tan estructurada y rígida. Uno de ellos logró escapar y ahora vuelve a tener la oportunidad de capturarlo. La historia empieza con el posible dilema de como rehabilitar a un agente infiltrado, a quien se le ha ordenado que mintiera sobre quién es, y hacer todo tipo de cosas que van en contra de su ética. Para tornarse una retrospectiva de T’Pol, aquí obsesionada con su misión, y atormentada por sus remordimientos. Y es que nunca habíamos visto a los vulcanos siendo tan humanos. Y aunque de alguna manera desvirtúa lo que conocíamos, me parece muy interesante ver como estos evolucionan a la hora de controlar sus emociones. También podemos ver la amistad que se ha forjado entre Archer y su oficial científico, y es divertido ver a Tucker superado por los acontecimientos al sustituir a su capitán frente a los vulcanos.
«Su misión es devolverle a Vulcano, no saber si es inocente o culpable»
Archer a T’Pol
 
· Singularity (ENT, 2.09)
La tripulación empieza a obsesionarse con nimiedades mientras estudian un agujero negro, dejando a T’Pol como única cuerda de la oficialidad. Una historia entretenida, de esas corales que me gustan de esta serie. Si estuviéramos en Voyager podríamos decir que es el capítulo de la anomalía espacial de la semana, aquí es interesante desarrollar episodios que tienen la típica impronta de la saga. Y como suele suceder, suerte de ese protagonista singular que arregla la situación, como fueron Spock en la clásica, Data en The Next Generation, el Doctor o Seven en Voyager, o Burnham en Discovery (capaz de solucionar cualquier cosa para lograr la admiración incondicional de su tripulación).
«Cuando navegábamos por el campo de meteoros, su alerta táctica se disparó»
«Lo sé, señor. Ya he desactivado los nuevos protocolos»
«No debería. Hizo activarse las armas cuando fue necesario. Si no tiene usted objeción, quisiera hacerlo procedimiento estándar»
Archer & Reed
 
· Dawn (ENT, 2.13)
Esta es la misma historia que The enemy (TNG, 3.07), en el que dos seres antagonistas han de colaborar para sobrevivir (pero sin romulanos). Que no es más que la revisión de la película Enemigo mío (1985) dirigida por Wolfgang Petersen e interpretada por Dennis Quaid y Louis Gossett Jr, donde un humano y un alienígena que están luchando en una guerra, quedan varados en un planeta hostil. A su vez es la misma historia de Infierno en el Pacífico (1968) dirigida por John Boorman, con Lee Marvin y Toshirō Mifune, con dos soldados varados en una isla del Pacífico durante la 2ª Guerra Mundial. Es una historia universal, que, aunque repetida en múltiples ocasiones, no deja de tener validez. Pero es que ya nos han contado demasiadas veces.
«Por eso elegimos esta vida, ¿no? Ver cosas que nunca habíamos visto antes»
Tucker
 
· The crossing (ENT, 2.18)
Podríamos definirlo como el encuentro del alienígena de la semana, cuando la Enterprise tiene un encuentro con una gigantesca nave tripulada por unas entidades incorpóreas. ¿Serán benévolos o tendrán siniestras intenciones? Un capítulo anodino, pero entretenido. Como curiosidad indicar que es la primera aparición en la cronología del universo de una forma de vida incorpórea, y que el episodio fue nominado a un premio Emmy por sus efectos visuales.
«¡Basta! ¡A los humanos no les gusta hacer cosas sin su consentimiento!»
Archer al alíen en el cuerpo de Reed
 
· First flight (ENT, 2.24)
A través de flashbacks veremos los primeros pasos del programa NX y el futuro motor de curvatura 5. Demostrando la perseverancia y el arrojo de la humanidad para explorar las estrellas, frente a la cautela y la desconfianza vulcana. Y aunque es interesante ver el desarrollo tecnológico de la Tierra, la historia peca de sensiblera y de los manidos estereotipos que nos quieren mostrar, una y otra vez, que tiene la humanidad en Enterprise. Hubiera estado bien que nos dijeran algo más de la cooperación vulcana (por ejemplo, que nos hubieran ayudado a construir algo, como el sistema de control climático mundial, por ejemplo, viendo así la alianza entre ambos planetas, que nos ayudaron en algo y por lo que creen que la humanidad les ha de estar agradecidos y hacerles caso en sus consejos), y no solo enseñarlos como nos miran por encima del hombro. Porque al final, no nos cuentan nada nuevo.
«El optimismo no altera las leyes de la física»
T’Pol
 
La temporada también cuenta con algunos episodios malos y otros tantos innocuos. En el primer caso, está Precious cargo (ENT, 2.11), con Tucker enamorándose de una princesa, o Cogenitor (ENT, 2.22) donde se mete en culturas ajenas, con funestos resultados. En el segundo caso, está Vanishing point (ENT, 2.10) donde Sato va desvaneciéndose, lo que coincide con su personaje insulso. Canamar (ENT, 2.17) con Archer y Tucker retenidos en una nave prisión. Marauders (ENT, 2.06) donde el capitán defiende a unos mineros anodinos de unos piratas klingons. Y aunque hay mucha gente que le gusta A night in sickbay (ENT, 2.05) donde nos centramos en el tratamiento médico de Porthos, dando una historia simpática, para mí es un capítulo flojo, dentro de una segunda temporada errática y sin un rumbo de sus guiones, más sí cabe, que en su primer año. Lo que permite entender por qué la audiencia fue apartándose de la serie.

 
Ll. C. H. 

 
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martes, 10 de septiembre de 2024

Enterprise 2a temporada (1)

Este segundo año (2002-2003) se centra mucho más en historias episódicas y se aleja de las tramas de la Guerra Fría Temporal y las tensiones entre andorianos y vulcanos. De las que solo hay un episodio de cada una de ellas, al tiempo que regresan los romulanos, los klingons e incluso los borgs. Dando como resultado una temporada más inconexa y aburrida, si se puede, que la anterior. Por lo que parece que la Enterprise de Archer vaya sin rumbo y a la deriva, si me permitís este símil náutico. No son hay malos episodios, sino que tampoco existe un arco argumental que los una, generando una falta de interés en la audiencia. Y es que la narrativa de ciencia-ficción en ese momento estaba cambiando, y los espectadores demandaban mayor cohesión en las tramas. Así lo demuestra el éxito y la calidad de la tercera temporada. Pero también ocurría fuera de la franquicia: como Battlestar Galactica (2003-2009) con su tono oscuro y pesimista sacado de la situación que había el país tras los atentados del 11 de septiembre; Lost (2004-2010); Stargate: Atlantis (2004-2009); Heroes (2006-2010); o Fringe (2008-2013), y fuera de la ciencia-ficción con 24 (2001-2014).
Brannon Braga y Rick Berman siempre han indicado que su intención era hacer la narrativa serializada, pero fue el estudio quien insistió en episodios independientes. La idea de centrar la primera temporada en la construcción de la nave, es prueba de ello. Por otro lado, los problemas en la sala de escritorios continuaron. Durante la primera temporada, Braga se había encontrado abrumado de trabajo. Ya que, al contratar a guionistas que nunca habían trabajado en la franquicia, este tuvo que reescribir todos los episodios, algunos de ellos de manera sustancial. Sin olvidar los problemas de los escenarios, y asistir a las reuniones de producción. De manera que no tuvo tiempo para hacer las tareas de un showrunner: que es mirar por el desarrollo de la historia, en vez estar involucrado en las reescrituras. Esta situación hizo que no se les volverían a contratar para la siguiente temporada. Lo que me parece un error, ya que no permiten que aprenden de sus errores, y has de empezar a adaptarse de nuevo a un nuevo grupo de escritores. Para aliviar la carga de trabajo, Braga buscó un lugarteniente de confianza o un grupo central de escritores, como ya había ocurrido en The Next Generation o Voyager, que lograran mantener la narración alta. De esa manera, algunos guionistas se mantuvieron, como Chris Black, André Bormanis, Mike Sussman y Phyllis Strong. Y aunque estaban ansiosos por ayudar, sintieron que la realidad era algo diferente a la visión del programa que les habían vendido. Sobre todo, ante la reticencia (de Berman y Braga) de alterar la fórmula y romper el molde establecido. Una de las frustraciones de Black era que no le permitían matar a nadie. Le dijeron que la tripulación estaría traspasando los límites y arriesgando sus vidas. Sin embargo, nadie resultó gravemente herido, y mucho menos asesinado, a pesar de que la mayoría de la tecnología de la nave eran nuevas y no habían sido probadas. Para él, esto no demostraba lo peligroso que era lo que estaba en juego para el equipo, y esto era precisamente lo que le había intrigado cuando se unió al programa.
De manera similar, quería más conflictos dentro de la tripulación. Sabía que en el universo de Gene Roddenberry todos se llevaban bien, y que había armonía entre los humanos, pero sentía que esto había crecido desproporcionalmente. Incluso en la serie original McCoy estaba en desacuerdo con Spock, y sus comentarios tenían, en muchas ocasiones, connotaciones racistas. Mirando hacia atrás, Berman y Braga, admitieron que probablemente fueron demasiado conservadores en su enfoque y estaba demasiado preocupados por lo que habría pensado Roddenberry. Querían mantener intactos sus ideales y su visión de Star Trek, pero eso estaba en desacuerdo con la frescura que querían aportar a Enterprise. Que incluso habían quitado del título las palabras Star Trek, e incluido una canción lírica, en vez de una melodía orquestal en los títulos de crédito. Y ese es posiblemente el mayor problema de la serie, no tanto la fatiga de la franquicia o del equipo de producción, ni que la serie se emitiera cuatro meses después del final de Voyager, sino el querer mantener un enfoque obsoleto, cuando el público demandaba historias con mayor sustancia, tal vez algo de violencia, y sobre todo mayor conflicto entre los personajes. Al fin y al cabo, eran los primeros en llegar tan lejos, y si en la carrera espacial había habido bajas (como los desastres del Apollo 1 o el Soyuz 1, son ejemplos de ello), la Enterprise también tenía que tenerlas.
Tras la partida de la mayor parte de los guionistas de la primera temporada, Braga contrató A John Shiban, que había trabajado en Expediente X. Pero este quería “dar la vuelta a las cosas”, encontrando resistencia por parte del formado y los métodos de trabajo, marchándose tras esta temporada por diferencias creativas. También se intentó contratar a José Molina, pero decidió unirse a Firefly, de Joss Whedon. Así que contrataron a David A. Goodman, antiguo escritor de Futurama y Padre de familia, siendo nominado al premio Nebula por el maravilloso episodio Where no fan has gone before (Donde ningún fan ha ido antes), donde Fry se encuentra con toda la tripulación de la clásica. Desesperados por encontrar a nuevo personal de alto nivel para ayudar en la planificación de la serie, invitaron a Ira Steven Behr, que había trabajado en The Next Generation y dirigido la planificación y ejecución de Deep Space Nine. En la reunión dijo que odiaba a los personajes, el concepto y pensaba que todo era terrible. A su vez, Braga estaba horrorizado y entretenido por la diatriba, y si bien estaba de acuerdo con algunas de las críticas de Behr, no entendía por qué este había aceptado la reunión, si no iba a unirse a la serie. Aunque, como admitió Braga, ni él y Berman estaban buscando un nivel tan grande de reestructuración de la serie. Como fan he de reconocer que me encantaría saber qué cambios hubieran implantado Behr en la serie.
Para este año la dirección de UPN se había renovado, era la tercera administración completamente diferente. Y si antes la cadena dejaba hacer la serie sin interferencias, la nueva dirección comenzó a pasar abundantes notas a Berman y Braga sobre cómo mejorar el programa. Una de sus sugerencias, para aumentar la audiencia juvenil, fue incluir una boy band diferente cada semana para cantar su último sencillo. Ante lo ridículo de la idea, Braga les preguntó cómo iban a conseguir una banda diferente cada semana si se encontraban en el espacio profundo. Ante lo cual, el ejecutivo, que no entendió por complejo la objeción, dijo “¿No tienen un restaurante en la nave donde puedan tocar?”. En otra ocasión les preguntaron que era el “casco”, tras detallar una escena para apagar un fuego en el exterior de la nave.
También tenemos que recordar que durante esta temporada se estrenó ST: Nemesis, que obtuvo unos pésimos resultados en taquilla. Personalmente, creo que la elección del director de la película, completamente ajeno y desconocedor del universo de Star Trek, fue uno de los grandes culpables de su fracaso. Que hizo que Viacom (que había comprado Paramount y era propietaria de la cadena UPN donde se emitía la serie) empezara a replantearse, seriamente, la cancelación de los proyectos de la franquicia, que ya arrastraba bajos índices de audiencia. Lo curioso es que, según Bakula, Enterprise siempre fue el “programa de mayor audiencia de la cadena”. Por lo que es posible que el problema estuviera en las expectativas de la cadena con respecto a la serie. Y tampoco la trataban con el cuidado que se hubiera merecido para mejorar sus resultados. Parece ser que se emitían varios episodios nuevos en una semana y luego de retransmitir eventos deportivos. Mientras que algunas filiales de UPN seguían emitiendo programación local, y la serie no se transmitía en horario de máxima audiencia. Además, el departamento de marketing tomaba algunas decisiones extrañas, como solo promocionarlo en la propia cadena. Para justificarse, Berman recuerda que él hubiera querido dejar por lo menos un año entre el final de Voyager y el inicio de la nueva serie, pero fue la productora insistió en concatenar las dos series. Aunque personalmente no creo que este “tiempo muerto” hubiera resuelto nada, ya que, para mí, los errores estaban en el tono de los capítulos y en no salirse de la fórmula que hasta aquel momento había funcionado en Star Trek, pero que en ese momento empezaba a estar obsoleta.
La salvación vino de otro lugar. Jonathan Dolgen, presidente de Viacom Entertaiment Group, el “jefe de todo” según Braga, les dijo que hicieron lo que fuera necesario para asegurar el futuro de la serie. De esa manera dio permiso para hacer lo que quisieran. Así, se recuperó la idea inicial de la serie: poniendo en peligro a la Tierra, y Enterprise y su tripulación debían de salvar su planeta. Pero esta vez el enemigo no serían los klingons (como era la idea inicial), sino una nueva civilización, los xindi, formada por diversas especies inteligentes que habían evolucionado en un mismo planeta: humanoides, primates, insectos y reptiles, quienes atacarían nuestro mundo. Ese sería el punto de partida, y se pusieron a escribir The Expanse (ENT, 2.26).

· Shockwave II (ENT, 2.01)
Retomamos el cliffhanger con Archer y al agente Daniels atrapados en un futuro postapocalíptico, en el cual, la desaparición del primero ocasionó que la Federación nunca existiera. Para corregir los cambios temporales y devolver todo a la normalidad, empieza a construir una máquina del tiempo para enviar a nuestro intrépido capitán de regreso al pasado. Mientras tanto, a bordo de la Enterprise, la tripulación, encerrada en sus camarotes, intentan retomar el control de la nave, al mismo tiempo que ayudan a Archer en su plan. Por lo que esta parte de la trama, más coral de lo habitual, me parece más interesante. Y es que al final, vuelven a no profundizar en esta trama, y la Guerra Fría Temporal no aporta mucho, siendo, el viaje en el tiempo un MacGuffin, ese pretexto para desencadenar la historia, pero que podría haber sido igual, si el capitán hubiera estado varado en la superficie de un planeta y estuviera reparado un transportador, por ejemplo. Con la excusa de no desvelar los acontecimientos del futuro, no se atreven a desvelar mucho del futuro, ni de Archer, ni del universo de Star Trek. Por lo que estos capítulos me dan la sensación de “puedo, pero no quiero” explicarte nada.
«Vamos a tropezar, a cometer errores, seguro que más de uno antes de encontrar nuestro equilibrio. Pero aprenderemos de esos errores. En eso consiste ser humano»
Archer a Soval
 
· Carbon Creek (ENT, 2.01)
Siempre hay capítulos menos pretenciosos que a uno le gustan, tal vez porque lo que nos cuenta, sea sencillo, pero sugestivo. Y eso es lo que ocurre cuando nos narran como tres vulcanos llegaron a la Tierra en los años sesenta del siglo XX, con el choque cultural que eso genera. La historia la propuso Dan O’Shannon, productor ejecutivo y guionista principal de la serie Frasier durante la primera temporada. Pero Braga sintió que estaba demasiado fuera de concepto para hacerlo entonces “si lo hubiéramos hecho demasiado pronto, no se habría apreciado tanto”. Así, hay varios guiños a The city on the edge of forever (ST, 1.28), cuando están robando ropa para mezclarse entre los humanos, incluyendo gorros para cubrirse las orejas, tal como había hecho Spock. El guion, escrito por Chris Black, fue nominado al Premio Hugo, “Me encantó ese episodio por muchos niveles (…) Me gusta la idea de profundizar un poco en el canon de lo que pensamos que fue la primera vez que los vulcanos vinieron a la Tierra, solo para descubrir que, de hecho, no era la primera vez que visitaban la Tierra”.
«Te sientas durante horas todos los días frente a este dispositivo idiota…»
«Estoy investigando»
T’Mir & Mestral, sobre la TV
 
· Minefield (ENT, 2.03)
La presentación de los romulanos en la saga, cronológicamente, es un episodio lleno de tensión mientras se está desactivando la mina enganchada en el casco de la Enterprise. Por lo menos, la máxima que podemos considerar, teniendo en cuanta que uno de los personajes principales es el que está atrapado. Pero la desactivación de un artefacto explosivo, siempre es algo realmente peligroso. Eso nos permite explorar al personaje de Reed a través de la conversación con Archer. Aquí vemos la personalidad del capitán, que quiere romper la rígida relación de mando y subordinado que puede haber en una jerarquía de su tripulación. Lo que marcaría ese alejamiento de las convenciones de los oficiales de la flota que vemos en otras series de la saga. Y que creo que tiene sentido, en un contexto de exploración, y no tanto, de una fuerza naval de combate. Inicialmente, la idea era desconocer el origen de la raza que había creado el campo minado, siendo Braga quien sugirió que fueran romulanos. En ese sentido, se mantiene la incógnita de su apariencia, que no se desvelaría hasta el magnífico Balance of terror (ST, 1.08). Pero sí genera ciertos problemas de continuidad al mostrar la tecnología de ocultación, ya que este parecía una tecnología experimental a bordo de la nave que atacó los puestos avanzados de la Zona Neutral en el siglo siguiente. Personalmente, creo que esta incongruencia ya se había generado en las naves suliban, ya que Spock especula con la posibilidad de una tecnología, pero la existencia de las naves células, ya demuestra la existencia de la misma. Se intentó solucionar en la trilogía de la Crisis de Babel durante la cuarta temporada, creando un mando holográfico, pero ya era demasiado tarde para corregir esta contradicción.
«Francamente, señor, desde mi punto de vista, ese tipo de socialización no tiene cabida en una nave estelar»
«Una vez tuve un oficial al mando que pensaba lo mismo. “Son su tripulación, no tus amigos”. Pensé mucho en ello… cuando acepté este cargo. Pero luego me di cuenta de que esta no es una misión típica. Podríamos estar aquí durante años. De lo único que dependemos… es de nosotros mismos»
Reed & Archer
 
· Dead stop (ENT, 2.04)
Este capítulo mantiene una interesante continuidad directa con respecto a Minefield (ENT, 2.03), ya que los daños en la Enterprise planteaban el problema de cómo se podrían reparar en el espacio profundo. Así, la nave se encuentra con una estación automatizada, que en principio les ofrece reparar los daños a cambio de materiales que llevan a bordo. Me parece curioso que no se pregunten más sobre su origen y finalidad de esta estación, y su aparente desinteresada generosidad. Aunque en un momento de necesidad, como en la que se encuentran, uno tampoco puede ser demasiado preciado. Y así el episodio empieza con optimismo, para irse tornando más perturbador, por lo menos tanto como puede hacerse en Enterprise, cuando aparece muerto Mayweather, y después se descubre que es una réplica de su cuerpo sin vida. Desde este momento salvar al joven piloto y escapar es lo más importante, dejando a un lado el misterio de la existencia de este inquietante lugar. Sí, sabemos el motivo por el que secuestran a tripulantes de las naves que reparan, pero ¿quién la construyó? ¿Qué hace en medio del espacio? ¿Cuál es su propósito? Es una lástima que no se profundizara en este tema, aunque para los cuarenta minutos de capítulo, la acción y resolución, lo hacen un episodio entretenido, casi de terror. Sobre todo, cuando en la última escena vemos como se empieza a reparar a sí mismo. Y creo que la historia de su origen daba para un desarrollo más adelante.
«Hemos respondido suficientes llamadas de ayuda durante el año pasado. Es hora de que alguien nos devuelva el favor»
Archer
 
· The catwalk (ENT, 2.12)
La idea la tuvo el guionista Mike Sussman, tras leer sobre los peligros de la radiación que deberían enfrentar los astronautas de las futuras misiones a Marte. Pensando que la tripulación de la Enterprisesería vulnerable a algo así como una tormenta de iones, y podría haber algún tipo de cámara a prueba de radiación a la que pudieran evacuar”. Con esa premisa, nuestros protagonistas se han de refugiarse en el interior de las barquillas para evitar los efectos radioactivos de un peligroso frente de ondas neutrónicas. Así, la historia explora las molestias entre la tripulación confinada en un espacio reducido e incómodo. Para tornarse en una historia con más acción hacia la parte final, cuando la nave es abordada por un grupo de soldados con siniestras intenciones, lo que le hace interesante y entretenido. Y como curiosidad, aquí veremos por primera, y única vez, al chef de la nave, o por lo menos sus piernas, mientras reparte el rancho entre sus compañeros.
«No me ha dejado elección, destruiré la Enterprise»
«La primera nave terrestre de curvatura 5, el motor de su padre. He leído sobre usted, capitán. Y dudo mucho que usted hiciera algo que dañara a esta nave»
«Se sorprendería…»
Archer & oficial takret
 
· Stigma (ENT, 2.14)
Star Trek se caracterizó en los años 60 por unos guiones rompedores y atrevidos, por desafiar lo establecido y mostrarnos un futuro de la humanidad sin discriminaciones, ni prejuicios. Y como parte de una campaña de concienciación sobre el VIH de Viacom a principios del 2003, se hizo un homenaje al estigma que habían sufrido estos enfermos. Descubriendo la injusta situación que vive T’Pol al padecer una enfermedad transmitida por la fusión mental a la que fue forzada en Fusion (ENT, 1.17), algo muy mal visto en la sociedad vulcana de ese momento. Aunque escuchando el diálogo, en ocasiones parece que se refieren más a la homosexualidad, que sí fue un tabú durante esta larga etapa de la saga. Los motivos que esgrime T’Pol por guardar silencio sobre cómo fue contagiada son simplemente abrumadores: «Si lo utilizara como defensa para que no me sacaran de la Enterprise, aprobaría sus prejuicios. Y de paso condenaría a cada uno de los miembros de la minoría». Recuperando así el espíritu para denunciar el racismo que impregna Let that be your last battlefield (ST, 3.15), o de tener a Uhura, una mujer afroamericana, en un puesto de responsabilidad dentro de la cadena de mando del puente. Es posiblemente uno de los capítulos más sensibles y de denuncia contra la discriminación desde los inicios de este increíble universo.
«No hay nada detestable en el modo en que llevamos nuestra vida […] No hay una definición sencilla de intimidad. Los que somos capaces de fusiones mentales no somos diferentes a ustedes»
«¿Comprende que está arriesgando su reputación… su carrera?»
«Compartimos los pensamientos de modo diferente. No deberían castigarnos por eso»
Alegato de Yuris
 
· Cease fire (ENT, 2.15)
Lo bueno del hilo argumental entre las tensiones entre andorianos y vulcanos, es que sus episodios suelen tener aventura y acción, y este no es una excepción. Después de que Shran liderara una incursión sobre Weytahn, un planetoide conocido por los vulcanos como Paan Mokar, pide la mediación de Archer sobre el conflicto que tienen ambas civilizaciones sobre este enclave. Siendo la primera acción diplomática de envergadura por parte de Archer, y la primera vez que sus estirados aliados le piden algo semejante a los humanos. La cual ha tardado en llegar, sobre todo teniendo en cuenta que la Enterprise es la nave que más lejos ha llegado en sus viajes desde la Tierra. La historia muestra claramente la tensión y la desconfianza entre las dos especies, con la obsesión por la seguridad de las “orejas puntiagudas”, y los ardientes “pieles azules”, deseosos de recuperar lo que creen que les pertenece. Aquí vemos que Shran no es simplemente alguien provocador e insensato, sino que sabe que, para resolver la situación volátil, ha de encontrar una solución negociada. Mientras que Soval se desarrolla más allá de las arrogantes apariciones puntuales que había tenido hasta ahora, sobre todo recordando lo poco preparada que se encontraba la humanidad para explorar las estrellas, empezando a desvelarse como personaje interesante, que será muy importante en los siguientes años.
«Quizá no estemos aquí solo para escanear cometas y conocer nuevas especies, quizá estemos aquí para demostrar que la humanidad está preparada para unirse a una comunidad mucho mayor... Tengo la intención de hacerlo... les guste o no a los vulcanos»
Archer a Shran
 
 
 
Ll. C. H.
 
 
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miércoles, 4 de septiembre de 2024

Diseñando la clase NX (6)

Una de las peculiaridades más importantes que ha de tener de una precuela, por lo menos en la ciencia ficción, y sobre todo si la historia sucede mucho antes que sus predecesoras, es recrear una tecnología más primitiva. Sobre todo, cuando las técnicas de realización son más avanzadas que cuando se rodaron las anteriores. Y en Enterprise se cuidó mucho para que realmente pareciera que transcurría cien y doscientos años antes que las otras series. Obviamente, hay errores de continuidad y excepciones, pero las más graves fueron corregidas a lo largo de sus temporadas, como la apariencia física de los klingons, o la actitud de los vulcanos. Pero donde no se escatimaron esfuerzos fue en la parte del diseño de producción, y escenografía. Creando tanto una nave, como el atrezo de sus tripulantes, con un aspecto que realmente reflejaba un origen más primigenio. Este detallado y cuidado trabajo, fue gracias a un nutrido grupo de veteranos creados del universo de Star Trek, como Michael y Denise Okuda, Herman Zimmerman, Doug Drexler o el ilustrador John Eaves. Se esmeraron, y consiguieron, que la serie reflejara una época más arcaica que aquella USS Enterprise de la clásica, filmada en los años sesenta, pero más moderna que la tecnología del momento en que se rodó la serie en los primeros años del siglo XXI.
Ejemplos de todos estos pequeños detalles hay muchos, como los botones mecánicos en las consolas del puente. Pero también se mezclaron detalles que recordaban a la clásica, como la pantalla estelar de la consola del piloto, el pinganillo de Sato, similar al que llevaba Uhura, o la pantalla extraíble del puesto científico. También se aprovechó para plasmar en pantalla el concepto original de Roddenberry de utilizar las lanzaderas como medio habitual para descender a los planetas. Y que se había abandonado en Star Trek por su alto coste, dando como resultado el tan valorado sistema de transporte. Que en en Enterprise sería utilizado solo en caso de emergencia. Incluso para desplegar y recuperar las lanzaderas se utilizó un mecanismo telescópico, colocando el acceso del hangar en la parte inferior del casco. Diferenciándose del resto de series, que en su mayoría tenían el hangar en la popa del casco de ingeniería, o del plato. Y entre las tecnologías que se crearon para parecer más antiguas, fueron sus armas, y la falta de rayos tractores.
Cuando Doug Drexler diseñó el exterior de la nave, la creó como si fuera una “navaja suiza”, con escotillas por las que pudieran aparecer cualquier cosa. “La idea era que las escotillas de varias naves pudieran realizar varias tareas a la vez. Imaginemos que detrás de la escotilla hay un cilindro en una plataforma giratoria, como el revolver de una pistola. El cilindro tendría tres o cuatro cámaras, cada conteniendo algo más: lanzador de sondas, cañón de pháser, esclusa de aire auxiliar, etc… en mi opinión, tenía mucho sentido en una nave donde el espacio podría ser escaso, y también fue divertido” apunta Drexler. Eso significaba que el departamento de efectos visuales tendría que proporcionar muchas más partes móviles que en las anteriores naves protagonistas de las series, haciendo esta Enterprise más dinámica.
Su primer concepto para los cañones de pulso se basó en algo aparecido ya en Star Trek. En la USS Enterprise NCC-1701 rediseñada para ST: The motion pictures, los pháser del casco, son un montaje de dos pequeñas esferas. Así presentó una torreta hemisférica, “pero (los productores) querían ver una esfera menos intrusiva, lo que condujo al siguiente diseño”. La segunda versión era una pequeña bola que fue montada en un brazo que podía girar sobre una plataforma giratoria. “Estaba jugando con la idea de basar las armas de a bordo en las armas de mano que vemos que lleva la tripulación. Se me ocurrió cuando estaba leyendo las notas de Gene Roddenberry sobre las armas de las naves de la serie original. Gene las describió como “de tamaño de una artillería”. Tenía sentido por varias razones, la más importante era el factor de reconocimiento para el público: sabrían lo que era al instante. A Rick Berman, Brannon Braja, Peter Lauritson y Dan Curre les gustó esta dirección”, explica Drexler. “Toda la abertura de la torreta estaría cerrada por una puerta corrediza de dos partes, y el conjunto de armas se elevaría y se desplegaría desde debajo del casco”.
Aunque los cañones de pulso fueron construidos para Broken Bow (ENT, 1.01/02), nunca se vieron disparando de cerca, por lo que los modelos de computadora que Fundation había hecho, nunca se usaron. Los cañones de phase (que, según explicaba el guion, eran más potentes que los cañones de pulso) finalmente hicieron su debut en Silent enemy (ENT, 1.12), en el que se construyó un modelo de tamaño real. Esto requirió algunos cambios sobre el diseño creado por computadora, para asegurarse de que ambas versiones fueran idénticas. Eliminando la plataforma giratoria y los escáneres de orientación, y montado el arma en un brazo simple.
El guion también dejaba claro que los cañones estaban alojados en realidad en la armería, planteando un problema al departamento de arte. “Habíamos construido numerosas escotillas en la nave para la salida de varios dispositivos, como el cañón pháser. El destino quiso que el guion exigiera que la tripulación pudiera acceder a este en su silo desde la sala de torpedos delantera. No habíamos previsto una escotilla, y tuvimos que adaptar una en el modelo CG del NX”. El arma, que recordaba a las pistolas pháser de mano, pero mucho más grande, y estaba flanqueado por dos escáneres de puntería.
El otro elemento de equipo que se despliega desde el interior de la nave, es el sistema de agarre, que precedería al rayo tractor. Este ya lo habíamos visto en las naves vidiianas en Fury (VOY, 6.23) en un espectacular ataque a la USS Voyager. Estas grapas o garfio, que en el doblaje en castellano se tradujeron como gancho, grúa, o incluso arpón, iba a sostener las lanzaderas para guiarlas de regreso al hangar. Y al igual que los cañones pháser, “mi primera prueba de la grapa mostró que se plegaba perfectamente dentro de un tubo que se parecía al brazo de acoplamiento de nuestra lanzadera”. Ante la petición de una grapa de aspecto más “industrial”, Doug produjo un segundo diseño en el que colgaban dos grapas a cada lado, sobre brazos articulados.
A los productores les gustó esta dirección, pero quería ver algo un poco más “elegante”. Con una pequeña modificación, esto condujo al diseño final, en el que las grapas se simplificaron. “Tiene una sensación de fuerza sin el aspecto de la industria pesada” dice su diseñador.
En Schockwave (ENT, 1.26), se utilizó el brazo del gancho para colocar las balizas cuánticas que se agregaron en y que podía detectar un puesto avanzado y una nave suliban que tenían un sistema de ocultación. Y que volverían a utilizar para detectar las minas romulanas en Minefield (ENT, 2.03). Demostrando que el agarre podía ser útil para desplegar otro equipo, como había pensado Drexler inicialmente.
 
 

Ll. C. H.
 
 
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