viernes, 30 de junio de 2017

USS Spirit 6

… y ahora la conclusión


El Fugi

            Kanuu estaba tendido en la cama del camarote que hacía de enfermería a bordo del Fugi. Bishop le había sedado mientras le aplicaba un regenerador dermal para curar sus lesiones superficiales. A simple vista los moratones eran muchos, incluyendo una herida en la oreja, seguramente al arrancarle su pendiente bajorano y de Lattre prefirió no saber cuáles eran las heridas internas, aunque el doctor le había dicho que sus lesiones no eran graves, que se repondría. Hacía casi dos años que no veía a su hijo, justo antes de alistarse en la Alianza Rebelde.
            Recordaba que habían sido semanas tensas, desde que anunciara su decisión, hasta que partió con algunos pilotos de las Fuerzas Reales de Naboo. Aunque su despedida había sido más calurosa, le había abrazado con fuerza, había llorado al verle marchar, convertido en un adulto que había escogido su propio destino. Recordaba perfectamente las últimas palabras que le dijo:
            “Me siento orgulloso de ti Kanuu. Lleva contigo los ideales honorables que te hemos enseñado allí donde vallas. No los olvides, por muy duro que te resulte. Que te reconozcan por ellos. Te quiero mucho hijo mío”.
            Contemplándole no pudo evitar recordar los momentos que habían pasado juntos. Kanuu siempre había sido más tímido que sus dos hermanos pequeños, siempre responsable, como si supiera que debía cuidar de Natalie y Jan. El día en que nació pudo ver en su rostro a su padre, veía a su esposa, era una mezcla de todos a los que había querido y se sintió el hombre más feliz del universo, ahora se sentía extremadamente orgulloso de su primogénito. Cuando le dijo que quería unirse a la Alianza Rebelde se dio cuenta que ya no era un niño. “Nos enseñasteis las creencias de libertad, igualdad, fraternidad. ¿Cómo puedo ignorar la injusticia del Imperio? Quiero luchar por eso que creo”. Le había dicho con gran seguridad en el despacho de su casa. Le había intentado disuadir sobre la peligrosidad que eso comportaba y sobre todo la necesidad de proteger su origen y la no intervención, a lo que Kanuu le había espetado: “Yo no soy miembro de la Flota Estelar. Nunca pondría traicionaros. Pero tengo que hacer esto papá”. Y se marchó dando un portazo.
            Aquella noche había estado hablando con su esposa.
            – “¿Qué puedo hacer?
            – Ya es un hombre, aunque a veces lo veamos como un niño. Quiere luchar por aquello que le enseñamos: por la libertad.
            » Me lo comentó ya hace algún tiempo – admitió ella –. Y la verdad es que no le puedo decirle que no lo haga. Yo misma me alisté en la Flota porque mi pueblo está oprimido por los cardassianos. ¿Cómo puedo decirle que no haga una cosa que yo misma hice?
            – Temo por su seguridad... Fue culpa...
            – No te tortures Jaques. Nadie puede decir que no hayas cumplido con tu deber. Has protegido a tu tripulación de una manera impecable. Pero tu hijo no es uno de los hombres bajo tu mando. Y ya es mayor para tomar su propio camino”.
            Pocas semanas después Kanuu se unió a la Alianza con otros dos hijos de tripulantes. Además del hijo de su oficial de operaciones T’Lar, también iba con ellos Ardern, cuya madre había muerto en el accidente que les había llevado hasta aquella galaxia. Este quiso verle antes de marcharse y agradecerle a él, como capitán del Spirit, y a toda la tripulación, la manera en que le habían tratado desde su llegada allí. Recordó que aunque había añorado a su madre, nunca se había sentido solo, arropado por todos cuantos le rodeaban. Y que luchar contra el Imperio era su manera de agradecérselo, de continuar aquello en que había sido educado y criado.
            En el Fuji de Lattre acarició la frente de su hijo. A medida que pasaban los minutos respiraba con mayor normalidad, hasta que lentamente fue volviendo en sí. Abrió los ojos, los mismos de su madre, color miel oscuro. La mirada de padre e hijo se cruzaron y los dos esgrimieron una sonrisa al reconocerse.
            – Sabía que vendrías... – replicó Kanuu con dificultad, pero de repente cambio su semblante –. Van a atacar la base... hemos de avisarles... me lo dijeron...
            – Tranquilo. Descansa, todo irá bien – replicó Jaques.
            – Papá... no podemos dejarles...
            – Les ayudaremos Kanuu. Ahora descansa. Yo me ocuparé de todo.
            Eso pareció tranquilizar a su hijo que sonrió y volvió a cerrar los ojos. De Lattre se levantó y pidió a Bishop que le avisara si volvía a despertarse.
            Se detuvo tras cruzar la puerta de la cabina y tuvo que apoyarse en el mamparo para no desvanecerse. Su corazón latía con fuerza y su mandíbula temblaba, apenas podía respirar de la impresión. Y no era solo porque su hijo se encontraba a salvo, sino porque en aquel momento Jaques de Lattre de Tassigny se sintió el ser más orgulloso del universo. El primer pensamiento de su hijo al volver en sí había sido para salvaguardar a sus compañeros que estaban en peligro. Ya no era un niño al que debía de proteger, era un hombre generoso y honorable. Y eso le llenaba de una satisfacción por tener un hijo así. Pero al mismo tiempo se sentía ingrato porque su hijo estaba dispuesto a dar su vida por algo que en el fondo era justo y él no había sido capaz de hacer lo mismo. Todos aquellos altos ideales en los que había sido educado y que había jurado defender en la Federación, no significaban nada si no se defendían. Y él no lo había hecho.
            Subió a la cabina, donde estaban Shimura y Chuket. Lo primero que hizo el wookiee fue preguntar por el estado de su hijo.
            – Se pondrá bien, gracias – respondió de Lattre, luego se volvió hacia Shimura y se le dirigió con un tono de autoridad que hacía tiempo que no utilizaba –. Teniente cambie de rumbo. Regresamos al puesto avanzado de Tierfon. Y póngame con el comandante Crespo, inmediatamente.
            – A sus órdenes mi capitán – respondió su oficial de seguridad con renovadas energías. Sabía muy bien lo que eso significaba.
            – Por cierto, aquí tiene – dijo de Lattre alargándole un padd con la renuncia de Shimura –. Esto no es necesario, teniente.


El Krontak

            La nave del capitán Lameta era un veterano Venator cuya primera acción había sido en la defensa de Coruscant durante los Guerras Clon. Desde entonces había servido fielmente al Emperador Palpatine. Pero por muy anticuada que fuera aquella nave, el Imperio no desechaba nunca material de guerra si aun podía serle útil y la Krontak aun lo era. Su cuartel general estaba en Corvanni IV y realizaba misiones de control fronterizo localizando y cazando a piratas, contrabandistas y sobre todo pusilánimes rebeldes. La última operación había sido un éxito: advertidos del ataque sobre un convoy, la emboscada se había convertido en una encerrona que había hecho tres prisioneros.
            El plan había sido ideado por el nuevo gobernador del sector Neshig: el moff Sacer que quería impresionar al Emperador aniquilando el molesto puesto avanzado conocido como R-154 por el Ubictorado y ahora descubierto en el sistema Tierfon. Desde allí se habían lanzado multitud de ataques contra múltiples objetivos imperiales por todo el sector Sumitra y otros cercanos. Ahora aquel molesto lugar sería borrado de las estrellas gracias a la información extraída de aquellos desgraciados pilotos.
            – Ya ha llegado el informe de reconocimiento de los probots – informó Lameta al moff Sacer –. Confirman la localización y defensas, señor.
            – Magnífico. Informe al coronel Kartin que prepare a sus hombres.
            – ¿Me permite hacerle una pregunta, señor?
            – Dígame.
            – No es que dude de la potencia del Krontak, pero ¿por qué no esperamos refuerzos? Con un destructor clase Imperial en órbita estoy convencido que ningún rebelde escaparía de ese puesto avanzado.
            – Ya lo solicité al Mando de la Flota, capitán. Pero parece ser que el Emperador envió todos los destructores disponibles a un lugar llamado Endor. No sé preocupe aunque escapen algunos rebeldes destruir su base ya será un fuerte golpe para sus actividades terroristas en este sector.
            – Sí señor.


Puesto avanzado de Tierfon

            La sirena resonaba en todos los pasillos y estancias subterráneas de la base rebelde, mientras los hombres corrían de un lado a otro dirigiéndose a sus puestos de combate. A todos y cada uno de ellos se les entregó un arma y fueron distribuyéndose por la base como en los simulacros, aunque aquel día no era un ataque ficticio.
            En el puesto de mando la imagen holográfica mostraba un destructor Venator entrando en la atmósfera escoltado por un nutrido grupo de cazas TIE. Alrededor del proyector estaba el general Cracken, el mayor Speria y el comandante Edgar con su traje de vuelo. La aparición de la nave enemiga se había producido instantes antes de la partida de los cazas.
            – No puede ordenarme eso, señor – replicó el jefe de pilotos –. Sin nosotros no tienen ninguna oportunidad de defenderse.
            – Comandante ha de partir sin demora – insistió Cracken con firmeza –. Le necesita más la Flota que nosotros. Ha de llegar a Solluts y unirse a la batalla que se avecina. Comprendo su deseo de defender este lugar comandante Edgar, pero su objetivo es más importante: destruir la segunda Estrella de la Muerte.
            Edgar asintió resignado. No había estado en Yavin pero si Palpatine obtenía otra estación como aquella la galaxia estaría perdida irremediablemente y nadie podría derrotarlo.
            – Señor –le saludó visiblemente resignado.
            – Que la Fuerza te acompañe – le deseó Speria
            – Y a ti también, buen amigo – replicó el Edgar –. Y a todos vosotros.
            Dicho lo cual salió del centro de mando hacia el hangar. Sus cazas estaban alineados para despegar, con sus pilotos esperando la noticia.
            – Lo siento chicos, no podemos quedarnos – les dijo su superior y les explicó su objetivo en la luna santuario de Endor. Todos asintieron con pesar –. Como las defensas de la base no pueden cubrirnos, saldremos todos juntos, separándonos por parejas evitando cualquier enfrentamiento contra los cazas imperiales. Al salir del pozo de gravedad del planeta saltaremos al hiperespacio. Realizaremos dos saltos antes de concentrarnos en el Hogar Uno con la Flota. ¡Qué la Fuerza nos acompañe!
            Tras un grito de ánimos todos los pilotos se dirigieron hacia sus cazas.
            Antes de partir Satek miró hacia donde se encontraba Ardern y alzó la mano de la manera vulcana. El boliano hizo lo propio y sonrió resignado, conociendo su destino, al mismo tiempo que deseaba suerte a su amigo. Satek no replicó la sonrisa, pero su mirada lo decía todo. La lógica le dictaba que no volverían a verse y sintió la mayor tristeza que jamás podría imaginar. Se concentró para reprimir sus sentimientos de rabia, amargura y deseó con todas sus fuerzas que Ardern se salvara.
            – Larga y próspera vida mi buen amigo – murmuró girándose y subiendo a su Ala-X.


            – General, usted también debe marcharse – dijo Speria tras la salida de Edgar –. Salga escoltado con el escuadrón Naranja. Esta base puede caer con todo su personal, pero usted es mucho más importante.
            – En esta guerra nadie es imprescindible – replicó Cracken con serenidad –. Y estoy arto de huir. Huir de Yavin, huir de la Base Echo en Hoth y de otros tantos sitios sin nombre. No, hoy es un buen día para permanecer aquí y luchar junto a un grupo de buenos hombres.
            En la imagen holográfica podían ver como el destructor Venator empezaba a desplegar sus fuerzas en el valle que se extendía en la parte posterior de la base, más allá del escudo deflector que les protegía. Los primeros andadores AT-AT y AT-ST empezaban a desembarcar mientras los cazas TIE les cubrían. No podían perder tiempo si querían que el escuadrón Naranja partiera intacto hacia la decisiva batalla que se avecinaba.
            – Señor, recibimos una comunicación – interrumpió el técnico –. Por el mismo canal que el general esperaba la señal de ayer.
            – Páselo, inmediatamente – replicó Cracken y en el proyector apareció el rostro de de Lattre.
            – General siento llegar tarde, yo también he detectado la presencia del destructor imperial. Espero que permita que les ayude.
            – Sería un placer capitán de Lattre de Tassigny – contestó Speria con una sonrisa de satisfacción amarga, así era como le había llamado Ardern –, pero no creo que su nave pueda contra un destructor Venator.
            – ¿Pueden bajar los escudos durante cinco segundos? – preguntó el capitán de la Spirit, lo que provocó una desconcertante mirada entre Cracken y Speria.
            – Los cazas del comandante Edgar están a punto de despegar. ¿Pueden aprovechar ese lapso de tiempo? – sugirió Cracken
            – Será más que suficiente – respondió de Lattre y su imagen desapareció, regresando el despliegue enemigo.
            – Mayor, no logro situar el origen de la transmisión – informó entonces el técnico –. No detectamos ninguna nave en órbita.
            – El comandante Edgar informa que está preparado para despegar – indicó otro técnico. En el puesto de control de tráfico podía ver los cazas con sus motores encendidos, levitando frente a la entrada de la cueva a punto de emprender el vuelo.
            – Que desactiven el escudo deflector – ordenó Speria. Aquel era el momento adecuado, mientras la cobertura de cazas TIE estaba entretenida cubriendo el despliegue de las tropas de tierra.
            En ese instante y ante la sorpresa y el estupor de todos los presentes, frente a Speria y Cracken, al otro lado del proyector holográfico se materializaron de la nada cuatro figuras: Jaques de Lattre de Tassigny, Ken Shimura, Chuket y Kanuu de Lattre de Tassigny. Los dos primeros llevaban un mismo uniforme con los pantalones y la parte superior de los hombros negra y la casaca roja en uno y dorada en el otro.
            – Todos los cazas han partid… – informó uno de los técnicos que no había visto lo ocurrido y que al girarse se sorprendió al ver cuatro nuevas figuras.
            – Vuelvan a activar el escudo deflector – replicó Speria mecánicamente sin dejar de mirar perplejo a de Lattre y su grupo.
            – ¿Cómo diablos ha hecho eso? – dijo por fin Cracken después de unos instantes, tras sobreponerse de la sorpresa.
            – Simplemente tecnología, general – respondió de Lattre con tranquilidad –. Pertenezco a una organización cuya máxima y Primera Directriz nos obliga a no intervenir en el desarrollo normal de cualquier civilización. El teniente Shimura al ponerse en contacto con ustedes violó esa norma. Y ahora yo también la romperé.
            Dicho lo cual presionó una pequeña joya en forma de estrella que tenía en el pecho.
            – Comandante Crespo, soy el capitán de Lattre de Tassigny, le ordeno atacar a las fuerzas imperiales que están cercando la base rebelde. ¿Ha entendido?
            – Lo he entendido capitán. Lo anotaré en el diario de a bordo. Spirit fuera.


USS Spirit

            Crespo se estiró el uniforme rojo al sentarse en la silla de mando. En la pantalla podía ver como el destructor empezaba a elevarse tras desembarcar a las tropas de tierra, para poder abrir fuego y debilitar los escudos deflectores del puesto avanzado desde una posición más alta.
            – Estaciones de batalla – ordenó Crespo con voz tranquila, pero con un tono transcendental. En su mente tenía a la familia de su esposa, aniquilada en Alderaan. Por fin podría vengarse. La alerta resonó por toda la nave, las luces se atenuaron, encendiéndose las rojas –. Teniente Kinapk fije torpedos de fotones sobre el objetivo.
            – Sí señor.
            – Teniente T’Lar desactive el sistema de ocultación.
            A unos cinco mil metros de altura por detrás del Krontak, una nave apareció de la nada y varias pequeñas estrellas rojizas salieron disparadas hacia la popa del destructor, haciendo impacto en las torres gemelas de mando.
            – Impacto directo. Escudos al 60% – informó Kinapk.
            – Fuego a discreción.
            Una lluvia de torpedos de fotones salió de la torre de armamento del Spirit y cayó sobre el Krontak mientras la nave estelar pasaba a gran velocidad por su costado. Al retomar altura volvió a lanzar otra hondonada de torpedos desde la popa.
            – Los escudos enemigos han caído. Su parrilla energética fluctúa – informó Kinapk.
            – Timonel, haga otra pasada. Fuego con los phasers, máxima potencia.
            El Spirit viró con rapidez entre las nubes de Tierfon y regresó en un picado sobre el destructor que empezaba a perder altura. Los impactos alcanzaron la base de la torre de mando los turboláser de estribor y penetrando en el casco hasta los reactores principales. Una tremenda explosión sacudió toda el veterano Venator que perdió definitivamente la energía y envuelto en llamas se precipitó unos cientos de metros sobre la superficie del valle.
            – Teniente fije objetivos sobre la línea de avance de la infantería y sus vehículos.
            – Cazas TIE acercándose hacia nosotros – informó T’Lar.
            – Cambie de objetivo – ordenó Crespo, mientras veía acercarse con rapidez a los pequeños cazas negros de alar octogonales.
            – Dispersión máxima, blancos designados.
            – ¡Fuego!
            De las diferentes trincheras surgieron los rayos de energía que impactaron en las trayectorias de los pequeños TIE, que sin escudos, cayeron la mitad antes de que sus compañeros pudieran desviarse de aquellos mortíferos disparos.
            – Vuelva a centrarse en la superficie.
            El Spirit volvió a girar en redondo y pasando por encima de las llamas del Krontak se dirigió hacia los AT-AT que estaban acercándose al puesto avanzado. El phaser cruzó a los andadores en diagonal como si de una línea de fuego se tratara y penetró su grueso blindaje como si este fuera una de hoja de papel. Los cinco vehículos estallaron mientras en las trincheras rebeldes los soldados vitoreaban aquella misteriosa nave que les había salvado la vida.
            – ¿Quedan más fuerzas enemigos?
            – Los sensores indican algunos andadores escolta AT-ST en los flancos se retiran y numerosos supervivientes del destructor – informó Kinapk –. Los cazas TIE se reagrupan y están virando hacia nosotros de nuevo.
            – No entienden que ya han perdido. Pues se lo demostraremos – comentó Crespo observando como el puñado de temerarios cazas se reagrupaba –. Fuego.
            Los phasers volvieron a disparar, alcanzado al resto de TIE, que cayeron bajo los ordenados de tipo del Spirit que habían calculado su rumbo de aproximación y ajustado la trayectoria de los phasers de manera automática. En unos segundos ya no quedaban cazas imperiales en los cielos de Tierfon.
            – Hemos de ser generosos y dejaremos que la Alianza se divierta también un poco. Transmita la posición de esas fuerzas al puesto avanzado. Por si un caso, nos mantendremos cerca de la posición. Timonel tome altura y sitúenos en órbita.


Puesto avanzado de Tierfon

            – Que salgan los speeders y acaben con esos AT-ST – ordenó Speria tras acabar el ataque del Spirit. Luego miró fijamente a de Lattre de Tassigny –. Ha salvado nuestras vidas capitán. Jamás lo olvidaremos.
            – Ni la Alianza – replicó Cracken, que miró a Kanuu –. Usted debe de ser su hijo, me alegro de que esté sano y salvo.
            – Gracias, general – replicó este aun débil –. Pero el puesto avanzado ha sido descubierto, debemos empezar la evacuación.
            – En breve eso no será necesario – respondió Cracken –. Con ayuda de la Fuerza en poco tiempo el Emperador habrá muerto y su segunda Estrella de la Muerte habrá sido destruida en Endor. Su reinado por fin llegará a su final.
            – Eso espero – dijo de Lattre –. Aun así el Imperio es poderoso y tardará en caer. Si lo desean podemos evacuar a parte del personal.
            – Personalmente preferiría que no – intervino Speria –. Ya es hora de empezar a no huir. El puesto avanzado de Tierfon se mantendrá activo mientras sea necesario. Pediré que tras la batalla de Endor envíen de nuevo a un escuadrón de cazas y continuaremos hostigando a nuestros enemigos en el sector Sumitra o allí donde se encuentren. Nuestra lucha es una luz que no se extinguirá, capitán.
            – Que así sea – le respondió de Lattre –. Si les parece bien ordenaré que la nave que transporta los prisioneros liberados en Corvanni IV se desvíe para dejar a los que puedan ser útiles aquí. Entre ellos el otro piloto capturado junto a mí hijo.
            – Solicito permiso para volver a mi puesto, señor – dijo entonces Kanuu.
            – Ha de descansar teniente. La guerra aún no ha acabado y le necesitamos plenamente restablecido – le contestó Speria –. Y capitán de Lattre de Tassigny no creo que el Imperio nos ataque tras su intervención, por lo menos durante un tiempo.
            – Entonces regresaré a Naboo y nos pondremos en contacto con la célula de la rebelión en el sistema. Si el Emperador muere pronto, es posible que muchos planetas se alcen contra sus tropas.
            – Esa es nuestra esperanza – replicó Cracken –. Me preguntaba si podría acompañarle y poder ver algo más de su... nave.
            – Si lo desea será un placer general. Así podremos hablar de nuestra futura colaboración.


USS Spirit

            – ¿Un poco más? – le preguntó Laren señalando la botella de vino.
            – No, por favor. Ya he bebido suficiente – replicó Cracken recostándose en la silla. A su alrededor estaba congregada la oficialidad de aquella increíble nave. Su historia era apasionante: procedentes de otra galaxia y llegados por el azar de un accidente, habían sobrevivo ocultos en la convulsión de la Guerra Civil que se vivía entre los sistemas de la Antigua República. Le habían mostrado la nave y le habían explicado el significado de la Primera Directriz: no intervenir en el desarrollo de otras especies. No le habían dicho porque ahora la habían violado, pero él hacía tiempo que se había alzado en armas contra la tiranía del Emperador y la rectitud de de Lattre y del resto de oficiales le indicaban que ya no habían podido aguantar más ante la política de terror y barbarie de lo que hasta entonces eran meros espectadores.
            – Le recuerdo que es sintetol, general – indicó Crespo con una afable sonrisa en los labios –. Por mucho que beba no se le subirá a la cabeza.
            – Simplemente es que son demasiadas emociones. Hace unas horas me había preparado para morir en Tierfon y ahora me parece estar a bordo de un crucero de lujo, mientras espero la resolución de la batalla más decisiva de esta guerra.
            – Es ilógico preocuparse cuando no podemos hacer nada desde aquí. Salvo esperar – replicó la vulcana T’Lar, cuyo hijo iba a participar en el ataque contra la segunda Estrella de la Muerte.
            – Cómo he dicho ha sido un día largo. Si no les importa me retiraré a descansar – dijo Cracken y todos dejaron el camarote del capitán.
            Pero Cracken no pudo conciliar el sueño y decidió pasear por la nave para despejarse. Por los pasillos no había nadie, a bordo solo estaba la tripulación imprescindible, el resto mantenían su vida en Naboo como miembros de una respetada empresa. Presionó los paneles del pasillo para descubrir el camino hacia el Seis Frontal, la cantina de la nave. Al llegar se encontró con un oficial leyendo un padd. Este le saludó cortésmente y le ayudó a replicar un zumo de pomelo, recomendado por ese cortés teniente.
            Poco después mientras contemplaba el remolino de luz del hiperespacio que se desplegaba frente a los grandes ventanales se abrió una de las puertas y entró el capitán de Lattre de Tassigny.
            – ¿No podía dormir? – le preguntó Cracken.
            – Usted tampoco.
            – Demasiadas cosas se están jugando en este momento.
            – Además, querría estar con sus compañeros
            – Así es – respondió rotundo. Si se hubiera quedado en el Hogar Uno habría formado parte de la tripulación del Halcón Milenario que iba a pilotar el general Lando Carlrissian que iba a liderar el ataque de los cazas contra la estación de batalla aún en construcción –. Pero también sé que allí sería uno más. Las cartas ya están repartidas. Aun así…
            » ¿Puedo preguntar qué le sucederá al teniente Shimura? – preguntó tras unos instantes de silencio entre ambos oficiales –. Por lo que he entendido ha desobedecido la más importante de sus leyes.
            – Yo también la he roto – replicó categórico de Lattre –. En otras circunstancias... quién sabe. Pero estamos lejos de la Federación.
            » General – prosiguió agravando el tono de su voz –, ha de entender que esta nave posé tecnología que podría hacer tambalear toda esta galaxia. Los replicadores podrían llegar a destruir toda la base industrial y comercial existente. Sin la necesidad de cultivar alimentos o de extraer materias primas para manufacturar artefactos, millones de seres no tendrían trabajo, sistemas enteros se arruinarían. En mi galaxia esa tecnología fue evolucionando con lentitud y permitió que la economía se adaptara sin causar un gran trauma. Por tanto aunque mi tripulación y yo ayudemos a la Alianza habrá cosas que no podemos compartir.
            – Lo comprendo – replicó Cracken alzando el vaso replicado de zumo.
            – El resto de nuestros recursos están a su disposición, incluyen aquellos que hemos acumulado alrededor de la empresa que tenemos en Naboo: los astilleros, el refinado de gas tibanna, el taller donde fabricábamos los torpedos de protones, y  la red de intercepción y descodificación que creó Shimura podría ser ampliada para ponerse a su servicio.
            – Intercederé ante Mon Mothma, pero no creo que haya problema en ese sentido, además siempre tendrán el respaldo del adquisidor Keegan. Su Federación se asemeja mucho a la República que queremos reconstruir.


Naboo

            El Spirit surgió del hiperespacio y activó su sistema de ocultación al mismo tiempo que la Flora Rebelde luchaba alrededor de la Estrella de la Muerte a muchos años luz de allí. Tras transportar a los oficiales a las instalaciones de Tycho Inc. en Theed, la nave regresó a la luna de Ohma-D’un, donde se ocultaba de miradas indiscretas.
            Al llegar Shimura se puso en contacto con la célula que la rebelión y concretó una cita para que de Lattre pudiera hablar abiertamente con el resto de líderes del planeta. La había convocado en una estancia de la biblioteca de la universidad, un lugar lo bastante público para pasar desapercibido y donde se podía mantener una reunión discreta en una de sus muchas estancias. El primero en llegar fue Been, era un Rep, miembro del Alto Consejo Gungan, representando al jefe Nass que desde el nacimiento del Imperio había formado parte de la Rebelión. Las otras dos personas habían sido incorporadas a la Alianza en los últimos años por el propio Shimura, que buscaba ensanchar el pequeño grupo gungan. El siguiente en llegar fue el coronel Typho de las fuerzas Reales de Naboo e hijo del guardaespaldas de la antigua senadora Amidala, que ahora controlaba a las fuerzas locales del planeta. Era un hombre inteligente e impregnado con la independencia que siempre había caracterizado al pueblo humano de Naboo y gracias a la actitud del Emperador no había sido difícil atraerle hacia la causa. La última en llegar fue la senadora Pooja Naberrie, la cual siempre había simpatizado con la Rebelión, pero que hasta la disolución del Senado Imperial no había sido capaz de dar el siguiente paso. Desde entonces había utilizado su influencia entre la alta sociedad del planeta para extender las simpatías hacia los opositores en aquel remoto sistema.
            – Nos ha sorprendido lo urgente de la reunión – dijo Pooja Naberrie dirigiéndose hacia Shimura –. Pero no imaginábamos que vendrías tan bien acompañado. Jaques me alegre verle entre nosotros.
            – Hacía tiempo que tendría que haber venido – replico este cortés.
            – General Cracken es un honor tenerlo entre nosotros, su reputación le precede – indicó Typho respetuoso.
            – En realidad solo soy un simple luchador por la libertad, como ustedes – dijo Cracken modestamente y luego miró hacia los dos oficiales de la Flota –. Ken Shimura y Jaques de Lattre de Tassigny, así como la mayoría de los integrantes de Tycho Inc., forman parte de un grupo de personas amantes de la libertad y la justicia y desde hace tiempo colaboran con la Alianza. A partir de este momento trabajarán más abiertamente tanto conmigo, tanto como con ustedes. Y les anuncio que estamos a punto de entrar en una nueva fase en la lucha contra el Emperador Pal...
            El pitido del comunicador que llevaba de Lattre interrumpió a Cracken.
            – Capitán, aquí Crespo, disculpen la interrupción, pero es importante – dijo la voz del primer oficial a través del comunicador –. La Holonet acaba de anunciar: que el Emperador ha muerto en Endor.
            Airen Cracken lanzó un suspiro de alivio al escuchar aquella noticia. Todos en aquella sala empezaron a felicitarse llenos de satisfacción. Been se fundió en un abrazo a su buena amiga Pooja, igual que hacían Typho y Shimura, cuya amistad y respeto se había forjado mientras trabajaban clandestinamente en los últimos años. De Lattre le alargó la mano a Cracken: por fin la justicia había triunfado. Para anunciarlo el departamento de Criptografía de la Alianza se había introducido en la Holonet Imperial para proclamar la gran victoria sobre Palpatine en todos los rincones de la galaxia.
            – Señores es un momento de alegría para todos... – anunció Pooja con visible emoción en su rostro –. Pero la lucha ha de seguir. Con el coronel Typho hace algún tiempo preparamos una operación para liberar Naboo de las garras de Palpatine.
            – Sí, debemos aprovechar estos momentos de debilidad para atacar – insistió Typho –. Las Fuerzas de Seguridad Reales están listas para alzarse, en poco tiempo podríamos desplegarnos en Theed, Deeja Peak y Keren...
            – Los gungans nos ocuparemos de las fuerzas subacuáticas en Otoh Gunga, la ciudad oceánica de Kaadara y en otros enclaves – anunció Nessa.
            – Nosotros nos ocuparemos del Retratamiento del Emperador – anunció de Lattre –, fue construido como centro de mando lejos de Coruscant y aunque no lo parezca, es el lugar más fuertemente custodiado. Si nos apoderamos de esa instalación toda resistencia en el planeta se vendrá abajo. También tenemos que detener a Panaka...
            – Hubo una época en que Panaka realizó grandes servicios a Naboo y a mi propia familia – reflexionó Pooja con pesar.
            – También ha servido muy bien como moff del sector Chommell para el Emperador – replicó el gungan con amargura –. Y ha de ser juzgado por sus crímenes.
            – No creo que tardemos en neutralizar el Retratamiento – dijo de Lattre que se dirigió a Typho –. Después me uniré a sus fuerzas en ayudarles a liberar el restro del planeta. Para ello cuento con un buen número de wookiees que están más que dispuestos a ayudarnos en esta tarea.
            – Toda ayuda será bienvenida – replicó este y la reunión se disolvió para ir a preparar cada uno sus fuerzas. Al mismo tiempo en las calles se iban llenando poco a poco de gente que quería celebrar la muerte del tirano.
            Mientras los habitantes de Naboo celebraban el fin del terror una fuerza formada por wookiees y tripulantes del Spirit asaltaron a la sorprendida guarnición del Retratamiento del Emperador. Al mismo tiempo la Guardia Real al mando del comandante Typho y el ejército gungan liderado de nuevo por Boss Nass ocupaban el resto de instalaciones imperiales del planeta. El último representante de Palpatine, el moff Panaka, fue arrestado mientras permanecía sentado en el Trono del Palacio Real.
            Pocos días después la reina Kylantha, que había permanecido más tiempo del permitido en su cargo, renunció al trono y se celebraron las primeras elecciones libres desde hacía más de diecinueve años, restaurado así el gobierno tradicional de Naboo. Poco después la nueva reina Pooja Naberrie anunció que el sistema se uniría a la Alianza de Planetas Libres liderados por Mon Mothma. Typho y las Fuerzas Reales también se integraron con las fuerzas de la Alianza, mientras el desorientado Imperio se retiraba en un reinante caos hacia los Mundos del Núcleo, dejando en paz aquel pequeño sistema del borde exterior.


Tiempo después…

            La nave personal de Cracke, la corveta corelliana Contruum, llegó a Naboo meses después de la muerte de Palpatine.
            – Bienvenido de nuevo – le saludó de Lattre que le esperaba en el espacio puerto. En la solapa de su chaqueta llevaba el comunicador dorado.
            – Me he enterado que usted ahora forma parte del Consejo Consultivo de la Reina Nabarrie, enhorabuena – le saludó el recién nombrado Director de la Inteligencia de la Nueva República mientras subían a un aerobús oficial.
            – También le devolvimos las empresas que adquirimos a sus legítimos propietarios – explicó de Lattre –. Por muy bien que lo hiciéramos, no somos empresarios y solo las usamos para proteger nuestra tapadera.
            – Me alegro. Pero tengo que decirle que traigo noticias que le interesan. Y lo que les diré por el momento es un secreto – dijo Cracke en el interior del vehículo –. Poco antes de la Batalla de Endor enviamos un pequeño grupo de hombres de la inteligencia tras una fuerza imperial bajo el mando de un Gran Moff sin sectores asignados llamado Daran. No sabíamos cuál era su objetivo y conocerlo era de extrema importancia porque contaba con muchas naves y soldados leales al Emperador. Ahora acabamos de conocer que misión tenía: invadir otra galaxia, la Vía Láctea.
            Aquello dejó paralizado durante unos instantes a de Lattre mientras el aerobús descendía sobre la Gran Plaza, junto al complejo gubernamental de Theed.
            – ¿Está usted seguro? – fue lo único que pudo preguntar de Lattre.
            – Completamente. Mi gente contactó con las fuerzas de la Federación que han sido atacadas por Daran – explicó Cracke –. En este momento un representante de su gobierno se encuentra a bordo de la nave insignia de Ackbar. He venido para acompañarle hasta allí.


USS Spirit

            La noticia de la ocupación de la Federación había caído como un mazazo sobre la tripulación del Spirit: por fin podrían volver a casa, pero su hogar se encontraba ahora bajo el terrible yugo del Imperio al que conocían bien. De nuevo con una tripulación mínima de Lattre partió rápidamente al encuentro de la embajadora Odan de Trill. La nave estelar se colocó a la altura del Hogar Uno, la nave insignia del almirante Ackbar y sede provisional de la delegación. Instantes después Kareel Odan y un oficial de la Flota se transportaron a bordo.
            Lo que primero le sorprendió a De Lattre fue ver una mujer tan joven, luego recordó que su simbionte trill tenía muchos años de experiencia como diplomático. El otro hombre, ahora capitán Flaherty, ya era conocido antes del accidente por sus dotes lingüísticas y diplomáticas.
            – Permiso para subir a bordo, capitán – fue lo primero que dijo Odan, con una gran sonrisa de orgullo.
            – Permito concedido embajadora. Sea bienvenida a bordo del USS Spirit – replicó de Lattre y Odan descendió los dos escalones de la plataforma del transportador con contenida emoción.
            – Capitán me llena de felicidad saber que una de nuestras naves, que creíamos perdida, en realidad estaba sana y salva y que por fin ha podido contactar con nosotros.
            – Embajadora si le he ser sincero, no creía que este encuentro fuera posible.
            – Me lo imagino, pero aunque estamos muy lejos de casa, pronto podrá regresar.
            De Lattre presentó al resto de la su oficialidad y después acompañó a esta y a Flaherty hasta la sala de conferencias, situada en la cubierta inmediatamente inferior a la del puente. Allí le relató lo que había sucedido desde la persecución a la nave ferengi hasta aquellos momentos.
            – Como capitán del Spirit, asumo todas las consecuencias y la culpa por haber violado la Primera Directriz – fue lo último que dijo en su relato.
            – Por favor, déjenos solos – replicó Odan y el resto de los oficiales se levantó y abandonó la estancia. Las protuberancias de la frente eran características en aquella sub-especie trill y la verdad es que intimidaban que más que las manchas a ambos lados del rostro mucho más comunes. Aun así no había dureza en la mirada.
            Ya solos Odan se levantó y caminó hacia los ventanales desde lo que se podía ver alrededor del Spirit la formación naval de la Nueva República. Permaneció así durante varios segundos, reflexionando en los acontecimientos que acababa de escuchar: una nave perdida, sola, en medio de un lugar desconocido y hostil.
            – Han pasado muchas cosas desde que nos dejó capitán – dijo con una voz suave girándose de nuevo para mirar a de Lattre directamente –. No solo la reciente invasión del Imperio. Justo antes luchábamos desesperadamente contra una poderosa fuerza del cuadrante Gamma: el Dominion. Usted no los conoce, contactamos con ellos a través del agujero de gusano que se descubrió en Bajor tras su marcha. Y hemos tenido otras amenazas también muy serias: el borg, por ejemplo.
            » No por ello hemos cambiado nuestra política, por supuesto – dijo esbozando una gran sonrisa –. Usted se enfrentaba a una difícil posición y durante años ha mantenido la estricta neutralidad como indican los procedimientos de la Flota Estelar en casos semejantes al suyo.
            » Pero su revelación como parte de la Federación y su alineación con la Alianza Rebelde o mejor dicho, la Nueva República, a través de Naboo sucedió técnicamente después de ser atacados por las fuerzas imperiales.
            – ¿Técnicamente? – repitió de Lattre.
            – Tal vez usted no lo sabía, pero para entonces ya estábamos en guerra contra nuestros mutuos enemigos. Por tanto su actuación es completamente legal y no infringe la Primera Directriz.
            De Lattre estaba boquiabierto por aquella interpretación de los hechos.
            – Con respecto a la actuación de su oficial de seguridad, el teniente Shimura... Es su oficial y han pasado muchos años juntos. Por mi parte su anotación en el diario de a bordo de su actuación zanja ese asunto – dijo sentándose de nuevo.
            » Capitán, su experiencia en esta galaxia es incalculable. Usted ha pasado años entre estas culturas y conoce bien cómo piensan y actúan, deseo que sea mi consejero en los pasos de debemos dar de ahora en adelante. Mi misión es negociar un tratado diplomático en todos los niveles con la Nueva República, ¿me ayudará en esta tarea? Se lo pregunto porque imagino que lo que más desea es regresar a casa, por mala que sea la situación allí. Pero le aseguro que si me acompaña en este viaje el esfuerzo de esperar valdrá la pena. Usted y su nave pueden ayudarnos enormemente en ese aspecto.
            – Hemos estado aislados diez años. Mi primer oficial y muchos otros están casados con habitantes de esta galaxia. Mi propio hijo lucha junto a la Nueva República. Esperar unos meses no importará. Además aun quedan algunas cosas que hacer en lo que respecta a nuestra tapadera durante estos años. Será un honor ayudarla.
            – Gracias capitán.
            – ¿Puedo hacerle una pregunta?
            – Por supuesto.
            – Ha dicho que descubrieron cerca de Bajor un agujero de gusano... Mi esposa es bajorana...
            – Entonces he de anunciarle que la ocupación de Bajor por los cardassianos acabó hace... ocho años. Tenemos muchas cosas que contarnos, el uno al otro – dijo Odan con una gran sonrisa.


FIN…


martes, 20 de junio de 2017

Destructor clase Venator

Los destructores de la clase Venator aparecieron durante las Guerras Clon como nave capital para enfrentarse a las fuerzas Separatistas, siendo ampliamente utilizado por la Marina Republicana, pero tras la instauración del Imperio pronto fueron relegados a misiones secundarias.

Diseño
Ideado y construido por los Astilleros de Propulsores Kuat como una nave de combate híbrida, mezcla de portaaeronaves, y capaz de sostener un combate espacial. Era el complemento ideal para los transportes de la clase Acclamator construidos para el asalto planetario, proporcionando una cobertura con el fuego de sus pesados turboláser y apoyar las operaciones con sus cazas embarcados. Mientras que agrupados en escuadras podían enfrentarse a adversarios más poderosos en el espacio luchando contra otras naves, aunque este cometido estaba reservado a otros destructores, como la clase Victory, o la Tector más compactos. Individualmente la nave carecía de la potencia necesaria para enfrentarse a naves superiores, pero podía manufacturarse en serie y con rapidez, algo esencial durante los devastadores combates de las Guerras Clon. Por otro lado su cometido de combate y su capacidad portacazas era muy del agrado de los generales jedi, de manera que la nave también era conocida como Crucero Jedi.

Su concepto requería que tuviera una gran cubierta de vuelo, la cual se instaló a lo largo de la parte central del casco. Esta disposición permitía lanzar sus 420 cazas en unos segundos, pero las compuertas blindadas de 500 metros de longitud, se abrían con lentitud a lo largo de toda la dorsal frontal, lo que la hacía vulnerable a ataques centrados en esa zona. Para compensar esta disposición se instalaron potentes escudos deflectores, aun así se eliminaría en los diseños sucesores. A ambos lados de toda la cubierta de vuelo se encontraba con boxes para reparaciones y mantenimiento de los cazas, las naves y los vehículos que transportaba, equipados con campos de fuerza para cuando se abrieran las compuertas, por su fallaba el proyector de escudo de contención atmosférica con que contaban [SW Vista de sección de vehículos y naves].

Junto a este hangar principal había otros tres, dos de ellos situados en los costados de la superestructura de la torre doble que eran utilizados para acoplamientos a estaciones espaciales o naves más grandes para transferencia de equipo o tropas. El tercero, situado en la parte inferior y conectado con el principal, permitía un acceso para el embarque de los vehículos cuando estaba posada en la superficie, además de despliegue de naves y lanzaderas. [SW Vista de sección de vehículos y naves].

La disposición de la torre doble estaba diseñada para que una tuviera el mando y gobierno de la nave y la otra controlara los cazas embarcados, tanto las operaciones de despegue y aterrizaje, como la coordinación de combate [SW Vista de sección de vehículos y naves]. El interior contaba con un pasillo central y dos fosos con equipos y técnicos, que marcaría el diseño de las futuras imperiales [SW Ep. III The vengeance of the sith], incluyendo los destructores de la clase Imperial y los superdestructores de la clase Executor [SW Ep. IV The empire strike back] o los cruceros Interdictor [Stealth strike (SW Rebels, 2.09]. Encima de cada estructura se encontraba las antenas de comunicaciones y escáners de hiperonda [SW Vista de sección de vehículos y naves].

Era una nave rápida, que podía perseguirá naves antibloqueo, por lo que fue equipada con un potente reactor principal, capaz de consumir 40.000 toneladas de combustible por segundo (1) a máxima potencia, produciendo 3.6 x 1024 vatios de energía. Mientras que su multiplicador de hiperespacio de clase 1 tenía un alcance de 60.000 años luz [SW Vista de sección de vehículos y naves]. La reacción del reactor principal de propulsión se producía por pulsaciones combinados con las bujías del núcleo, siendo necesario el fallo de 3 motores a babor y a estribor para activar la energía auxiliar. Los estabilizadores principales estaban situados en la casco 17, detrás del reactor principal [Death trap (SW Clone Wars, 2.15)].

Armamento
El armamento más poderoso con que contaban los Venator eran sus torretas turboláser pesadas DBY-827 situados en la parte interior de la torre de mando. Estaban diseñados para el bombardeo orbital o enfrentarse a otras grandes naves en combate espacial, tanto de larga distancia, en el que podía rastrear blancas a diez minutos luz o combate cercano y rápido, en la que rotaba en tres segundos. Contaba además con siete intensidades distintas de disparo para inutilizar a sus adversarios o vaporizarlos en el acto. Para ello era necesario dirigir toda la potencia del reactor de la nave hacia su artillería, lo que provocaba una devastadora descarga, aunque debilitaba los escudos deflectores [SW Vista de sección de vehículos y naves]. El diseño de la nave, en forma de cuya, permitía además a estos cañones poder disparar tanto hacia delante, como a los dados.

Algunas naves de la Flota del Círculo Abierto, que participó en muchos combates de las Guerra Clon liderados por los generales Kenobi y Skywalker, fueron equipadas con un potente cañón turboláser SPHA-T. Situada en la parte inferior del casco, junto a la abertura ventral del hangar principal, podía generar un rayo sostenido de energía, capaz de causar un daño directo extremo contra objetivos grandes o lentos [SW Ep. III The vengeance of the sith]. La desventaja era su limitado arco de disparo, que impedía hacer fuego de cobertura indirecto, además de ser alimentada directamente desde el reactor principal, en detrimento de los turboláser DBY-827 laterales [Especulación].

Otros añadidos fuera de la línea de producción estándar de Astilleros de Propulsores Kuat, fueron la instalación de una serie de cañones turboláser de cubierta como el que llevaba Guarlara durante la batalla en la órbita de Coruscant. Estos cañones estaban repartidos a lo largo de la línea central del destructor y para evitar sobrecargar el reactor, eran alimentados por cargas de munición individual, que una vez disparada el casquillo vacío, acelerando la energía a través del tubo impulsor de masas. Abrían fuego a través de las aberturas protegidas por campos de fuerzo y aunque tenían un alcance limitado estaban pensadas para combates de corto alcance, duelos entre naves, normalmente más potentes que los Venator, como la temible Mano Invisible separatista [SW Ep. III The vengeance of the sith]. (2)

Las Guerras Clon
El Venator se adaptó rápidamente a las operaciones de las Guerras Clon, ideado para traslado de cazas y la escolta de otras naves, podía adaptarse a múltiples funciones. Su poderosa artillería le permitía enfrentarse, si bien en grupos de combate, a naves de mayor tamaño con la clase la clase Providence separatista. Además podía realizar despliegues de tropas planetarias, con un máximo de 16.000 soldados, aunque su dotación normal no superaba los 2.000, por lo que podía encabezar misiones independientes como la liberación de Utapau. También podía proteger de sistemas planetarios, o romper bloqueos, algo que sucedió mucho durante las campañas de asedios del Borde Exterior. Sus poderosos motores eran capaces de alcanzar a naves rápidas como las veloces corvetas corellianas CR-90 [SW Vista de sección de vehículos y naves].

También conocidas como cruceros de ataque de la República por las fuerzas de la Confederación de Sistemas Independientes, estuvieron presentes en algunas de las batallas más destacadas de las Guerras Clon. Así más de un millar de ellos defendieron Coruscant durante la captura del Canciller Supremo Palpatine, ya al final del conflicto, momento en que su líder, el Conde Dooku, moría a manos de los caballeros jedi enviados a rescatar al líder republicano. Así como la defensa de Kashyyyk o la liberación de Utapau [SW Ep. III The vengeance of the sith]. Pero su proliferación entre las fuerzas republicanas era tal, que sería muy larga la enumeración de todas las batallas, escaramuzas y luchas en las que participaron.

Era del Imperio Galáctico
Con el fin de la República y al advenimiento de la Armada Imperial, con nuevas tácticas y sobre todo nuevas naves más grandes y poderosas como los destructores de la clase Imperial, vino el declive de los Venator. Nada más proclamarse el Imperio Galáctico, se eliminaron los emblemas individuales de las flotas republicanas de sus cascos y fueron pintadas de gris para homogeneizar sus fuerzas armadas. Este declive estuvo marcado por el cambio de estrategia naval al introducir a la familia de cazas espaciales TIE como modelo estándar. Para los cuales era necesaria una estructura de lanzamiento y recogida, ya que sus alas hexagonales no estaban diseñadas para el aterrizaje constante. Además la Doctrina Tarkin abogaba por una reducción en la dependencia del uso de cazas, predominante en las tácticas durante Antigua República, del que el Imperio se quería distanciar. Por otro lado su presencia recordaba una época que representaba el caos y la corrupción y sobre todo por haber sido la nave más emblemática de los generales jedi proscritos.

Aun así su gran número al final de los combates auguraba aun un amplio uso por parte de la Armada Imperial, que los siguió desplegando durante las siguientes décadas en zonas alejadas de los Mundos de Núcleo. Su capacidad de aterrizaje planetario, unido a su poderoso armamento y al espacio interior, les hacía excelentes plataformas para asaltos planetarios. Sus hangares podían ser transformados para albergas tropas y vehículos que eran desembarcados directamente en las zonas de aterrizaje. De manera que no era infrecuente verlos en el Borde Exterior donde no iban a desplegar los grandes y modernos transportes Evakmar-AIK capaces de albergar un Corps entero  [Especulación]. Otras misiones a las que podían ser asignados eran en combate naval contra piratas o mundos poco desarrollados, escolta pesada de convoyes o protección de sistemas plantarios, o la ruta hiperespacial Pipeline Santuario, que comunicaba Endor, donde se estaba construyendo la segunda Estrella de la Muerte, con la galaxia, vía Sullust [SW: The card game – Balance of the Force]. Algunas de estas naves sufrieron modificaciones a lo largo de estos años, siendo alterado su armamento, incorporando cañones de iones o tubos lanzamisiles o torpedos de protones, así como el hangar para instalar los equipos de recuperación y lanzamiento de los cazas TIE [Especulación]. (3)

A medida que los nuevos tipos de buques de guerra eran integrados en las filas de la Armada Imperial estos destructores se consideraron obsoletos y no era extraño que fuera vendido como chatarra. Incluso algunos de estos fueron abandonados y se dejaron a la deriva en el espacio, por lo que varios de ellos cayeron en manos de mandalorianos, luchando tras la batalla de Yavin durante la Guerra Civil Galáctica, el Consorcio Zann y otros grupos de piratas [SW: Empire at war – Force of corruption].



Fabricante: Astilleros de Propulsores Kuat
Modelo: destructor estelar clase Venator
Dimensiones:
            Largo: 1137 metros
            Envergadura: 548 metros
            Altura: 268 metros
Aceleración máxima (lineal en el espacio): 3.000 G
Hiperpropulsión: clase 1.0
Velocidad en atmósfera: 975 k/h
Alcance: 60.000 años luz de alcance real
Autonomía: 2 años
Tripulantes: 7.400
Tropa: 2.000 (estándar) - máxima 16.000
Capacidad de carga: 20.000 toneladas métricas
Armamento:
            8 torretas turboláser pesadas
            2 cañones dobles tuboláser medios
            52 cañones láser de defensa puntal
            4 tubos lanzatorpedos de protones
            6 proyectores de rayos tractores
            1 cañón turboláser SPHA (opcional)
Complemento:
            192 cazas V
            192 interceptores Eta-2 Actis
            36 cazas ARC-170
            24 andadores
            40 naves de combate LAAT/i
            Lanzaderas diversas


Notas de producción:
(1) Este dato, aparecido en el SW Vista de sección de vehículos y naves me parece algo exagerado, ya qué ¿dónde se guardaría todo ese combustible?

(2) Esta es la descripción del duelo que se durante la batalla en la órbita de Coruscant de The revenge of the sith, aunque dicho armamento no se recoge en la información del libro SW Vista de sección de vehículos y naves. La descripción se basa en el cañón del Mano Invisible, pero es posible que ambos sean equivalentes y predecesoras del cañón laser SB-920 de la Estrella de la Muerte.

(3) Esta sería la actualización del Krontak, aparecido en el relato del USS Spirit, la nave estelar atrapada en la galaxia de Star Wars, en un relato complementario del Crossover Star Trek – Star Wars publicado en este blog.

Ll. C. H.