viernes, 13 de diciembre de 2013

USS White Wolf, 4a parte



Las reparaciones de la USSS White Wolf ya están casi concluidas, pero serán testigos de la guerra que en esas estrellas libra la Tierra y Romulus.

4.

            Poco después de que Tabor empezara el refinado del dilithio en el puente detectaron la aproximación de siete naves al tiempo que las patrullas armadas tellaritas se movilizaban. Storekeeper y Cronak estaban esperando aquel momento.
            – Se tratan de dos cargueros clase-Y, otro de clase-J, dos transportes DY-500 con doscientos humanos a bordo – informó Wenok –. Los escoltan dos naves estelares, la USS Intrepid y la USS Chanllenger.
            – Capitán – dijo entonces el romulano mirando al fabrini –. Sea bienvenido a la historia.
            Dicho lo cual Cronak se levantó y salió del puente seguido por Talvin, que hizo detener el turboascensor cuando estuvieron unas cubiertas por debajo del puente.
            – ¿Usted lo sabía? – replicó este exaltado.
            – ¿Que estábamos en este fatídico día? – le preguntó Cronak tranquilo –. Sí, el capitán Storekeeper me informó de la fecha y los sucesos que estaban a punto de ocurrir. Claro que no hacía falta que me los recordara.
            – ¿Y por qué no me informó? – continuó Talvin, cada vez más colérico.
            – Tanto Storekeeper como yo pensamos que era mejor reducir el número de personas que conocieran la fecha exacta en que nos encontrábamos.
            – Tenía que haberme informado de inmediato. Estamos en el momento más crucial de la historia moderna de Romulus y tenía que saberlo. En Cheron sufrimos la derrota más humillante que hemos padecido y no solo militar, sino también política ya que entonces la Tierra creó su Federación. La cual siempre nos ha impedido ocupar el lugar que nos corresponde en la galaxia. Si hubiéramos sabido...
            – ... lo que sabemos ahora, las cosas serían muy diferentes – terminó Cronak la frase retándole –. Usted es un oficial del Tal Shiar mayor Talvin, pero aún sigue siendo el oficial táctico asignado al Goraxus, por tanto está bajo mis órdenes. Yo seré quien decidirá quien ha de saber qué y cuándo.
            De los ojos de Talvin salían chispas de frustración y rabia.
            – Sí, soy miembro del Tal Shiar, como bien recuerda – replicó Talvin al que le hervían los ojos de enfado –. Y en este asunto no tiene autoridad sobre mí. Y en cuanto regresemos a nuestro tiempo, le aseguro que las cosas no se quedarán así.
            Ordenó que el turboascensor prosiguiera y salió en la cubierta donde tenía asignada su cabina. Ya solo Cronak se apoyó contra el mamparo del pequeño ascensor y suspiró. Ahora le tendría que vigilar de cerca.



            Tabor acabó de depurar las impurezas del cristal de dilithio y lo colocó en la cámara de reacción del reactor. Era una operación que podía hacer perfectamente con los ojos cerrados, así que tras realizar un diagnóstico de nivel dos y comprobar con Izaguirre su perfecta instalación, se dirigió al comedor común a comer un poco.
            Gracias a la comida fresca que habían adquirido en la estación pudo servirse un estofado de una especie de cerdo tellarita y una ensalada con extrañas frutas. En una de las mesas, junto a una ventana estaba sentado DeLorian sumido en la lectura de un PADD mientras parecía ignorar la comida que tenía en frente, así que sin más dilación se sentó junto a este esgrimiendo una gran sonrisa. Por unos instantes, mientras regresaba al presente, DeLorian se encontró desconcertado, ¿de dónde había aparecido Tabor?
            – Eres la persona perfecta para que me resuelvas una duda que tengo – le dijo este probando la sabrosa y dulce fruta de la ensalada.
            – ¿Duda?... ¿Qué duda? – replicó DeLorian, que centrado en sus cálculos temporales, no se había dado cuenta de la presencia del bajorano hasta que este se sentó frente a él.
            – ¿Qué es lo que va a ocurrir ahora?
            – ¿No lo sabes? – preguntó DeLorian sorprendido.
            – No. Soy bajorano y durante la ocupación los cardassianos no nos permitían tener una educación exactamente amplia – explicó este tranquilamente –. Y bueno, mi fuerte es la ingeniería: ponme delante un reactor y lo podré desmontar y volver a montar con los ojos cerrados, pero la historia no es lo mío.
            – ¿Pero eres alférez y las clases en la Academia?
            – Yo no fui a la Academia. Soy alférez provisional. Cosas de la guerra. Me alisté como auxiliar de ingeniería. Siempre se me ha dado bien y bueno, como Teoría & Práctica de un Reactor Anti-Materia parece que hubiera sido mi libro de cabecera, me ascendieron al trasladarme aquí desde la Enterprise. (1) Yo, solo quería seguir los pasos del Emisario cuando me alisté en la Flota. Si los Profetas escogieron al capitán Sisko como aquel que uniría a los bajoranos, seguir los pasos de este es un buen camino ante los ojos de los Profetas.
            – ¿Crees que los alienígenas del agujero de gusano son Dioses? – preguntó casi incrédulo DeLorian.
            – Llámalos como quieras: alienígenas del agujero de gusano, o los Profetas del Templo Celestial – replicó jovial Tabor –. Lo importante es lo que significan para mí y mis ancestros. Estos siempre fueron muy religiosos, como vosotros los humanos diríais. En los antiguos d’jarras, las castas que dominaban nuestra sociedad antes de la ocupación cardassiana, mi familia servía a los Profetas como monjes y sacerdotes. Mi bisabuelo fue un vedek respetado, responsable de uno de los monasterios más importantes de Bajor durante mucho, mucho tiempo. Yo en cambio preferí seguir los pasos del Emisario en vez de ingresar en un monasterio.
            » Pero todo el mundo está alterado por lo que ha de ocurrir hoy, y yo no lo sé.
            – Sí claro. Hoy es 18 de abril del 2160. En apenas unas horas la estación Tecran será atacada por naves romulanas. Este será el inicio de la escalada final de la guerra entre Romulus y la Tierra que desembocará en la batalla de Cheron. El administrador tellarite ha admitido que el convoy terrestre entre en la estación: solo las naves civiles por cuestiones caritativas, ya que estos proceden de una colonia arrasada hace unas semanas. Pero cuando la escuadra romulana aparezca no distinguirán a nadie y también atacarán a la estación y al resto de naves atracadas. Estos siempre dirán que era un convoy militar y por tanto un objetivo legítimo. Pero esta provocación será la gota que colme el vaso de la paciencia de andorianos y vulcanos, ya hartos de las constantes violaciones de la neutralidad, no solo de ambos, sino de otros muchos otros planetas. Tellar, Andor y Vulcano se unirán finalmente con la Tierra en la batalla final de la guerra: la de Cheron. Una derrota humillante para romulus por la que se vieron forzados a firmar la paz.
            » Para los humanos fue una bendición: ya que la guerra nos estaba llevando al agotamiento de sus recursos y la habría perdido sin la entrada en el conflicto de los otros planetas. Con esos poderosos aliados pudimos hacer frente indefinidamente a Romulus o incluso vencerlos. Y ellos lo sabían, por eso aceptaron crear la Zona Neutral, porque ya no podían ganar a la Tierra con sus nuevos aliados. Un año después Vulcano, Andor, Tellar y Alfa Centauri creaban la Federación. ¿Entiendes ahora la importancia de este día? Y nosotros seremos testigos de ello. Bueno el capitán espera estar lejos de Tecran cuando lleguen las naves romulanas, pero los sensores lo captarán todo.
            – No sabía nada de eso... y ahora he de irme, ya se ha acabado mi tiempo de comer... – dijo el bajorano recogiendo la bandeja, antes de marcharse se volvió y dijo vacilante –. ¿Mañana volverás a almorzar a la misma hora?
            – Sí, seguramente...
            – Toda esta semana tengo este turno... ¿Quedamos aquí entonces?
            – Sería genial – respondió DeLorian.
            – Entonces hasta mañana – respondió Tabor y se alejó de la mesa sin dejar de sonreír.
            Mientras se alejaba, DeLorian, no apartó la mirada de la espalda del ingeniero bajorano, mientras esgrimía también una sonrisa de curiosidad y fascinación.


          Aunque aquella última afirmación de DeLorian sobre los acontecimientos de aquel día no iba a ser posible. Durante el diagnóstico de nivel uno a las barquillas se detectó una fuga de refrigerante en una de las válvulas. Repararla retrasó su partida el tiempo justo para detectar con sus sensores infinitamente más avanzados la aproximación de la escuadra romulana oculta tras un manto de holográfico que las hacía confundirse con una distorsión subespacial. (2) Pero Storekeeper no podía esperar, sin la reparación completada desatracó y a impulso se alejó a velocidad de impulso.
            Nadie más se había percatado del peligro cuando las diez naves-zángano aparecieron en formación de ataque sobre la estación Tecran. Sin piedad estos empezaron a disparar sobre los indefensos cargueros y contra la misma estación. Los primeros en caer fueron las naves terrestres, pero no fueron las únicas: un transporte retellian que en aquel momento estaba realizando maniobras de aproximación estalló envuelto en llamas. Las diversas naves de guerra no dudaron en repeler el ataque y la nave vulcana disparó contra los romulanos mientras intentaba que sus propios cargueros se alejaran de la estación. Al mismo tiempo las dos naves de la Flota Estelar estacionadas lejos de la propia estación reaccionaron al ataque acercándose y disparando contra las naves atacantes.


            La batalla campal se desarrollaba virulentamente mientras las explosiones se sucedían una tras otras. La nave de la Guardia Andoriana dañada desde los primeros disparos en los motores, no se dejaba dominar y pronto repelió el ataque junto a la nave vulcana y a las dos terrestres. La estación entonces sufrió una serie de explosiones que hicieron que el brazo principal se partiera. En ese momento, en el otro extremo una de las naves-zángano fue destruida por el fuego de la Intrepid. La nave vulcana destruyó otra romulana, los cuales se habían centrado en atacar a los cargueros y a la propia estación y ahora eran sorprendidos por la reacción de las naves de guerra de las tres potencias.
            Aparentemente con su objetivo cumplido las restantes naves-zánganos se replegaron y ocultándose desaparecieron de la escena de la batalla, dejando tras de sí más de medio millar de muertos y la destrucción de once naves civiles.
            – ¡Capitán una runabout ha salido del White Wolf! – informó Wenok al detectarlo en los sensores tácticos: habían saboteado los sensores internos y nadie se había percatado de su partida. Rápidamente la colocó en la pantalla –. Hay un romulano a bordo, señor.
            Storekeeper miró a Cronak y frunció el ceño.
            – Si me disculpan caballeros – dijo entonces el comandante romulano que salió del puente.
            – La runabout está a punto de acelerar a velocidad de curvatura – indicó Wenok.
            – Abra fuego.
            Dos torpedos de photones partieron del White Wolf y justo en el momento en que la runabout hubiera acelerado más allá de la velocidad de la luz estalló desintegrándose en millones de pedazos.
            – Mantenga el rumbo, aléjenos cuanto pueda de la estación Tecran – recordó Storekeeper.



            – No hay momento más detestado por todo capitán de nave que el que hoy nos ha reunido aquí – empezó Storekeeper. La estancia se había quedado pequeña para toda la gente que había querido asistir al servicio fúnebre –. El teniente Adislo hacía ocho años que servía a bordo del White Wolf, mucho más tiempo que yo como capitán y todos le conocíamos. Siempre estaba alegre, bromeando para levantar el ánimo en los peores momentos de esta guerra. Durante la cual no fueron pocas las veces que se distinguió por su heroísmo y valentía. Pero hoy su sonrisa azulada y su afabilidad se han desvanecido, pero no para siempre. En la Tierra hay un antiguo dicho: uno es inmortal mientras se le recuerda. Y el teniente Adislo se le recordará durante muchos años. Y no solo por aquellos hombres y mujeres que salvó ofreciéndoles su vida sin pensar en su propia seguridad, sino por todos los que se cruzaron en él antes y en los aquí presentes.
            La puerta del hangar se abrió lentamente frente al féretro cubierto con la bandera de la Federación. El campo de fuerza que habían levantado alrededor de este protegió al resto de la tripulación cuando la inmensidad del espacio arrastró el ataúd hacia el infinito.
            – Las estrellas nos crearon. A las estrellas regresaremos – dijo en el inmenso silencio la voz del comandante romulano.
            Las puertas se cerraron y poco a poco el hangar fue quedándose vacío, hasta que tan solo permanecieron Cronak y Storekeeper. No habían hablado desde hacía dos días, tras abandonar la estación Tacren.
            – Me alegro que haya acudido – le dijo Storekeeper.
            – El teniente Adislo dio su vida para salvar la mía también. Y la de mi tripulación. Era lo mínimo que podía hacer por ese boliano, al que nunca conocí. Tampoco le conocerán los cuatrocientos romulanos que también salvó – dicho lo cual se giró hacia el humano y le miró directamente a los ojos –. Quería comentarle una cosa. La nave breen aún tiene una ventaja táctica importante frente a nosotros: su arma disipadora. Mi oficial de ingeniería me ha propuesto que el White Wolf sea equipado con un sistema de ocultación. Eso nos permitirá tener cierta ventaja a la hora de buscar a nuestro enemigo.
            – Me parece... me parece bien – contestó Storekeeper tras meditarlo durante unos instantes. Cronak tenía razón: un sistema de ocultación además permitiría pasar más desapercibido en aquel periodo de la historia. Aunque tenía algo más que decirle al romulano –. Siento haber ordenado la muerte de su oficial táctico.
            – ¿Por qué? – replicó Cronak frunciendo su ceño. Su mirada se centró en la del fabrini, era serena y profunda –. Yo hubiera hecho exactamente lo mismo. Puso en peligro nuestra la línea temporal. Era su deber detenerlo. Si en Cheron ganara mi pueblo, no existiría la Zona Neutral. Mi familia vive en una colonia, como ya le dije, pero antes residía en un planeta situado en la Zona Neutral que tuvieron que abandonar tras la guerra. Durante ese viaje fue cuando mi tatarabuelo, conoció a su esposa. ¿Se hubieran conocido sin esa evacuación? Eso es algo que nunca sabremos. Incluso yo conocí a mi esposa mientras patrulla la Zona Neutral. Esa franja que ha sido una humillación para mi pueblo, también ha contribuido a formar lo que somos ahora. Quien somos. Un cambio en la línea temporal que puede ser beneficioso para la mayoría… sería nefasto para mí, ya que, tal vez, mis hijos no hubieran nacido.
            » ¿Cree que hubiéramos dejado patrulla al capitán Kirk a bordo de su nave para que cambiara el rumbo de la Yonada? No. La Tierra sería como Remus, un lugar donde viven ciudadanos de segunda clase. Esclavos usados para trabajar o para morir en la guerra. De eso no tenga la más mínima duda.
            – No, no me entiende – le replicó Storekeeper –. Siento haber matado a alguien al ordenar disparar contra el mayor Talvin. Da igual lo que hubiera hecho o lo que pretendía. Simplemente siento tener que matar.
            Dicho lo cual este le dio la espalda al romulano y salió del hangar, con la mirada clavada de Cronak de este en su nuca.
            – Por eso a la Federación le costará entender a Romulus – murmuró este ya solo –. Nosotros no somos tan escrupulosos. Tan solo espero que esas diferencias nos enriquezcan, más que nos separen.

Próximamente la conclusión…
Ll.C.H.


Notas de producción:
(1) En ST: Insurrection aparece un bajorano en la sala de ingeniería. ¿Podría ser Tabor?
(2) Con la aparición de esta tecnología en Minefield (ENT, 2.03) ya no se puede afirmar que esta fuera desarrollada un siglo después en los acontecimientos que rodean la primera aparición de los romulanos en pantalla en Balace of terror (ST, 1.08). Usar la tecnología holográfica que se nos muestra en Babel One (ENT, 4.12) a modo de interferencias subespaciles, como las electrónicas de la actualidad, me parece una buena manera de usarla.

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