domingo, 12 de junio de 2016

Crossover Star Trek - Star Wars. 17

Capítulo 5
Nuevo Orden
Segunda parte.

Deep Space Nine


            El ambiente en la estación era muy contradictorio aquel día: la seguridad había sido reforzada considerablemente, a cada pocos metros aparecía la figura fantasmal de los soldados de asalto y sus armaduras blancas. Al mismo tiempo la promenade hervía de actividad, decenas de personas se preparaban para celebrar el inicio del Festival de la Gratitud frente al templo bajorano. Contratados expresamente para la ocasión, había grupos de equilibristas y músicos que animaban el pasillo superior y el inferior, mientras la gente, poco a poco, se iba agrupando en el piso inferior y agolpaban en la barandilla del balcón superior.
            En Bajor la gente también se preparaba para empezar un nuevo festival. En la capital se había preparado un gran castillo de fuegos artificiales y las calles estaban decoradas ostentosamente, todo presagiaba un día inolvidable.
            Un monje tocó un gong para agrupar a los asistentes y sobre la tarima se colocó el almirante Vantorel, con su uniforme gris y su actitud segura.
            – Desde hace muchos años, veinte mil exactamente, el pueblo de Bajor celebra el Festival Peldor, también conocido como de la Gratitud. Este año el Imperio no quiere que sea una excepción. El Nuevo Orden desea demostrar a todo bajorano que bajo su apariencia, su intención no es otra que crear lazos entre sus habitantes. Bajor no ha de temer nada del Imperio, tan solo prosperidad.
            » Las libertades del pueblo serán respetadas. La soberanía de Bajor permanecerá inalterada, mientras se respeten las leyes y normas del Imperio. Cuando vuestra kai abra tradicionalmente el Festival, el primer pergamino de renovación será el mío. Con el que sellaremos la amistad entre Bajor y el Emperador Palpatine. Y para demostrar esta amistad en nombre del Emperador entrego a Bajor, el Orbe de la Unidad arrebatado durante la ocupación cardassiana.
            Un murmullo de asombro se alzó entre los presentes, mientras por el pasillo un oficial de uniforme negro avanzaba hacia la entrada del templo escoltado por dos stormtroopers. En sus manos llevaba una urna que depositó en el altar. Al abrirla un fulgor verde lechoso inundó aquella parte de la promenade y el murmullo de asombro se convirtió en una exclamación de sorpresa y regocijo. En ese momento Winn Adami, con el ceremonial traje de kai torció el gesto durante un instante, haciendo un gesto al monje para que volviera a cerrar las portezuelas del arca.
            – Este es el presente que hoy os entrega vuestro Emperador – prosiguió Vantorel –. ¡Que Palpatine y los Profetas bendigan la fiesta que hoy da comienzo!
            Tras lo cual se retiró de la tarima que fue ocupada por kai Winn, quien inició así la ceremonia vertiendo los líquidos que encendían el fuego donde iban a quemarse los pergaminos de renovación.
            Cuando las autoridades concluyeron de quemar los pergaminos, Vantorel y el resto de oficiales que habían asistido se retiraron, para que el resto de los presentes pudieran hacer lo propio.
            – Lo que no entiendo es porque tenemos que hacer esto… – dijo Valorum con tedio cuando dejaron atrás el gentío y la fiesta.
            – Mi querido Zilka, por mucho que nos disguste, nuestra situación es delicada. Nuestros recursos son limitados y los Nuevos Territorios ofrecen retos infinitos. Sin olvidar que nuestra estancia aquí será larga, muy larga y no quiero hacerme muchos enemigos. Ya tenemos suficientes – le explicó a su viejo camarada de armas –. Hemos de hacernos amigos de algunos de estos mundos. Demostrarles que el Imperio también puede ser beneficioso. Y mi proyecto personal es Bajor. Que por otro lado, es un lugar estratégico para nosotros.
            » También cuento que si reduzco los efectivos en Bajor y en otros pocos planetas más, tendré más hombres para acabar de controlar más mundos.
            – No te pongas así… – le replicó Valorum llegando a la sala de banquetes –. Solo que estos arcaicos rituales no los entiendo. Nada más.
            – Te comprendo, a mí también me hastían, pero ahora soy el equivalente a un gran moff… representante directo del Emperador y tengo ciertas obligaciones diplomáticas.
            – ¿Ha esto se le llaman obligaciones diplomáticos? – preguntó Valorum con una gran carcajada al ver la docena de chicas que estaban en la sala.


Laredo


            A muchos años luz de distancia, Kira Nerys estaba sobre otra tarima frente al templo multiconfesional que se había erigido en el centro de la colonia.
            – Tesra Peldor… – empezó a decir alzando los dos frascos con los productos químicos que uno de los guardias capturados en DS9, procedente de una familia religiosa, había elaborado según la tradición –… impatri bren.
            » Bentel ventan… – prosiguió al vertí los productos en el tubo largo y estrecho que estaba sobre la tarima –… ullon sten.
            Al llegar al recipiente una llama azulada empezó a arder con fuerza.
            – Mientras se queman los pergaminos de renovación, que nuestros problemas se quemen con ellos – recitó la bajorana frente al fuego – y hagamos que estos se conviertan en ceniza. Y ahora y durante las siguientes 26 horas espero que todos ustedes se diviertan. ¡Que los Profetas nos guíen!
            La iniciativa de celebrar el Festival de la Gratitud había sido del primer ministro Shakaar y había invitado a todos los habitantes de la colonia y a los miembros de la Flota con el propósito de que al menos unas horas, todos pudieran divertirse. El significado de la fiesta era dejar atrás todos los problemas y volver a empezar de nuevo. Por lo que la presidenta Troi había apoyado la idea, para permitir que durante, por lo menos, un día, los habitantes de la colonia pudieran dejar a un lado la situación en la que se encontraban. Ahora las calles estaban decoradas con banderas, no solo bajoranas, sino de las otras razas que allí se habían refugiado: humanos, vulcanos, klingons, andorianos, efrosianos, romulanos, ktarianos, tanuganos y muchos otros. En la plaza donde estaba el edificio del colegio se había colocado un obelisco bantaca de once metros de altura. Otras banderolas y guirnaldas se habían colocado por todos los edificios y muchos grupos de músicos tocaban en las esquinas.
            La gente necesitaba divertirse. Pensó Lwaxana viendo que habían acudido muchas más personas de lo que había imaginado. El bullicio de mentes y pensamientos era angustioso, a su alrededor podía percibir alegría y aquello la entristecía porque sabía que esta era pasajera y que pronto volverían a la dura realidad. Pero en aquel momento no era así y sonrió, al tiempo que ejercía un gran esfuerzo para bloquear todas aquellas emociones que la rodeaban.
            – ¡Lwaxana! – la llamó la conocida voz de Odo –. Te estaba buscando. Desde que llegué no he tenido tiempo de poder hablar contigo.
            – ¡Peldar joi, Odo! – le saludó la betazoide con una gran sonrisa –. Me alegro de que estés bien. Y que al fin estés con Nerys.
            – Sí, Peldar joi. Eso es magnífico. Pero quería comentarte otra cosa. La noticia que ha traído Weyoun me ha hecho pensar...
            – ¿Tú eres Odo? – interrumpió una vocecilla por debajo del metamorfo. Al inclinar la cabeza vio a un niño de tres años, con una ligera arcada por encima de la nariz y una sonrisa enorme.
            – ¿Tú hijo? – le preguntó a Lwaxana.
            – Te presento a Barin – replicó la betazoide –. Y sí cariño, este es Odo.
            – Mi mamá me ha hablado de ti – dijo el niño fascinado.
            – ¡Mamá, estas aquí! – exclamó una mujer de cabello largo y oscuro, acompañada por quien debía de ser el comandante William Riker. El verdadero, pensó Odo.
            – ¡Peldar joi, Dianna! Ven, te voy a presentar a Odo – le indicó el niño.
            – Es un placer volverle a ver – saludó Dianna –. Y peldar joi, que creo que es lo que se dice en esta celebración.
            – ¡Mamá dice que Odo se puede convertir en cualquier cosa! – continuó el hermano –. Seguro que si se lo pido se transforma en…
            – ¡Barin, has de ser más respetuoso! – le increpó su madre, lo que hizo que el chico se protegiera detrás de las piernas de su hermana –. Discúlpate.
            – Lo siento señor Odo.
            – No te preocupes – replicó el cambiante que estaba sorprendido ante la sinceridad del niño. No había tratado mucho con los cachorros humanoides, en este caso betazoides y le eran extraños, aún más sinceros que otras especies. Pero no le hizo mucho caso ni tampoco le dio importancia.
            – Vengan con nosotros… – dijo Dianna –. Hemos ocupado una mesa no lejos de aquí. Estaremos cómodos.
            – Será un placer – indicó Odo y por el silencio de Lwaxana y su actitud dispuesta, imaginó que su respuesta había sido también afirmativa.
            Poco después se encontraba sentado alrededor de la oficialidad de la Enterprise: el jefe de ingenieros, el androide oficial de operaciones, así como la doctora y su hijo. Estos charlaban al son de un grupo de música formado por tripulantes de una nave estelar que animaban el ambiente. Aun así Odo parecía estar algo incómodo entre extraños, aunque conocía a todos gracias a las historias que habían explicado O’Brien y Worf en los últimos años.
            – ¡Ah estás aquí! – dijo la voz de Kira detrás del cambiante.
            – ¡Nerys! – exclamó este levantándose y se dibujó una sonrisa en su rostro.
            – Y veo que con buena compañía – indicó esta después de besar a Odo.
            – Siéntese – la invitó Riker cogiendo una silla que estaba desocupada cerca de la mesa que ocupaban y se la acercó.
            – Gracias – indicó Kira sentándose junto a Odo y cogiéndole de la mano.
            – Una ceremonia muy hermosa – indicó entonces la doctora Crusher.
            – Pensamos que un poco de distracción iría bien a todos.
            – ¡Oh estáis aquí! – dijo la voz de Julian. El cuál iba acompañado por Ezri, Miles y Keiko –. Data, es un placer volverle a ver.
            – Doctor Bashir, lo mismo digo – replicó el androide –. ¿Por qué no se sientan con nosotros?
            En unos segundos la tripulación de la Enterprise y Deep Space Nine estaban sentados y charlando alrededor de varias mesas que habían juntado. A los pocos minutos se habían formado pequeños grupos: Data y Julian empezaron a hablar del chip emocional del primero. Riker subió al escenario y tocó su trombón junto a la banda. Dianna, Ezri, Keiko, Nerys y Beberly enseguida crearon el grupo en el que empezaron a charlar de sus respectivas parejas y un sin fin de cosas: sin dejar títere con cabeza. Miles, Geordi y Wesley se enzarzaron en una discusión sobre diversos aspectos de la tecnología imperial. Mientras Odo y Lwazana hablaron de lo que les había sucedido desde la última vez que se vieron: en su boda. Finalmente ante el visible aburrimiento de Barin, Keiko se llevó al niño para dejarlo en la guardería que habían abierto en la colonia y de paso vigilar a sus propios hijos.


            No lejos de allí, en el edificio de mando del puerto espacial Jake entró en la habitación donde estaba su padre. Estaba a oscuras, iluminada tan solo por las luces de la colonia. Su hijo se quedó a su lado durante unos minutos, contemplando la fiesta del exterior sin decir nada.
            – ¿Por qué no estas allí fuera? – preguntó por fin Benjamin.
            – Tampoco me apetece mucho – replicó su hijo.
            – Pienso en Kasidy – dijo Benjamin unos instantes después.
            – Yo también. Pero sé que estará bien – replicó seguro Jake –. ¿Qué ocurrirá ahora? Me refiero a la galaxia. A nosotros.
            – No lo sé. Resistiremos – dicho lo cual Benjamin abrazó a su hijo –. En realidad es lo único que podemos hacer ahora.
            Los dos Siskos se quedaron en silencio en el despacho. Poco después el cielo se iluminó con los fuegos artificiales.


Dique Espacial, la Tierra

            Los pasos rápidos resonaban por los pasillos vacíos a aquellas horas de la noche en la residencia de Daran. Las puertas de su dormitorio se abrieron de golpe y una sombra larga se reflejó en el suelo.
            – ¡Qué diablos está pasando! – ladró el moff supremo desde su cama, levantando la cabeza de entre las sábanas –. ¿Cómo te atreves a entrar aquí…?
            – Que se vaya la chica – le interrumpió la gangosa voz de Molzer. La firmeza de esta no daba lugar a dudas: algo importante había ocurrido.
            – ¡Vete! – dijo Daran y una figura femenina salió de entre las sábanas y dejó la habitación por otra puerta. Ya solos, este se levantó de la cama y se puso un quimono de seda. Se acercó al sofá que había frente a los grandes ventanales de su dormitorio y ordenó al ordenador que los convirtiera otra vez en transparentes mostrando la azulada esfera terrestre cuya brillante luz iluminó la estancia.
            – El Emperador a muerto – anunció solemne el consejero de Palpatine.
            El moff supremo miró al consejero imperial escrutándole con su fría mirada.
            – ¿Cómo ha sucedido?
            – En Endor.
            – Endor, la luna santuario… – repitió Daran en voz baja, casi en un susurro. Se levantó del sofá y se dispuso a servirse una copa, un brandy sauriano. Era un ejemplar extraordinario, suave al paladar, aromático, pero sin excesos –. Allí donde tenía que destruir a los rebeldes.
            – Pero ellos le ha destruido a él. Junto a la segunda Estrella de la Muerte. Dicen que Lord Vader también ha sucumbido – estaba consternado, nunca imaginó que el Emperador, el ser que había gobernado la galaxia con un simple gesto de la mano, Palpatine el hombre más poderoso de la historia, al que conocía desde hacía décadas, hubiera muerto.
            » Sin los recursos que debía asignarnos no podremos continuar en esta galaxia. Sin la Estrella de la Muerte no podremos someterla y controlarla.
            – ¿Y ahora quien lo sucederá en Coruscant? – preguntó el Daran con tranquilidad y bebió un sorbo del brandy que se había servido. Quería apartar la mente de Molzer de la idea de la pérdida de la Estrella de la Muerte. Era lo que ahora menos le importaba en realidad, aunque los refuerzos que el Emperador iba a enviarle tras su victoria en Endor no fueran a llegar… sí era un problema. Pero para saber que podría ocurrir tenía que saber lo que pensaba uno de los más fieles del difunto Palpatine sobre lo que ocurriría en su galaxia.
            Este pareció extrañarse por la pregunta, en la cual no había ningún atisbo de preocupación o turbación por la muerte del Emperador. Molzer era un político experto, veterano miembro de la corte imperial, y enseguida se repuso de la conmoción, empezando a razonar ante aquella cuestión.
            – ¿Quién sabe? Sin un sucesor claro… Los consejeros lucharán entre sí. Los grandes moff harán lo mismo para obtener más poder. Y el ejército y la armada buscarán también al mejor postor entre todos, si no buscan a uno propio. Y mientras luchan estúpidamente entre sí, los rebeldes se hará cada vez más fuertes y se consolidará en muchos mundos y antes que nadie sé de cuenta, será tarde para el Imperio.
            Sentenciado el futuro de aquella forma fría y calculada por Molzer, se produjo un largo silencio en la habitación, iluminada tan solo por la luz que se reflejaba en la atmósfera de la Tierra. Daran observaba a través del gran ventanal lo que se extendía bajo sus pies. Podía ver el borde de aquella estación orbital con una de sus gigantescas puertas abiertas y algo más lejos el superdestructor con su gigantesca longitud, que se alargaba como un gigante junto a otras naves: algunos destructores estelares que orbitaban en aquel planeta azul. Pensó que con el Emperador muerto seguramente él era uno de los hombres más poderosos del universo conocido. Miles de naves, centenares de miles de soldados y millones de seres bajo su poder, único e indiscutible.
            Lentamente se giró hacia el consejero imperial que permanecía en pie en medio de la habitación. Aquel era el primer escollo que debería sortear.
            – ¿Y nosotros? ¿Qué nos sucederá ahora? – preguntó con malicia.
            – Tú eres el gobernante de estos territorios. Por designio directo del Emperador.
            – ¿Pero el Emperador ha muerto, verdad? – sondeó Daran, que comprendió que no tendría que sortear ningún escollo.
            Molzer asintió y se produjo otro silencio entre los dos hombres. Sabían perfectamente cuál que era lo que vendría a continuación. Cinco años habían estado trabajando conjuntamente y los dos podían leer perfectamente la mente del otro. La ambición les corrompía, el poder era ilimitado.
            – Y nuestro deber es proteger estos territorios. Incluso crear un Nuevo Orden aquí si es necesario.
            – ¿Con tu como Emperador…? – sugirió Molzer esgrimiendo una sonrisa.
            – Y tú a mi lado. Nadie nos podrá detener.
            – Es muy arriesgado. Incluso en estas circunstancias.
            – Tal solo especulaba – se apresuró a indicar Daran, aunque los dos sabían que no era así.
            – Especulemos entonces – retó Molzer cuya mente analítica ya empezaba a trabajar –. Para controlar todos los Nuevos Territorios se necesitan más naves, más hombres. ¿Y cómo sufragar todo ello? Y no podemos olvidar a Xabor.
            – Paso a paso – dijo Daran que se pasó la mano por el cabello pensativo –. Hay cientos de planetas bajo… nuestro control. También está la tecnología de los replicadores: comida, ropa, utensilios, todo ello sin pagar ningún crédito. También están los bastos complejos navales, como esta misma estación, por ejemplo. Y Xabor… ese sería un problema. Pero mucho menor de lo que podrías imaginar. Todo hombre tiene un precio. Incluso un guardia personal del Emperador…
            – Aun así es mucho territorio que controlar.
            – Se podrían abandonar planetas menos importantes o los más conflictivos. Consolidando un territorio más pequeño e inexpugnable. También podemos acudir a ciertos contactos y traer más soldados y naves. Hombres que vendrían a estos nuevos mundos en busca de riquezas y poder.
            – Siento decirlo pero aun así no lo veo muy claro. Se podría controlar algunos planetas durante un tiempo, pero a la larga no se podría mantener el yugo a tantos. Aún más complicado será mantener el nivel de reclutamiento necesario. Y por el otro lado, se tendría que realizar un gran esfuerzo por nuestra parte para convencer a la gente de esta galaxia de los beneficios que tendrán con el Nuevo Orden.
            – Ante tu temor, lo dejaremos en manos de un viejo amigo y mentor. El bueno de Wilhuff – dijo sentándose en uno de los sillones, su mente se aceleraba por momentos, nuevos planes, nuevas órdenes.
            – Creo que nadie, en su sano juicio, calificaría al Gran Moff Tarkin, como bueno – replicó Molzer sonriendo al recordar al ideólogo de lo que se llamó la Doctrina Tarkin: utilizar el terror como herramienta de gobierno para someter a los miles y miles de planetas del Imperio.


Laredo


            Lwaxana se quedó pensativa en su despacho tras escuchar lo que le había contado a Odo.
            – ¿Lo sabe Nerys? – preguntó tras un prolongado silencio.
            – Todavía no. Antes quería hablar contigo – indicó el condestable.
            La betazoide ya había notado algo extraño en su amigo durante el Festival de Gratitud. No podía leer su mente, pero conocía al condestable y sabía que algo le sucedía. En ocasiones la empatía que tenía era muy superior a la propia telepatía de su raza. Aunque nunca se hubiera imaginado algo parecido.
            – Mi pueblo se muere. No puedo quedarme con los brazos cruzados – continuó reafirmando lo que ya había dicho –. Les haré ver las cosas. Comprenderán. Pero el Consejo de la Federación prohibió proporcionar la cura del virus morfogénico a los Fundadores.
            – ¿Estás seguro de ello?
            – He de intentarlo – contestó tras meditarlo unos segundos.
            – Cuentas con mi apoyo. Como Lwaxana Troi y como Presidenta de la Federación y por tanto representante del Consejo – y tras esto abrazó a su amigo. Sabía que si había alguien capaz de convences a los Fundadores de cambiar era su testarudo amigo.


USS Pretorian

            El capitán Worf estaba sentado en el centro del puente, observando la pantalla principal sin ver nada en especial. Desde su misión en Soukara había tenido claro que era casi imposible que le dieran el mando de una nave estelar, cuando desobedeció sus órdenes y abandonó al agente cardassiano que trabajaba para la Flota que tenía que rescatar para salvar la vida a Jadzia. Ahora estaba al mando de una, pero aun precio demasiado alto: la Federación había tenido que ser invadida y la Flota derrotada. Pero era un guerrero y sus sentimientos no podían interferir en su trabajo. Aun así estaba preocupado por su familia. No sabía nada de sus padres que vivían en la Tierra, aunque sabía que su hijo Alexander estaba vivo y eso le tranquilizaba en parte. Precisamente estaba en aquel lugar de la galaxia para encontrarse de nuevo con él, junto a otras naves klingons que habían sobrevivido al ataque.
            – ¿Tienen algo sus sensores? – preguntó a su oficial de operaciones.
            – No señor. Nada – respondió la teniente Sarah Albert.
            – Manténgase alerta.
            Worf se relajó y observó de nuevo aquella nave. Jadzia hubiera estado orgullosa. En realidad lo estaba, o por lo menos lo estaba Ezri que tenía los recuerdos de su difunta esposa. Estaba satisfecho con la Pretorian. Al principio había tenido ciertos problemas con la separación del multi-vector de ataque, pero el equipo de diseño de Beta Antares se habían puesto a trabajar, solucionando el problema de ajuste en unos pocos días. El ordenador central también había dado sus quebraderos de cabeza, pero unos técnicos binarios de la USS Lagrange se habían ofrecido en la reparación y pronto aquello también estuvo solucionado. Lo que les había permitido acabar de acondicionar la nave o por lo menos completar algunas comodidades: como los holocubiertas y los camarotes de la tripulación. Dejando para más adelante los laboratorios y otros equipamientos. Tener las holocubiertas funcionando podría parecer un lujo en el gasto de energía y una distracción, pero como bien había remarcado Norel, también servirían para levantar la moral en aquellos momentos tan críticos para la tripulación: con sus mundos ocupados, sus familias amenazadas y sus compañeros caídos.
            La dotación también era mínima: el equipo médico se limitaba al programa médico de emergencia y el departamento científico era igualmente inexistente. Pero del resto de la tripulación no podía quejarse. Su primera oficial fabrini era magnífica: práctica y directa, sabía más de ingeniería que el ingeniero jefe. Que era un teniente elaysian voluntarioso e incansable, que en su anterior destino había sido responsable de los conductos de transferencia de energía. El oficial táctico también conocía bien su trabajo y se movía con soltura con los complejos mandos triples de los sistemas. Otro oficial excelente era Sarah Albert que ya se había destacado en la Academia como líder. Y aunque la rivalidad, o mejor dicho el odio que tenía hacia Wesley le hacían nublar su buen juicio, aún mantenía el listón alto. Desconocía el motivo de esa animosidad, pero esperaba que pronto la superara. Wes era otra buena pieza. Parecía que la edad le había calmado y los años de rebeldía, nerviosismo e ímpetu habían quedado atrás. Ahora era una persona calmada, muy espiritual y reservada. Mantenía el timón firme y con un buen control de la nave, incluso como activaban la separación de la nave, cuando la dificultad de multiplicaba por tres. Parecía como si hubiera entablado una conexión con esta, la cual ejecutaba difíciles maniobras a sutiles movimientos de Wes. Las pruebas que le había hecho pasar Albert muy pocos las hubieran superado, lo que había enervado aún más a esta.
            La Pretorian ya estaba lista para enfrentarse con cualquier situación.
            – Detecto emisiones de tachyones – informó Albert –. Se están acercando.
            – Desactiven el sistema de ocultación – ordenó Worf levantándose de la silla –. Alcen escudos, activen armamento. No quiero caer en una trampa.
            – Sí señor – respondió el oficial táctico el teniente Twordowski.
            – Abran comunicación. Aquí el capitán Worf de la USS Pretorian. A nave oculta, hemos venido para encontrarnos con la Ya’Vang y otras fuerzas klingons.
            Inmediatamente entre la negrura del espacio que aparecía la pantalla sé desocultaron varias naves klingons.
            – Contestan – indicó Twordowski.
            – ¡En pantalla! – exclamó el capitán sin poder ocultar sus impaciencia y ante sus ojos apareció el rostro de quien habría creído no volver a ver jamás.
            – Worf, es un placer – resonó la potente voz del canciller Martok, en cuyo rostro, tuerto durante su cautiverio del jem’hadar, reflejaba la alegría de encontrarse inesperadamente con un bien amigo –. Debía haberme imaginado que era difícil matar al hijo de Mogh.
            – Yo creía lo mismo de usted – replicó Worf lleno de alegría de ver a su amigo vivo.


            – Fue una masacre – explicó Martok bebiendo una jarra de vino de sangre que había traído al Pretorian. El encuentro con su camarada en la sala del transportador había sido estruendoso y aquella reunión no sería muy diferente –. Pero fue increíble Worf. Te aseguro que se escribirán canciones durante generaciones. Nuestras fuerzas estaban acorraladas, luchando con Qo’noS a nuestra espalda y entonces apareció. Jamás lo hubiera imaginado, Worf. Pero como si surgieran de las leyendas del pasado llegaron media docena de naves lideradas por Kahless. Sí Worf, apareció gritando en el puente de un pájaro de presa. El Inolvidable defendía el Imperio que fundó – sacudió la cabeza sorprendido aún por aquello y bebió la largo trago de su baso.
            » Se comunicó conmigo para decirme que abandonada la batalla y que continuara la lucha por él. Luego sus naves se lanzaron contra uno de esos grandes navíos y lo redujeron a cenizas. Se giraron hacia otro y así prosiguió la batalla. La gloria de Khaless ha resurgido y te aseguro que ese clon pasará a la historia por sus propios actos.
            » Con un puñado de guerreros logré salir del sistema escabulléndome entre los restos de la luna de Praxis. Desde entonces he intentado reunir el mayor número de naves supervivientes posible. Una de ellas fue el Ya’Vang y tu hijo me contó su encuentro con la nave capturada por Kira y el bueno del doctor Bashir. Me alegro que parte de la Flota pudiera reorganizarse. ¿Cuál es la situación, mi amigo?
            – Somos pocos, pero nos estamos reagrupando – respondió Worf intentando ser lo más honesto posible y explicó el operativo Omega y las órdenes que habían recibido de la presidenta Troi de reunir el mayor número de aliados posibles.
            – ¿La betazoide? Había oído que era algo excéntrica, y también que era una negociadora temible. Pero nunca imaginé que tuviera tanta determinación y coraje.
            – Creo que nadie se lo imaginaba – respondió Worf recordando sus encuentros a bordo de la Enterprise-D –. Por ahora se nos han unido un puñado de naves romulanas y mantenemos el contacto con la resistencia de Damar, que aunque mantiene un pulso con el legado Broca en cardassia, mantiene nuestra alianza como antes de la invasión. También se han unido los restos del Dominion liderados por Weyoun.
            – ¿Ese vorta rastrero? No creo que haya una rata más grande en todo el universo. Bien Worf, cuenta con el Imperio Klingon para continuar con la lucha – Martok alzó la jarra de vino –. Aún estamos reuniendo nuestras fuerzas, están dispersas, pero han sobrevivido un buen número de guerreros, pero ordenaré al general Tanas para que sea nuestro enlace en vuestra base. Libró una buena batalla defendiendo Khitomer, pero se vio superado por esos malditos cañones de iones. Nos hicieron trizas. Hemos de buscar la manera de contrarrestarlos.
            – Ya estamos trabajando en ello – replicó Worf.
            – Y ahora mi buen amigo, he de felicitarte por el mando de esta nave: una clase Prometheus. Es estupenda, te envidio. No hay una nave más adecuada para ti que esta, y que me disculpe la Defiant – le dijo con sinceridad y alzó de nuevo su copa.


Laredo

            La sala de conferencias estaba repleta de capitanes y responsables de departamentos de las naves de la flota, que esperaban a oír el informe sobre el Imperio. También estaban los comandantes romulanos, así como Weyoun y varios vorta y jem’hadars alfas recién llegados, que provocaron un revuelo entre los allí congregados. Uno de los ponentes era el comandante Data, que no era la primera vez que daba una conferencia, por alguna extraña razón estaba nervioso. En su ansiedad se preguntaba si lo haría bien, cómo resultaría su explicación para el resto de compañeros, si sería clara o se habrían perdido en las especificaciones técnicas.
            – ¿Está usted nervioso, Data? – le preguntó Archer, la oficial de inteligencia, sorprendida de la tensión que podía notar en el rostro del androide.
            – Ya no – contestó tras un brusco gesto con la cabeza, con el que también desapareció aquella expresión de nerviosismo al desactivar el chip emocional.
            – Pues comencemos – replicó esta y los dos, acompañados por Zola, un efrosian del grupo de inteligencia, subieron a la tarima. Data y Zola se quedaron atrás, mientras Archer se colocaba delante del atril adornado con el símbolo de la Flota.
            » Buenos días. Todos ustedes tienen una copia con datos adjuntos y gráficos de los informes que aquí les presentamos. Se ha elaborado en su mayor parte tras el análisis de la información que han recogido los sensores de las naves que han tenido contacto directo con el enemigo, tanto de la Flota Estelar, como de otras potencias. Así como del estudio del transporte que se logramos capturar. Este informe es preliminar y será sujeto a los datos que vayamos recogiendo más adelante.
            » Primero de todo queremos intentado ubicarles y averiguar quiénes son y que pretenden. Su origen lo hemos situado en la galaxia M11 o de Andrómeda, distante a 2.200.000 años luz – en la imagen que había detrás de la tarima se mostró un mapa con las regiones de la galaxia, levantando un murmullo entre los presentes al descubrir la gran extensión explorada que tenía esta –. Los registros indican que su historia se remonta a 100.000 años y actualmente sugalaxia está formada por millones de especies sensibles conocidas que habitan millones de sistemas, en su gran parte explorada está dividida en 10 granes regiones. Dado la clara similitud que existe entre su civilización y las que hay en la Vía Láctea nos lleva a aplicar en este caso la Ley de Desarrollos de Mundos Paralelos de Hodgkins. Se han practicado pruebas de ADN a los prisioneros, demostrando el paralelismo con los humanoides de clase 1 como los habitantes de la Tierra o eminianos. Lo que nos llega a sugerir la posibilidad de ancestros comunes o incluso la intervención de los Progenitores, cuyo mensaje fue descubierto por el fallecido doctor Galen en el 2369. Esto nos llevaría a suponer que estos salieron de nuestra galaxia y llegaron a la de Andrómeda o llegaron de esta, realizando los mismos cambios en los códigos genéticos en los mundos que encontraron.
            » Sobre la respuesta a que pretenden, creo que es suficientemente clara: conquistarnos. La información que hemos encontrado en los ordenadores de la nave capturada y de los diarios de a bordo, nos han mostrado que el Imperio es una potencia que abarca gran parte de la galaxia de Andrómeda, con millones de mundos bajo su control. La deducción hecha es que su naturaleza es represiva y violenta, llevando una política racista y xenófoga hacia las razas no humanas. Está dirigido por un Emperador: Palpatine, que dirige su tiránico régimen a través del terror y la represión que ejercen su ejército y su armada.
            » Parece ser que el Imperio se erige sobre lo que no hace mucho fue una República más democrática, donde cada planeta tenía representación en un Senado Imperial, que fue disuelto hace pocos años. Según los registros la que se denomina Antigua República estaba sumida en una gran decadencia, donde la corrupción se multiplicaba y el lastre de la burocracia aumentaba la injusticia social, desembocando en una devastadora guerra y en el caos. Entonces se instituyó su Nuevo Orden basado en el terror. Tienen una descripción extensa de su política que hemos extraído de la biblioteca del Persilla, así como datos exobiológicos y geopolíticos de la galaxia Andrómeda.
            » Ahora el comandante Data les transmitirá los datos técnicos.
            – Gracias comandante – replicó el androide que avanzó para dirigirse a la audiencia –. Tras el estudio del transporte capturado y de los datos recogidos hasta ahora, podemos indicar que nivel tecnológico es equivalente al de las grandes potencias de nuestra galaxia. Hay numerosos matices y diferencias, aunque globalmente son bastantes semejantes.
            » El estudio de sus motores e instrumentos podemos indicar que nuestro enemigo viaja a través de lo que ellos denominan el hiperespacio, una dimensión espacio-temporal donde sus naves superan la velocidad de la luz. Este está relacionado biunívocamente con el espacio real, por lo que cada planeta, estrella, agujero negro está asociado en esa dimensión adyacente, creando una sombra que ocupa el mismo lugar. En otras palabras, la dirección y presencia de los objetos en ambos planos es la misma. Provocando que el cálculo astrométrico tenga que ser muy preciso para no colisionar con estos.
            » Hemos llegado a la conclusión que el hiperespacio es muy parecido al transcurvatura utilizado por el borg y otras razas avanzadas, aunque en plano dimensional diferente. De esta manera el Imperio se puede transportar de un lugar a otro de la galaxia en un tiempo muy inferior al que tardaríamos a velocidades de curvatura. Esta tecnología parece haber ido simplificándose y lo que se utiliza en un multiplicador en sus motores para lanzar, literalmente, la nave a otra dimensión. Mientras que para poder trasladarse de una galaxia a otra utilizan una modificación muy concreta de sus sistemas de propulsión, capaz de lanzarles a otra fase de ese plano dimensional que acorta el viaje de manera sustancial.
            » Al desplazarse en una dimensión desconocida para nosotros, hizo que sus movimientos no pudieran durante los ataques que sufrimos, explicando su capacidad para moverse con rapidez de un lugar a otro de nuestros territorios. Ahora mismo estamos trabajando para adaptar nuestras naves para utilizar el hiperespacio. En sus padds tienen un informe adjunto con los diagramas de los motores del Persilla y bitácoras de los oficiales que capturaron y pilotaron la nave.
            » También hemos estudiado el nivel tecnológico de sus ordenadores, llegando a la conclusión de son algo inferiores. Utilizan matrices holográficas, mientras que nosotros utilizamos chips isolineares y packs de gel bioneural, por lo que su velocidad de proceso es relativamente inferior, así como su capacidad de almacenaje de información. En la que nuestras computadoras son claramente superiores, así como nuestros interfaces, como el LCARS que existe en la Federación y que tiene sus equivalente romulana y klingon. Su tecnología está basada mucho más en la especialización, aunque nos superan y en mucho en lo que se refiere a la inteligencia artificial. En este campo sus algoritmos y procesadores son mucho más sofisticados que la mayoría de los nuestros. El Persilla no es una nave de combate de primer orden, por lo que es posible que otras unidades más modernas tengan computadoras más sofisticadas. Lo que sí nos ha sorprendido de esa nave es su escaso nivel de automatización, por lo que podemos deducir que su tecnología es algo más rudimentaria.
            » Los tipos de sensores son relativamente similares, aunque nuestra resolución parece ser mayor que la suya a larga distancia. Los equipos estándar actualmente en la Flota pueden escanear hasta unos 16 años luz al utilizar el subespacio. Mientas que los del Persilla no superan unos pocos años luz, perdiendo eficacia y resolución a medida que se aleja de la nave. Como ya sabemos también tienen la capacidad de detectar naves ocultas, aunque según nos ha hecho saber el legado Damar esta tecnología hubiera sido transmitida por el entonces gul Broca desde cardassia, que a su vez fue cedida por el Dominion.
            » No hemos observado rastro alguno de utilización o presencia de tecnología de transportador ni de replicadores, incluso todo hace suponer que la desconocen completamente. Nos lleva a pensar esto el amplio, mucho mayor que nosotros, uso de las lanzaderas y naves de apoyo, así como naves pequeñas de abordaje utilizadas durante muchos de los combates que hemos presenciado. Aunque no dudamos que en breve puedan adaptar sus naves con toda esta tecnología.
            » Otro de los aspectos más diferentes que hemos encontrado es el uso masivo de robots, llamados por ellos droides. A bordo del Persilla hay numerosos tipos: desde sofisticados androides de protocolo o astrogración, a otros más simples para tareas de limpieza o mantenimiento. Incluso hay uno que simplemente es un generador de energía. Estos androides tienen procesadores muy sofisticados y los más complejos tienen claras características de personalidad: hemos encontrado algunos serviciales, otros antipáticos o indiferentes. Por supuesto esto viene determinado por la sofisticación de su tarea.
            » Ahora, el teniente Zola, les dará su informe sobre la capacidad táctica.
            El efrosian con sus cabellos y barba blanca se adelantó y tras observar a los oficiales que tenía delante, carraspeó para aclararse la garganta y empezó a hablar.
            – Ya que todos nosotros conocemos los resultados de la ofensiva de nuestros enemigo intentaré ser lo más escueto y directo posible – empezó a explicar con un tono pausado que siempre utilizaba –. Al igual que en las intervenciones anteriores se les han entregado datos, esquemas y gráficos en sus padds que muestran y amplían mi explicación.
            » Lo primero que queremos remarcar es que en el momento del ataque el Imperio parecía conocernos perfectamente. Estaban enterados de nuestro tiempo de respuesta, de nuestras tácticas, la localización exacta de nuestras bases, así como nuestros puntos débiles. Atacaron cuando menos lo esperábamos, cuando estábamos más débiles y con nuestras fuerzas más debilitadas tras la guerra contra el Dominion. Todo ello hace suponer que nos estaban observando desde hacía mucho tiempo. Tenemos fundadas sospechas que el actual legado Broca hace tiempo que trabaja para o con ellos y les ha facilitado información y tecnología. Esa cooperación parece ahora recíproca y está recibiendo gran cantidad de ayuda por parte del Imperio para poder mantenerse al frente de la Unión Cardassiana.
            » Analizando sus sistemas tácticos hemos encontrado una equivalencia con nuestra tecnología. Sus sistemas ofensivos tenían una potencia similar a la nuestra. Por ejemplo: sus armas pesadas que ellos llamaban turbolásers, parecen tener una potencia y rapidez de fuego de los cañones phásicos, como los que están equipadas las naves de la clase Defiant. Sus cañones lásers de menor potencia, en cambio parecen ser sus equivalentes con nuestros phasers y disruptores convencionales. También hemos observado que tienen armas de protones y de impacto, que podrían ser equivalentes a nuestros torpedos de fotones y cuánticos. Aunque en este caso, nuestras armas, al basarse en anti-materia, tienen una potencia y un alcance no igualados por el enemigo. Un arma en la que no tenemos equivalente son sus cañones de iones. Estos disparan descargas de partículas de alta energía ionizadas, que provocan estragos en nuestros sistemas electrónicos tras drenar nuestros escudos. Es un método diferente a los disipadores de energía que tienen los breen, aunque utilizan un concepto similar. El capitán Sisko de la Defiant y su tripulación está trabajando para poder desarrollar una contramedida efectiva basándose en la tecnología breen capturada.
            » Los sistemas de puntería son también algo más lentos que nuestros ordenadores. Parece ser que se basan más en la potencia y en la superioridad numérica, que en la efectividad de cada disparo. Un ejemplo está en sus naves más grandes, identificados como destructores estelares de la clase Imperial, que tienen un total de 120 puntos de fuego, entre cañones turboláser y de iones. Las naves de la clase Galaxy poseen 11 trincheras phaser y tres lanzatorpedos; mientras que la clase Akira tiene 5 trincheras phaser y hasta 15 tubos lanzatorpedos.
            » Sus sistemas defensivos al igual que los nuestros están basados en escudos de energía. La diferencia substancial de estos escudos radica en que la mayor parte de las razas que conocemos tiene escudos globales. En cambio el imperio ha desarrollado una protección por placas. De esta manera puedes aumentar la potencia de parte del escudo allí donde más necesidad tenga. Igualmente dejan desprotegidas otras partes de la nave o nos podemos encontrar en casos en que parte del casco aun tenga escudos alzados y otra ya hayan sido eliminados.
            » Hemos identificado diversas tácticas de combate. Parece ser que utilizan sus grandes naves como línea central en la batalla dejando a las más pequeñas como piquetes exteriores. Y como ya he indicado se basan en su mayor potencia de fuego, por lo menos numérica, para dominar el espacio del combate. Debido sobre todo a nuestra superioridad en el alcance y potencia de nuestros torpedos suelen acercarse mucho a nosotras naves y entablar duelos cercanos. Por ahora su mayor ventaja ha sido sus cañones de iones. Estos eran los primeros en abrir fuego y tras debilitar o neutralizar los escudos y sistemas electrónicos, sus baterías turbuláser entraban en acción, aniquilando al objetivo sin sus defensas. Otra técnica empleada en la mayoría de batallas ha sido el abordaje de estos navíos a la deriva utilizando lanzaderas y soldados con escafandras fuertemente armadas. O atraer su objetivo con un rayo tractor hacia el mismo costado de la nave e iniciar así el asalto. Eso nos está induciendo a pensar que están cogiendo muchos prisioneros.
            » También hemos podido ver que el Imperio utiliza pequeños cazas de combate de apenas 6 a 10 metros. Estos están relativamente armados, tienen una gran maniobrabilidad y velocidad de impulso, pero carecen totalmente de escudos. En muchos combates se ha visto la facilidad de destruirlos programando nuestros controles de tiro con sus vectores de velocidad y dirección.
            » En sus padds hay una relación de las naves utilizadas por nuestros enemigo con las estadísticas y las características que hemos obtenido. Como verán las dimensiones varían mucho: desde un superdestructor de 18 kilómetros de largo, hasta lanzaderas de asalto y otras naves de diferentes tamaños. Como ha indicado el comandante Data, necesitan un alto número de individuos para sus dotaciones, lo que nos ha llegado a deducir que tienen un nivel muy inferior al nuestro en el grado de automatización de sus naves.
            » Por ejemplo: el destructor de la clase Imperial tiene entre 37.000 formas de vida. Por tamaño, 1.600 metros de largo, se puede equiparar con los pájaros de guerra romulanos de la clase D’deridex, con una longitud de 1,041 metros, tienen unos 1.500 tripulantes de media. Otras naves más antiguas son los destructores clase Victory, con 900 metros tienen 7.000 tripulantes. O los cruceros pesados Dreadnaught con 600 metros, se han detectado cerca de 16.000 formas de vida. Equivaldría en longitud a una nave de la clase Galaxy, que tiene 1.000 tripulantes y puede evacuar a 15.000 seres.
            » Todos estos datos han sido confirmados parcialmente con el estudio de la información que había a bordo del Persilla y de la misma nave. Podemos aventurar que sus sistemas electrónicos están menos automatizados, por lo tanto también son menos fiables que los nuestros. Aun así no quisiera exagerar y estas hipótesis son meras especulaciones que deberán de ser comprobadas a medida que vayamos conociendo más datos sobre el enemigo, su tecnología y sus naves.
            » Finalmente me gustaría dar una advertencia importante. Aunque su tecnología parezca más simple, no hemos de olvidar que el Imperio nos ha vencido a todos en sucesivas batallas. Muchas gracias.


Nueva Fabrina

            La capitana Breeder, antigua responsable de la Base Estela 276 y actual líder de la resistencia de su mundo, estaba leyendo en el apartamento que ocupaba en el centro de la capital los últimos informes que habían llegado de su grupo de resistencia. Desde que se había iniciado la ocupación no se había quedado simplemente escondida, sino había creado una pequeña red en el sistema y fuera de él, al mismo tiempo que recogía toda la información que podía sobre el imperio. Lo primero fue crear una infraestructura para ocultar a perseguidos: profesores universitarios, políticos o cualquiera que fuera susceptible de ser arrestado, junto a sus familias, y sacarlos del planeta si era necesario. Para ello contaba con la colaboración de varios cargueros civiles que ya trabajaban en el sector y con cuyos capitanes Breeder sabía que podía confiar. Entre ellos, aunque pudiera parecer inverosímil, el DaiMon Tarr y su morauder ferengi. Este era además su mayor fuente de noticias del exterior, cuyos datos le había permitido completar una visión bastante exacta y global de lo que había ocurrido en la Federación.
            Por ahora se había limitado a estudiar la tecnología y tácticas de sus enemigos, infiltrándose en la guarnición simulando la colaboración de reducido gripo de sus conciudadanos, que habían proporcionado mucha y valiosa información. Quería conocer bien al gobernador del planeta, el general Garbi, del que ya sabía sobre su afición por el lujo y ciertas hembras de su galaxia. Con el tiempo era posible que pudiera corromperle o por lo menos averiguar sus debilidades y usarlas contra él. Por si era necesario también había planeado, junto a su oficial de seguridad Oisle, el asalto a sus instalaciones. Aunque esa opción era en caso extremo, ya que esa acción solo conllevaría el sufrimiento de su pueblo y la destrucción de su reconstruida civilización. Gracias a sus espías, sobre todo en su antigua base estelar, que había sido reparada y puesta al servicio del Imperio, conocía las naves enemigas que patrullaban el sector, por lo que sí estaba sopesando seriamente el apoderarse de una de ellas. Por ahora su embrionario plan consistía en abordarla lejos del sistema para no levantar sospechas. Por lo demás se resistía a realizar cualquier otra provocación, incluyendo pequeños sabotajes que pudieran generar represalias sobre la población civil, limitándose solamente a esporádicas pintadas para animar a estos a resistir y evitar que la moral se hundiera entre su pueblo.
            Una de las cosas que sí había hecho era ponerse en contacto con el gobierno del poblado Daran V para coordinar sus esfuerzos y organizar la resistencia del sistema contra el invasor. No había sido difícil a pesar que los shesshran eran una especie aviar, agresiva y altamente individualista, pero como comandante de la Base Estelar 276 conocía a la mayoría de líderes por lo que pudo convencerles, no sin un gran esfuerzo de convicción, que lo mejor que se podía hacer en aquel momento era mantener las apariencias para no provocar al Imperio. Para ello les había mentido al decir que estaba en contacto con la resistencia de la Flota Estelar, pero sabía que esta existía y tarde o temprano contactarían con ellos. A su favor contaba que ella fuera una fabrini, cuya civilización los shesshran habían ayudado a asentarse tras la llegada de la Yonada un siglo atrás. Al principio estos se habían resistido a que otra raza colonizara su sistema, pero todo ello había cambiado al descubrir, en los archivos del ordenador de su nave asteroide, que sus antepasados habían dado permiso a los ancestros a colonizar Daran IV una vez llegara a su destino. Desde entonces ambas culturas convivían en armonía y se habían creado muchos lazos de amistad entre ambos.
            Poco después de contactar con los líderes shesshran se inició la construcción de una serie de plataformas orbitales armadas alrededor del planeta, cuyos turbolásers estaban orientados hacia la superficie. Su única función por tanto era controlar a su importante población. Y no era el único lugar, sabían que otros planetas como Selay, Omega IV o Mizar II, se habían construido instalaciones idénticas. Parecía que era el procedimiento estándar de ocupación para mundos de baja prioridad o Clase C, como sabía que les había denominado el enemigo. En la moderna mitología fabrini eso equivaldría el instrumento de obediencia que tenían implantado a bordo de la Yonada y que estaba controlado por el Oráculo. En aquel momento los cinco mil millones de habitantes de Daran V vivían bajo el yugo permanente de la aniquilación. Se había enterado que Nueva Fabrina había sido declarada de Clase B, un lugar susceptible de imperialización. Eso significaba que el planeta sería colonizado y utilizado por sus nuevos ocupantes, de quienes ya sabía que tenían la intención de alzar varias factorías donde construir naves espaciales de la compañía Sienar. Se habían requisado terrenos y por la extensión de estos sospechaban que una vez finalizada empezarían a fabricar cazas TIE y lanzaderas clase Lambda y Sentinel. La ubicación no era aleatoria, ya que en el campo de asteroides del sistema se podía encontrar duranium, que usan para la construcción de los cascos de sus naves de guerra y en cuyas minas ya se habían empezado a ampliarse para aumentar la producción. También sospechaba que la fama fabrini de artesanos laboriosos y eficientes hubiera ayudado en aquella decisión.
            Ahora que estaban organizados y asentados quería enfocarse en buscar al resto de la Flota Estelar. Estaba rastreando el subespacio buscando algún indicio, una pista que la llevara hasta sus compañeros para unirse a ellos en la lucha contra el Imperio. Pero era paciente y disciplinada, como cualquier fabrini, así que no tenía prisa. Ya llegaría el momento de unirse al resto de los que luchaban por la libertad.


Continuará…

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