Las
precuelas de Star Wars se desarrollaban en una época más pacífica y próspera
que la trilogía original. Por lo que la tecnología de la era de la Antigua
República se encontraba en su máximo apogeo y esplendor, demostrando un lujo y refinamiento
no visto antes. También era acorde a los cambios técnicos que habían sufrido
los efectos visuales desde 1983. Y el máximo exponente serían las naves de la Casa Real de Naboo, con el
aspecto más vistoso de la saga. Contrastando con la decadencia e
industrialización de la trilogía original, una época oscura donde la galaxia
estaba librando una guerra civil y llevaba años sumida en un continuo conflicto
desde la Guerra Clon, ya mencionada en el Episodio
IV: Una nueva esperanza, con el siguiente alzamiento del Imperio y la
consolidación de su máquina militar. Viéndose claramente en Han Solo: Una historia de Star Wars, donde nos presenta una Corellia
construyendo frenéticamente naves de combate. Así el elegante diseño de su
casco cromado, se diferenciaba con lo visto hasta entonces, casi todas naves
militares como los destructores clase Imperial o los cazas rebeldes Ala-X, o el ya desvencijado YT-1300 Halcón Milenario.
Una
de las primeras ideas para el yate de la Reina Amida era un velero solar. De
manera que cuando este saltaba al hiperespacio las velas se plegaban y este aceleraba hasta desaparecer entre
las estrellas. Siendo un concepto que estuvo muy cerca de ser aprobado, hasta
que George Lucas decidió que quería una nave más elegante con el casco cromado.
Y aunque no se vio en pantalla en el Episodio I: La amenaza fantasma, el
velero solar fue recuperado para crear el transporte que el conde Dooku usaba
para dejar Geonosis. (1)
Tras
derivar la idea a un casco cromado, inspiración derivada de los adornos del
capó de los automóviles de la década de 1950, se buscó un diseño más
aerodinámico. Doug Chiang, responsable del diseño del Episodio I, entonces
elaboró varios bocetos basados de aviones supersónicos, pero no eran lo
suficientemente regios. Estos aun contenían cañones láser defensivos, una idea que debió de suprimirse al
desarrollar a Naboo como un planeta pacífico. También intentó una configuración
alternativa, similar al cuerpo de los calamares, para jugar con la naturaleza
acuática del planeta. Pero a Lucas tampoco le convencía.
El
resultado final tiene una líneas cuyo fuselaje tiene forma de daga, muy similar
al avión de reconocimiento de gran altura Lockheed SR-71 Blackbird, de estructura alargada y puntiaguda, con dos potentes motores
y alas pequeñas, diseñado para alcanzar la velocidad de Mach 3.
El
crucero diplomático visto al inicio del Episodio II: El ataque de los clones,
seguía el mismo patrón de casco cromado. Pero se quería mostrar las
consecuencias de la invasión de la película anterior, por lo que sus líneas
eran más agresivas, tenía más motores y por tanto mayor velocidad, además de poder llevar cazas de escolta. Los
primeros diseños siguieron la misma forma alargada e aerodinámica de su predecesora,
pero se le añadieron grandes alas en los costados, alterando su estética. Notándose
la influencia de los bombarderos furtivos de Northrop Grumman B-2 Spirit o del prototipo de 1947 Northrop
YB-49, ambos con alas volantes en forma de Delta.
La
segunda nave cromada vista en el Episodio II: El ataque de los clones
era una versión más elegante, que tiene la misma forma, pero más refinada, de
uno de los bocetos preliminares para el primer crucero real.
El
esquife estelar visto al final del Episodio III: La venganza de los sith,
seguía el mismo diseño alar en forma de Delta que el crucero diplomático, pero
visiblemente más pequeño. Tenía una estructura superior como módulo de pilotaje
y las alas estaban situadas en la parte central del fuselaje, con los motores
visibles y colgando de estos, dándole un aspecto menos regio que las anteriores
naves reales, y sí más industrial. Además el casco, aunque estaba cromado, no
tenía el brillo de las otras naves.
El
interior, al igual que el exterior, también debía mostrar una apariencia más
avanzada y elegantemente decorada. De esa manera los controles del piloto eran
más tenían pantallas para mostraban los sistemas y estado de la nave. Lo que
contrastaba con simples y arcaicas palancas y botones luminosos que habíamos
podido ver en la cabina del Halcón Milenario. Claro que se nos
advertía, desde la primera vez que apareció en pantalla, que parecía una
chatarra. Mientras que las estancias interiores tenían la elegancia digna de
los soberanos, como en el caso de los reyes electos de Naboo.
Los
cazas espaciales siempre han sido parte de la iconografía de la saga, como el esbelto Ala-X rebelde o los siniestros TIE imperiales. La nueva
trilogía arrancaba en un planeta con una tecnología de una época más elegante,
por lo que todos sus vehículos debían de tener una estética acorde. Los
primeros bocetos mostraban cazas angulosos que recordaba a la trilogía
original, pero pronto se decantó por un desarrollo más redondeado, así como
incluir alas en su estructura.
En
un momento del desarrollo se jugó con la idea de una nave tipo planeador, pero con
una gran aleta vertical pivotando su eje central, y que rotaría horizontalmente
para aterrizar. También contaba con unas paletas de timón trasero y un módulo
alargado sobre la carlinga del piloto. Y aunque la idea se desechó (por suerte)
en el fuselaje de este diseño ya se puede apreciar la forma definitiva de los
cazas de Naboo.
Finalmente
se decidió que el caza debería ser una versión más pequeña e igual de artesanal
de las naves reales. Se mantuvo la una forma aerodinámica, suavizando sus
curvas, aunque en la versión definitiva se suprimió el módulo lanzacohetes que estaba
suspendido sobre la cabina para hacerla menos agresiva y más acorde al
pacifismo de la sociedad que representaban.
Notas de
producción:
(1) Este concepto
se utilizó en la nave solar bajorana
en el capítulo Explorers (DS9, 3.22) de la serie Star Trek Deep Space Nine, emitido en 1995. Teniendo en cuenta que
la película es de 1999, es posible que esta nave, una de mis favoritas, fuera
la inspiración de esta idea.
Ll. C. H.
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