Dentro de los universos o sagas de ciencia-ficción suelen
existir muchos elementos fantásticos que conforman las características de ese
lugar imaginario. Pero dentro de esos elementos fantásticos creo, y esta es una
opinión personal, que cuanta mayor coherencia y realismo exista, más
interesante y atrayente pueden resultar ese mundos ficticios. Obviamente sin
olvidar la inherente coherencia interna en toda historia.
Puede que el relato sea de ciencia-ficción o una
space-opera, pero sí los elementos que aparezcan en este son creíbles (dentro
de los elementos fantásticos que narre la historia), hacen que la trama sea
plausible e incluso puede hacer que esos elementos fantásticos tomen mayor
interés. Un ejemplo de ello podríamos tenerlo en ‘Canción de fuego y hielo’, donde George R. R. Martin juego con
mundo: Poniente y el resto de continentes, muy realistas, donde las relaciones
políticas y comerciales son totalmente creíbles, así como las relaciones
humanas, pero que está plagado de elementos fantásticos: arcianos, dragones,
lobos uargos o magia, encajando perfectamente en su magistral puzle literario.
Y dentro de los elementos que podemos encontrar en las
historias de ciencia-ficción son las naves espaciales. Su aspecto, tamaño o
equipamiento empleado en ellas pueden dar una idea del nivel tecnológico o el
estatus de evolución de las sociedades o culturas a las que pertenezcan. Pero
en pocas ocasiones los datos o características de las naves se mencionan en los
diálogos o aparecen en pantalla, por lo que la responsabilidad de ofrecer los
datos recae en los desarrolladores de juegos o libros técnicos y no en la
imaginación de quien creó dicho universo.
En Star Trek esta parte del universo la desarrolla el
propio equipo de producción como ya he mencionado en este blog. En Star Wars
hay varios libros específicos de naves, pero el primero en el que pude ver este
tipo de información técnica y la historia del desarrollo de sus naves, fue en
el juego de rol de West & Games,
publicado en España por Joc Internacional.
En este universo parece que las naves cuanto más grandes y devastadoras, mejor.
Empezando por el Superdestructor aparecido en ‘Star Wars V: El Imperio contraataca’, hasta el pesado acorazado
espacial clase Eclipse de la serie de cómics ‘Dark Empire’. O el acorazado clase Assertor diseñado por el fan
Ansel Hsiao y que apareció en el libro ‘The Essential guide to warfare’ haciéndolo parte del canon de Star Wars. En
otros universos la información es más misteriosa: posiblemente originaria de los
propios fans y en algunos otros simplemente es inexistente.
No siempre los datos que existen nos pueden parecer
realistas, pero hay ocasiones en las que la intención es lo que cuenta. Ya que en
muchas otras veces los autores o guionistas este realismo no les parece interesante
y supeditan su mundo a su fantástica imaginación o al dramatismo de la
historia. Pero creo que no usar o simplemente saltarse las bases de ese mundo
creado, es un error de coherencia y al final impide que este se desarrolle de
una manera menos efectiva.
Personalmente buscar esta coherencia me resulta todo un
ejercicio de inventiva, como creo que ha ocurrido en algunos de las fichas de
este blog y en las del libro ‘Star Trek. Guía de naves estelares’, pero también
es parte precisamente de la diversión de escribir los textos.
Ll. C. H.
Notas de producción:
Quisiera agradecer a Rafita Oscurevamp y a Josep Ciurana
Sauri que me enviaran las imágenes que acompañan este pequeña entrada y que me
han servido de excusa para escribirla.
Personalmente creo que el tamaño de las naves es una muestra de la falta de creatividad y estudio de los desarrolladores/productores/guionistas. Star Wars sentó un precedente con su primera entrega. Y Hollywood solo copia lo que funciono una ves. Para las que siguieron las naves debería ser más grande para conseguir el mismo impacto que la primera. En el universo Trek, sucedió algo similar con V´ger luego de eso todos los villanos tienen naves gigantescas con un poder devastador enfrentados a la nave de la federación de turno. Aun en la nueva linea de tiempo, con las dos ultimas película ocurre lo mismo. La historia a demostrado que más grande no es más poderoso. Con tan solo un ejemplo alcanzaría. El acorazado Yamato del imperio del Japón en la Segunda Guerra Mundial. El mayor acorazado de de la historia con poder de fuego de destruir la flota enemiga sin que esta estuviera a la vista. Fue destruido por un arma mas moderna y pequeña: un portaaviones y sus aviones. Por eso afirmo lo primero. El gigantismo de las naves estelares no solo parece insustentable, sino que innecesario.
ResponderEliminarCoincido en que a mayor tamaño, más espectacular, pero menos realismo. Aunque una nave grande permite ser mucho más versátil que una Defiant o un Halcón Milenario como indica el Capitán Riker. En el caso de Star Trek la nave era en realidad una excusa para ir de un lado a otro y aunque se prestó cierta atención en lo tocante al realismo, tampoco creo que fuera lo más importante. Y como dinámica el resto de series de la saga han seguido haciendo lo mismo. Realista sí, pero si el dramatismo lo requiere, se adapta.
EliminarEn el caso de lo que hablabas sobre el Yamato. Cierto que tanto este como el Bismarck o el HMS Prince of Wales fueron hundidos por la nueva arma que era la aviación, también es cierto que esta puede ser contrarrestada con las tácticas adecuadas. Un interesante tema para desarrollarlo en otra entrada del blog.
Estoy de acuerdo contigo,particularmente a mi me gustan mas las naves pequeñas y maniobrables al estilo USS DEFIANT o el Halcon milenario.
ResponderEliminarSupongo que cada tamaño tiene su utilidad. La del destructor clase Imperial es intimidar. La Enterprise-D tener espacio para explorar y la Defiant para luchar (los asuntos delictivos del Halcón Milenario lo dejamos por motivos de censura imperial...)
EliminarPersonalmente me encanta la Defiant, tal vez mi nave preferida. Pero otras más grandes también me gustan.
¿Entonces, dejándo la espectacularidad y dramatismo de lado, y enfocándose exclusivamente en el realismo, es realista una nave grande, si, no, o depende, a veces si a veces no, según las circunstancias?
ResponderEliminarEn todo caso supongo que un portaaviones espaciales tiene sentido, que tan grande sería, es cuento aparte, pero supongo que es útil una nave que transporte a las naves caza.
Bueno, me gustaría aclarar esas dudas sobre que tan realista es una nave grande.
Si intentamos ser realistas, una nave gigantezca tiene un primer problema de construcción: Los materiales deben ser llevados desde algún planeta, ascendidos hasta el "astillero espacial" y recién allí ensamblados. En Star Trek ni la más grande nave Borg ni las estaciones espaciales se acercan ni un poco al colosal, cuasi monstruoso tamaño de las naves de Star Wars que llegan a medir el tamaño de ciudades completas (17 km del crucero clase Eclipse) o incluso pequeñas lunas (considerando las estrellas de la muerte). Esto implicaría cientos de miles de personas "trabajando" en ellas... y la realidad es que no queda claro para qué (porque no son fábricas, ni tienen suficientes naves de ataque dentro de ellas... y la lista sigue). No hay dudas que son fabulosas para mostrar... pero creo que con un crucero estelar como "el gran gigante" era suficiente y tenía sentido e incluso hasta sería "factible" construir alguno (nuevamente suponiendo que pudiese trasladarse semejante cantidad de material). En Star Trek las naves realmente grandes son en realidad estaciones científicas y/o militares con "astilleros" que se encuentran en lugares específicos y muy distantes con objetivos estratégicos.
ResponderEliminarPor último, debo aclarar que ambas sagas me fascinan... Star Trek con sus permanentes cuestionamientos socio-culturales y éticos contados con una historia entretenida (racismo, machismo, discriminación, etc. etc.) y Star Wars con sus cuentos de Reyes, Druidas, Brujos y misticismo y que nada tiene que ver con un futuro posible que nos deja soñar como niños si nos dejamos llevar.